Las sociedades humanas avanzan cuando advierten que existen en su interior situaciones de injusticia y tratan de hacerlas visibles para corregirlas. Interpretar las aspiraciones de la época y revolucionar lo establecido y estanco es el germen que origina a los grandes hombres, aquellos que movilizan la historia y la mejoran. Manuel Belgrano reunió todas las condiciones para que su pensamiento y acción fueran considerados revolucionarios. Es un contrasentido que por estos días se pretenda homenajearlo con espectáculos de jineteada y doma. Enemigo acérrimo de la tortura y luchador ferviente por la ampliación de derechos como una forma de aniquilar la injusticia, es incongruente recordarlo convocando a actividades que son en sí mismas símbolos de la explotación y tortura de seres vulnerables e indefensos. El país no está hecho, se hace y rehace evidenciando las formas de injusticia que aún no habían sido advertidas o que se consideraban naturales en determinadas épocas. Los animales constituyen un paradigma a defender y por el cual luchar. Los Recursos de Amparo, presentados en Santa Fe y otros puntos del país contra la realización de los espectáculos de doma y jineteada para el 20 de junio, revelan que la semilla contra la injusticia, sembrada por Belgrano, ha caído en suelo fértil y las nuevas generaciones reclaman en el siglo XXI el derecho de todos los animales a vivir y a no sufrir torturas. Los espectáculos de jineteada, doma y novilladas en nuestra ciudad fueron prohibidos hace ya una década. Se hizo justicia para un universo a quien siempre se le había negado su condición de sujeto consciente y se sentó un valiosísimo precedente en Argentina.