Como en las películas del lejano oeste, Boston se convirtió ayer en una ciudad fantasma en la que la gente apenas se asomaba a la calle y en donde la mayoría de los negocios se mantuvieron cerrados, mientras miles de policías buscaban en un suburbio al sospechoso del atentado. En el centro de la ciudad, las calles apenas tenían tráfico y los pocos peatones que se dejaban ver caminaban perdidos o apurados, con el sonido de sirenas como telón de fondo.
"Quédense en sus casas y no abran la puerta a nadie salvo que sea un policía adecuadamente identificado", declaró el gobernador Deval Patrick, en una orden mayormente respetada por la población de la principal ciudad de Massachusetts (noreste de Estados Unidos). Las autoridades también pidieron a las tiendas no abrir, por lo que la actividad comercial estuvo paralizada. "Disculpas, estamos cerrados", se podía leer en papeles escritos a mano en la puerta de las tiendas de Stuart Street, una zona habitualmente animada, con varios restaurantes y lugares de cómida rápida.
Buscado. En la entrada de algunos hoteles se había colocado una pizarra con la fotografía de Dzhojar Tsarnaev, el joven de 19 años sospechoso del atentado del lunes en la maratón de la ciudad que en ese momento seguía prófugo luego de que su hermano Tamerlan fuese abatido. "Esto es increíble, no sabemos qué hacer y no pudimos cambiar nuestro pasaje", decía en la calle con desesperación Ana, una turista colombiana, mientras buscaba un lugar donde comer.
Ayer, Boston no tenía trenes, colectivos ni metro, luego de que las autoridades suspendiesen esos servicios para cortar posibles vías de escape a Dzhojar Tsarnaev. "Por pedido de las autoridades locales, y a raíz de la actividad policial en marcha, el servicio Amtrak Acela Express y regional del noreste quedó suspendida de manera indefinida en el área de Boston", indicó la compañía de ferrocarriles en un comunicado. La empresa de autobuses Greyhound, la más grande de Estados Unidos y que conecta a todo el país, había anulado 22 servicios hacia las 13 horas locales (las 14 de la Argentina), indicó a la AFP Tim Stokes, responsable de relaciones con los medios.
Bloqueo total. El aislamiento intentaba ser aún más importante en Watertown, donde se concentraba la actividad de más de 9.000 policías que buscaban capturar al sospechoso. Las autoridades prohibieron el tráfico vehicular hacia y desde ese suburbio y sólo los cientos de periodistas, fotógrafos y camarógrafos que cubren los acontecimientos estaban autorizados a moverse por la calle. Sin embargo, entre camiones blindados y decenas de patrulleros, allí se veían más curiosos que en el centro de Boston.
La noche fue larga para los 33.000 habitantes del suburbio, que siguieron desde sus casas el operativo de la policía en el que murió uno de los sospechosos. "Mi novia creyó oír vehículos de policía, pensé que estaba sugestionada por Zero Dark Thirty (la película). Pero vi muchos autos y escuché una suerte de explosión, probablemente una granada", explicó Jonathn Crespo, habitante de Watertown. "Tuve mucho miedo. Realmente no me esperaba eso", agregó. Otra habitante del barrio, Yvonne Alaykib, relató los tiroteos que resonaban en la oscuridad: "Era como un combate, no se detenía, daba miedo", aseguró.