Hace ya una década que se apagó la vida de Ray Bradbury, sin embargo sus cuentos y novelas transcienden en nosotros habitándonos del algún modo. La lectura de “Crónicas marcianas”, “Fahrenheit 451” y “El hombre ilustrado”, realizada en diversas etapas de nuestra vida siempre ha generado un sinfín de reflexiones, sensaciones y pensamientos acerca de la condición humana y sus avatares. Ficciones de anticipación que con sensibilidad incomparable nos invitan a poner en cuestión temas esenciales de la existencia, la vida, la muerte, la deshumanización persistente de las sociedades industriales. Fahrenheit 451 pone en evidencia cómo aún en tiempos de persecución al libre pensamiento es posible resistir de manera solidaria. El hombre ilustrado es una metáfora con fuerza vital y a la vez una elegía a la soledad. Ray Bradbury no está entre nosotros pero su presencia es perenne con sus relatos inquietantes.