La internación de la presidenta de la Nación, Cristina Fernández, y el anuncio del gobernador Antonio Bonfatti sobre su intención de reformar la Constitución local fueron los dos únicos episodios que generaron algo de adrenalina política en el medio de una campaña electoral soporífera y sin ideas fuerza.
A 21 días de las elecciones no parece haber surgido en el escenario provincial un episodio lo suficientemente crucial como para mover el curso de las aguas, demasiado calmas ante la cercanía del proceso electoral definitivo que, además de la foto instantánea respecto a la futura conformación de la Cámara de Diputados de la Nación y del Concejo Municipal rosarino, comenzará a delinear los formatos para la sucesión en la Casa Gris y en el Palacio de los Leones.
Hermes Binner volverá a ganar los comicios del 27 de octubre sin despeinarse demasiado. La comodidad del resultado en primarias y las proyecciones de las encuestas le permiten al líder socialista esbozar una campaña part time: además las interminables recorridas por la geografía santafesina, se dio tiempo para repetir apoyos en provincia de Buenos Aires a los postulantes del frente, que no logran hacerles cosquillas a las listas del peronismo encabezadas por Sergio Massa y Martín Insaurralde.
Sabe Binner que si bien quedará validado en las urnas como para proponerse integrar la grilla de presidenciables para 2015, ninguna candidatura nacional tendrá reales chances de ganar si no consigue anclar en las populosas arriadas conurbaneras.
La sucesión. Ese dilema es el que hace pensar a algunos analistas (y a muchos dirigentes del socialismo) que Binner podría en algún momento intentar volver a la Gobernación santafesina. Hace un año, el propio ex gobernador reveló que "(Antonio) Bonfatti podría ser muy atractivo para la política argentina", dándole entidad de postulante a la Presidencia. Por ahora, es sólo una especulación.
En el campamento de Miguel Del Sel aceleran los tiempos y aseguran que han acortado diferencias. "Estamos diez puntos abajo de Binner, pero creciendo mucho. No se olvide que todos los encuestadores, siempre y en todas las circunstancias, nos dieron abajo en los números. Y siempre se equivocaron", dijo a LaCapital un operador porteño del ex Midachi con sondeos en la mano.
Del Sel recorre barriadas, juega al fútbol, participa de eventos sociales y deportivos. Allí es donde mejor se instala su candidatura, en el contacto mano a mano con los electores. El déficit está enclavado en una propuesta de gobierno que si bien es hacia futuro ya debería encarnar en el referente de Unión PRO.
Jorge Obeid hace lo imposible por remontar una campaña previa en primarias que fue desorganizada y sin demasiados atractivos. El tercer lugar en el quedó anclado el dos veces gobernador es una empírica demostración de la debacle del PJ santafesino, que parece haberse acostumbrado a perder elecciones y a —lo que es peor— conformarse con el tercer lugar en la tabla.
El ex titular de la Casa Gris se reunió en Buenos Aires con la presidenta de la Nación, a quien le pidió que esté de cuerpo presente en la provincia antes de las elecciones. Nada garantiza que Cristina eleve las chances de la lista del Frente Para la victoria, pero, al menos, serviría para movilizar al abanicado frente interno del peronismo, dividido en fracciones hasta el paroxismo.
"No creo que perdamos mas votos. El 21 por ciento que logramos en la primarias es el núcleo duro del sufragio kirchnerista. Tampoco nos hacemos demasiadas ilusiones respecto al crecimiento electoral en tan poco tiempo", admitió a este diario un integrante de la nómina.
Al margen de los derroteros de la campaña, Obeid fue el primer peronista (y casi el único) en plantarse frente a la declamada intención de reforma constitucional que hizo Bonfatti. El gobernador —discretamente y en silencio— ya se había ganado la luz verde de un grupo de legisladores justicialistas, en un capítulo más de su exitosa tarea como encantador de serpientes de la oposición.
Al recordar que él también proyectó reformar la Constitución santafesina, y que los principales opositores estuvieron en las filas del socialismo y del radicalismo, Obeid consiguió bajarle un poco de brío a la intentona oficialista, al menos hasta que pasen las elecciones del último domingo de octubre.
Bonfatti reunirá tras los comicios a dirigentes partidarios con representación legislativa, tratando de adquirir un tigre de papel que lo mantenga políticamente activo antes de la transmisión del poder. Al margen de los "nuevos derechos" que el socialismo intenta promover como anzuelo para la reforma, el verdadero numen de la iniciativa girará y despertará polémicas alrededor de la reelección para el gobernador y vice.
Límites necesarios. Debe decirse que ninguna reforma será suficientemente justificada si no contemplase un límite para los mandatos en las Cámaras que derrame hacia los Concejos municipales. Bonfatti se mostró partidario de avanzar en la cuestión pero sabe que no serán pocos los que querrán mantener los cargos vitalicios que siempre se alojan y esconden en las boletas sábana.
Para evitar tirrias y rebeliones radicales en el interior del Frente Progresista, el gobierno ha decidido no instalar en las conversaciones lo que sí fue parte del proyecto original de Binner: la unicameralidad. Sin embargo, cuesta creer que un proceso reformista de la Carta Magna no involucre una profunda discusión y debate sobre la utilidad de mantener dos Cámaras y respecto de la modificación de la representatividad. Rosario tiene el mismo peso en el Senado que un departamento de menos de 20 mil habitantes. Un dislate.
La campaña a concejal también transita un andarivel poco furtivo. Miguel Cappiello logró una mayor instalación en cuanto a su grado de conocimiento y pretende revertir la derrota que sufrió en algunos barrios con Héctor Cavallero. "Estamos entre el 28 por ciento y el 30 por ciento de intención de voto. Vamos a volver a ganar y a terminar otra vez con el discurso de «las dos ciudades» que se plantea desde la oposición", dijo ayer a LaCapital un funcionario municipal.
Cavallero, Jorge Boasso y Anita Martínez deberán en las semanas que restan posicionarse como alternativa real y, para eso, conquistar votos entre los rosarinos que dividieron voluntades entre demasiadas opciones. Esa dispersión siempre termina favoreciendo las chances del oficialismo municipal.
Hasta tanto no aparezca un trébol de cuatro hojas capaz de alterar el curso de las cosas, la campaña seguirá convertida en un deja vu.