El petróleo y gas convencional atraviesan un declino estructural en Argentina pero siguen siendo estratégicos para garantizar el abastecimiento interno, proteger el empleo y sostener la economía regional, según advirtieron expertos en un webinar organizado por el Instituto de Energía de la Universidad Austral.
La actividad contó con la participación de Emilio Nadra, Adolfo Storni y Nicolás Arceo, y fue moderada por Roberto Carnicer, director del Instituto. Los especialistas destacaron que, aunque el desarrollo del petróleo y gas no convencional, principalmente en Vaca Muerta, permitió revertir parcialmente la caída general de la producción, el convencional aporta más del 50% del crudo necesario para el parque de refinación local, especialmente crudos pesados imprescindibles para la producción de gasoil.
Además, en Chubut y Santa Cruz representa entre el 8% y el 13% del empleo privado formal, con salarios muy superiores al promedio nacional. Su continuidad también sostiene economías regionales monodependientes, mantiene infraestructuras existentes y protege un entramado social sin alternativas productivas equivalentes.
Alerta importación
Los expertos señalaron que la producción convencional cayó un 39% en petróleo y un 38% en gas en la última década. La inversión se vio afectada por la caída del precio internacional del crudo, el aumento de costos operativos en dólares y la elevada presión fiscal. De mantenerse esta tendencia, Argentina podría verse obligada a importar crudo pesado antes de 2030, con impacto en la balanza comercial y en los precios internos de combustibles.
También advirtieron sobre las consecuencias del declino del sector convencional.
Para sostener el sector, los especialistas coincidieron en la necesidad de eliminar derechos de exportación, adecuar regalías provinciales, implementar incentivos fiscales y facilitar la recuperación secundaria y terciaria de reservas existentes. Todo esto requiere un trabajo articulado entre Nación, provincias, sindicatos y empresas operadoras y de servicios.
El mensaje central del encuentro fue que “el petróleo y gas convencional no está muerto” y que su continuidad es estratégica para complementar al no convencional.