A más de un año del inicio de la pandemia, alrededor de 350 voluntarios y 250 referentes barriales continúan brindando sus servicios para ayudar en diversas áreas. Desde entregar alimentos hasta vacunar a las personas que se acercan para tal fin, los trabajos de quienes quieren colaborar desinteresadamente continúan sin descanso.
En total, el voluntariado está compuesto por alrededor de 350 personas que entregan alimentos, ayudan a los adultos a llegar al lugar correspondiente para vacunarse, hay quienes también inoculan a las personas que se acercan a recibir las dosis y quienes realizan hisopados. A ellos se suman 250 referentes comunitarios que contribuyeron barrio por barrio para contactar a unos 15 mil chicos que habían perdido todo contacto con la escuela en Rosario.
Es por eso que desde el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia se tejieron estrategias que articularon el trabajo de los voluntarios, desde que el presidente Alberto Fernández ordenó las restricciones, el 20 de marzo del año pasado.
“El primer día de fase 1 hicimos el primer comité de crisis de todo el país, que fue en el Ministerio de Desarrollo Social de Santa Fe, en Rosario, con la participación de todas las organizaciones sociales, la Municipalidad, los pastores y la Iglesia católica. Con el 50% de la población de Rosario, la ciudad más compleja del sur de la provincia, en una situación económica delicada, definimos llevar adelante la entrega de módulos alimentarios. Recorrimos aproximadamente 120 barrios con más de 200 mil módulos alimentarios durante varios meses en el sur de la provincia (principalmente las localidades del departamento Rosario, el cordón norte que llega a San Lorenzo y el cordón sur que llega a Villa Constitución)”, explicó el director provincial de Desarrollo Territorial, Camilo Scaglia.
La campaña de voluntariado se generó en el proceso de entrega de módulos de alimentos, aunque luego se abrió a la Facultad de Ciencias Médicas y a distintas agrupaciones universitarias. Allí se sumaron estudiantes que no pudieron cursar en 2020 y todos pasaron a ser parte del voluntariado de Desarrollo Social.
Al respecto, Scaglia sumó: “Aprendieron a hisopar, empezaron a tener contacto en territorio, fueron los primeros que estuvieron con los trajes protectores en las recorridas. Cuando se recuperó un camión que estaba en Gendarmería, lo adaptamos y convocamos a la gente, en un trabajo puerta a puerta, para hacer el hisopado”.
“Tienen un sentido social ya incorporado y es del barrio porque nacieron, crecieron y viven ahí y vieron cómo un montón de chicos dejaron de ir a la escuela o no tenía un plato de comida. Todo ese proceso les dio también la posibilidad de sentirse parte, se sintieron identificados con los programas y por eso siguen yendo a los operativos”, concluyó Scaglia.