Siempre hay una primera vez. Hoy fue mi primera votando en el Presupuesto Participativo. Me avergüenza no haberlo hecho antes, como me incomoda de mí tantas faltas y trato de compensarme con otras buenas causas. Sé que no revoluciona la ciudad, la complejidad de nuestra vida actual, pero siempre, siempre, votar: en la escuela, en los partidos políticos, en los sindicatos, en la vecinal, en los clubes, en la facultad, en asambleas por el medio ambiente o de derechos humanos, en dónde se nos requiera, es decir presente. El sur es mi zona, mi distrito por ende, y elegir proyectos me hizo bien. Llegué por un camino fortuito al tema del Presupuesto Participativo. Una nota de la periodista Eugenia Langone publicada en este medio me trajo a conocer el proyecto de la Escuela de Diseño e Indumentaria que está propuesto para mi barrio, una escuela a tres cuadras de mi casa. Y de ahí, por distintos motivos, llegué a su director, Darío Ares. Un entusiasta, amable y comprometido con ese proyecto que espera para 2023 poner en marcha en casa propia, porque viene funcionando desde hace diez años en sitios prestados. Para que jóvenes puedan aprender un oficio, adquirir nuevas herramientas, se capaciten, emprendan con lo suyo. Y como una cosa lleva a la otra, entendí que el secretario de Cultura municipal, Dante Taparelli, busca eso: que en el territorio se combine lo productivo con el arte textil. A veces pensamos la tarea de Cultura desde otras alturas, también válidas, pero saber que se piensa desde las necesidades, es alentador. Y de Taparelli conocía varias cosas. La más impactante, su fantástica relación con su no madre Ana María. Me encantó leer esa historia, ahora además me encanta su perspectiva sobre el dispositivo cultural en el territorio. Por todas estas cuestiones, muy personales sí, me atrevo a decir voten, participen, elijan, acompañen, todo importa. Los cambios no surgen por ósmosis, ni llueven como maná del cielo, somos nosotros, sujetos únicos, que con cada decisión, codo a codo de manera colectiva, hacemos historia. La de tu aldea, pero historia al fin.