Como titular de la historia clínica Nº 3.715 del Sanatorio Litoral, oportunamente cerrado, me
permito hacer algunas reflexiones. El cierre de esta institución trajo serios inconvenientes a los
jubilados residentes en la zona sur, la mayoría con jubilaciones mínimas y en precaria situación
económica. Traslados urgentemente al sanatorio Güemes colapsaron su disponibilidad, soportando
además un costo mayor en sus viajes. La situación financiera del grupo responsable del sanatorio
era más que visible, con constantes huelgas por falta de pago al personal e inconvenientes con los
proveedores. ¿Las autoridades de Pami, que ven desbordados sus centros de atención I y II, no
pudieron hacer algo antes del cierre del Litoral o no quisieron hacerlo? Perdieron 200 camas de un
plumazo, más un excelente cuerpo profesional y técnico. ¿Fue por incapacidad operativa o por
razones políticas? Lo real de este asunto es que los jubilados fueron el pato de la boda y alguien
se comió rápidamente su relleno.
Juan Carlos Gómez Lanegrasi
DNI 4.094.52