La Facultad Regional Buenos Aires de la Universidad Tecnológica Nacional (Utnba) avanza con la investigación que podría desembocar en la concreción del primer proyecto argentino de energía “undimotriz”, consistente en el aprovechamiento del movimiento de las olas del mar y la enorme energía mecánica que contienen para transformarla en electricidad. En una cantidad tal que sería “suficiente para abastecer a toda América del Sur”.
Así lo asegura Alejandro Haim, director de Proyecto del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Utnba, quien subraya que “la densidad de la energía undimotriz es superior a la eólica, es una Vaca Muerta en nuestro mar y no la estamos aprovechando”. El proyecto, una vez obtenido el financiamiento para su construcción a escala real (que aún falta), se instalará en la escollera de Mar del Plata, donde se habilitará inicialmente en un área de 300 metros cuadrados, hasta completar un parque de tres hectáreas capaz de generar la energía para abastecer el consumo de 20.000 personas.
En el mundo la energía undimotriz tiene un desarrollo incipiente que podría acelerarse tanto por las preocupaciones surgidas en torno del cambio climático, como a los problemas de abastecimiento de gas y petróleo que generó en todo el mundo la invasión rusa de Ucrania.
“Se aprovecha el movimiento ondular del mar para transformarlo en energía eléctrica a través de diversos dispositivos”, explica Haim, quien lidera un importante equipo científico. El proyecto es desarrollado desde hace trece años por la Utnba. Haim dijo que “se trata de una boya que tiene un brazo de palanca que transforma el movimiento ondular de las olas del mar en uno circular uniforme, moviendo un generador que entrega energía” (ver ilustración).
Las boyas son de acero, huecas, cuyo peso y medidas puede ser variables de 2 a 20 toneladas y de 3 a 10 metros de diámetro y, según las dimensiones del equipo, la potencia podrá variar entre 30 a 200 kW por unidad. El Departamento de Ingeniería Mecánica de la Utnba precisó que el equipo “puede ser instalado offshore mediante pilotaje, plataformas de extracción de petróleo y gas, o en estructuras ya existentes, como escolleras, como el caso de este emprendimiento, y muelles”.
Los distintos pasos
En una síntesis de los trabajos iniciados hace trece años, se destacaron la construcción en 2010 de un prototipo a escala 1:10, sometido a ensayos en el canal de olas del Instituto Nacional del Agua, los estudios de impacto ambiental y el patentamiento otorgado por el Instituto Nacional de Propiedad Industrial en 2018. En el tramo final, a partir de 2019 comenzaron las tareas de estudio y diseño de la obra civil para la instalación del equipo a escala real, completados en los últimos meses con las partes mecánica, eléctrica y electrónica.
Superada la etapa de estudios, el financiamiento aparece como la parte más complicada: “Hay que invertir en investigación y desarrollo y las empresas buscan más proyectos a corto plazo” reconoce Haim. “Tiene que ver con las fluctuaciones económicas argentinas y a asumir un riesgo mucho mayor en comparación con otros países”.
Haim cuenta sobre él: “Siempre me gustaron las energías renovables y en lo que al mar se refiere se hablaba más de la energía mareomotriz”, planteó, trayendo a colación iniciativas presentadas hace más de un siglo y que aún no fueron concretadas en Argentina pero sí a pequeña escala en Europa. Esta tecnología aprovecha la energía de las mareas, a diferencia del de la UTN, que se centra en el oleaje marino.
De la energía undimotriz, tan extraña que la palabra ni siquiera figura en el Diccionario de la Real Academia Española, Haim la valora desde la perspectiva de la diversificación dentro de las energías renovables: “como son variables (no se puede contar exclusiva y permanentemente con un tipo de energía que depende del viento, la intensidad del sol, las mareas o las olas) son una opción muy interesante, con un Mar Argentino de millones de kilómetros cuadrados”.
“Busqué información, vi algo para hacer con producción e insumos de nuestra propia industria; hay que tener presente que contar con emprendimientos energéticos en nuestro mar es una forma de reafirmación de la soberanía desde varios flancos, energético, militar, civil, de seguridad ante accidentes, porque la instalación de parques undimotrices permitirá el día de mañana poner radares y equipos de monitoreo”, detalló.
Falta financiamiento
“Hasta ahora el financiamiento salió de la UTN y algunos premios, ahora llegó a una etapa de maduración económica y necesitamos apoyo externo”, planteó, además de aclarar que se anotaron “en un proyecto del Fontar (Fondo Tecnológico Argentino) que nos daría $50 millones y con eso podríamos construir un equipo para probarlo en la costa de Mar del Plata”. Al respecto, aclaró que “los 50 millones son los que nos faltan para dar el último paso, pero detrás de eso hay más de diez años de trabajo de un equipo, en muchos casos ad honorem”, y se esperanzó con las perspectivas que se abren una vez que la primera boya comience a operar.
La elección del número no es casual: una vez instalada la primera boya, el propósito es emplazar un parque undimotriz de 200 boyas, que ocuparía tres hectáreas con una potencia total de 6 Mw, suficientes para abastecer los requerimientos de 5.000 hogares o 20.000 personas, equivalentes a la emisión a la atmósfera de 15.000 toneladas de CO2 por año.