“Somos constructores de una identidad”, dice convencida la directora del Museo
Municipal de Arte Decorativo Firma y Odilo Estevez, Analía García, al asegurar que los museos
construyen un mensaje y hablan de una política cultural que los sostiene. También rescata el cambio
que vienen dando desde hace años para dejar de ser lugares sacralizados y convertirse en un
verdadero patrimonio de todos.
Analía García (36) es desde hace un año la directora del Estevez, un cargo al que accedió por
concurso y que sostiene con una impecable solvencia intelectual: terminó de cursar su doctorado en
historia en la Universidad Nacional de Rosario, es además docente de la Escuela de Museología y
tiene una especialidad en conservación de museos.
El museo que dirige cumplió el 8 de julio pasado 40 años (www.museoestevez.gov.ar), un
aniversario que coincide con el de la creación del Instituto Superior Nº 28 Olga Cossettini. Una y
otra instituciones se pusieron de acuerdo para organizar un encuentro donde los museos y las
escuelas se den la mano con una misma meta: el resguardo del patrimonio cultural.
“Es una oportunidad de vincularnos entre los museos de la ciudad, una instancia de
encuentro importante junto con los docentes apuntando a la educación desde un diálogo en
conjunto”, opina García sobre la pretensión del congreso que se avecina para la semana
próxima.
—¿Qué cambios transitan los museos?
—El museo es una institución de preservación, de cuidado, de resguardo de una colección y
de un patrimonio. Y cuando hablamos de patrimonio nos referimos al que es de todo. El paradigma de
lo museos ha cambiado desde la nueva museología, desde los planteos que se dieron sobre todo de los
años 60, con la emergencia de los estudios culturales; sobre todo en Francia donde se cuestiona qué
pasa con los museos orientados hacia una burguesía o de una colección sagrada. También hay un
cuestionamiento al planteo positivista de la simple observación y la inspiración, en el deleite de
los objetos de las pinturas, de las esculturas. Los museos son mucho más que eso.
—¿Qué otras funciones tienen?
— Se han sumado otras funciones como la educación. Y esto es fundamental. Es una
referencia muy fuerte que tiene como institución cultural hacia la comunidad, tanto sea la
ciudadanía como también la educativa. En ese sentido, desde mi gestión privilegio la relación con
distintos establecimientos educativos sean terciarios, públicos y privados, como con la
Universidad. Se realizan así permanentemente actividades que hacen a la trascendencia del museo en
su actuación breve, como puede ser la presentación de un libro, como en extenso con una actividad
en investigación. Y también de extensión como la actividad que realizamos con el Olga Cossettini y
la conmemoración de estos 40 años.
—¿Qué lugar tiene la formación docente en este nuevo planteo?
—Si tuviera que definirme, en primer lugar lo hago como docente, y desde allí apunto mi
gestión. Por eso lo primero que hicimos fue potenciar el departamento educativo, que tenía al
frente a Amelia Sánchez de Binacua a cual se le debe una fuerte vinculación con distintos
proyectos. Desde ese sitio sumamos el departamento educativo, hoy consolidado. Es clave apuntar a
la educación, a darle mayor relación a los niños con el museo, a la investigación, a un trabajo
directo con el departamento de conservación y con la escuela de Museología, y las
publicaciones.
—Frente a tanto estímulo tecnológico y visual, ¿cómo se despierta el interés de un
chico por los museos?
—Todas las instituciones son herramientas a partir de las cuales actuamos. Aquí tenemos
dos actuaciones frente a la niñez: una es con las escuelas, con las que se trabaja en los
contenidos y con los docentes a los que se los invita a distintas actividades, como transitar la
vida cotidiana de la casa-museo para que luego trabajen con los chicos. Y desde otro lugar,
abordamos la niñez con talleres de títeres, de creación de juguetes, por ejemplo. Eso genera otra
dinámica. Pero también nos apoyamos en este imaginar, crear, jugar, divertirse, compartir, en esta
gran enumeración de verbos que hacen a las distintas gestiones que la Secretaría de Cultura
Municipal pensando en el lugar de los niños. Buscamos así penetrar en el visitante como artífice,
como actor, como un nuevo autor en esa lectura, en esa dinámica y ese diálogo.
—¿Qué es lo que más disfrutan los visitantes del Museo Estevez?
—Los que más visitan el Museo son las escuelas, los niños que luego traen a sus familias,
los abuelos que traen a sus nietos y mucho turismo en el fin de semana. Con todos pasa lo mismo. El
Estevez es muy particular: no se creó como tal sino que era una casa que pasó a ser museo. Una casa
de la alta sociedad rosarina con pautas evidentemente coleccionistas. Un coleccionismo amateur. Por
eso cuando se ingresa a la misma, más allá de visualizar objetos como pinturas, lo que se ve es
este gran continente que resguarda la colección. Esta contención que da el marco de una casa, con
una fachada bien tradicional de Rosario, de patios y galerías. Se puede ver entonces mucho más que
en un museo tradicional. Se puede ver la historia de Rosario, la vida cotidiana, los sentimientos
familiares, la vinculación de los sentidos de una persona frente a los objetos, la carga emocional
que provocan.
—¿El vínculo escuela, museo y patrimonio que proponen debatir en el congreso se
relaciona con el concepto de identidad?
—Sí, buscamos pensar que desde los museos somos constructores de una identidad. El museo
construye un mensaje de que no somos inocentes, que en realidad hay una política cultural por
detrás, y que actuamos hacia donde queremos llevar el museo. A nosotros nos interesa llegar a la
comunidad de manera extensa. Por eso, por ejemplo, llevamos muestras itinerantes a los distritos
municipales, a las escuelas, algo que ha provocado que luego se acerquen contingentes a visitar el
Estevez.
—¿Cómo valora la oportunidad de este congreso?
—Es una oportunidad de reunirnos entres los museos de la ciudad, una instancia de
encuentro importante junto con los docentes y para algo que nos interesa: el resguardo del
patrimonio, apuntando a la educación que es una tarea que tenemos como docentes, para poder
apropiarnos de estas instituciones en un diálogo en conjunto.