Para algunas personas, los Oscar son apenas un evento farandulero que ocurre del otro lado del mundo, en el lejano oeste californiano. Algo para poner de fondo un domingo a la noche y entretenerse viendo a las estrellas de Hollywood lucir alguna ropa o decir algo polémico. Para otras, la ceremonia de entrega de los premios de la Academia es justamente eso: una ceremonia. Un momento clave en el año para celebrar el amor por el cine. Una excusa para encontrarse con amigos y compartir un momento de entusiasmo inexplicable.
En esta última clave viven los premios Rocío Luna y Joaquín Vázquez, dos amigos cinéfilos que desde hace más de una década se juntan religiosamente a ver en vivo la transmisión, acompañados por un grupo de amantes del cine. El evento, que comenzó en 2010 como algo espontáneo, devino una tradición colectiva con códigos y rituales propios. Hay prode, hay premios, hay comida casera y hay gritos a la pantalla como si se tratara de una competencia deportiva.
Según recuerdan Rocío y Joaquín, aquella primera reunión se gestó entre apenas cuatro personas. La motivación fue una que resuena particularmente este año: había una película argentina en competencia. “Estaba nominada ‘El secreto de sus ojos’ así que nos pareció un buen plan juntarnos a verlo, cual partido de fútbol. Armamos algo para comer, hicimos un menú. Después se terminaron sumando un par de amigos más que andaban dando vueltas. Ahí empezamos a notar que quizás esto de juntarse a ver los Oscar podría ser algo que le gustara a varias personas”, rememora la dupla.
>> Leer más: Premios Oscar 2023: dónde ver todas las películas nominadas y cuáles son las favoritas
Así fue como la cosa empezó a crecer de a poco a partir del boca a boca. Le contaban de la experiencia a algunos amigos, “como una frikeada”, y la gente terminaba queriendo participar. El entorno sin dudas ayudaba. Es que Ro y Joaco se conocieron en el universo de la Escuela Provincial de Cine y Televisión, aunque nunca llegaron a cursar juntos. Hoy, Rocío es comunicadora social y productora audiovisual, y Joaquín es realizador audiovisual. “Descubrimos que compartíamos esa pasión cinéfila de estar todo el tiempo viendo y analizando pelis, y nos hicimos muy amigos”, cuenta Joaquín. De hecho, en 2019 decidieron convertir esas charlas eternas en el podcast Zinemaniac.
A lo largo de los años, el volumen de gente involucrada fue cambiando, pero las tradiciones claves siguieron en pie. Una es la parte gastronómica, donde el factor casero es importante: casi siempre hay alguien que cocina. “Durante una época fue siempre el mismo menú: carlitos caseros con papa fritas o papas al horno”, cuenta Ro, en alusión a un elemento inconfundiblemente rosarino.
Otra tradición, quizás la más importante, es el prode, la parte competitiva del asunto. La dinámica está clara: apenas llega a la juntada, cada asistente completa un prode que se guarda en sobre cerrado. Durante la ceremonia, uno de los invitados actúa como secretario y toma nota de los resultados. Una vez finalizada la ceremonia, se comparan las respuestas y se decreta un ganador o ganadora. Además, cada participante debe llevar una ofrenda, que puede ser un elemento de lo más diverso (bebidas, chocolates, revistas de cine, una peli en dvd), para conformar lo que denominan el botín. “Cuantas más personas son, más grande se hace el pozo acumulado, como en el Quini. Al final de la noche, el que más aciertos tiene se lleva todo”, sentencia Ro.
image (15).jpg
El botín más preciado: el pozo acumulado de premios que se lleva el ganador del prode al final de la noche.
A lo largo de los años, hubo momentos que resuenan particularmente en la memoria grupal, en general asociados a escenas destacadas o disruptivas de los premios. “Lo que pasa en la ceremonia se amplifica en el grupo como si estuviéramos viendo una final del mundial, ese nivel de ansiedad y de euforia colectiva. El primer gran momento fue cuando ganó ‘El secreto de sus ojos’ en aquella primera juntada, que lo gritamos como un gol.”, aseguran. Además, enumeran algunos otros grandes hitos de la última década. Cuando en 2014, Matthew McCounaghey le ganó a Leonardo Di Caprio la categoría de Mejor Actor Protagónico. “Eso fue terrible. Había gente muy disconforme”, recuerdan. Después, en 2016, cuando Leo finalmente ganó su adeudada estatuilla por “El renacido”. Otro grito de gol. En 2017, el Oscar a Mejor Película de Moonlight erróneamente anunciado para La La Land. En 2020, cuando Bradley Cooper y Lady Gaga cantaron juntos la canción "Shallow". “Fuimos en vivo todos los memes que vinieron después diciendo que ellos estaban juntos”, bromean Joaco y Ro.
Lady Gaga, Bradley Cooper - Shallow (From A Star Is Born/Live From The Oscars)
Con el devenir de los años y atendiendo al nivel de entusiasmo que generaba el evento en los participantes, se contempló la posibilidad de ir por más. "En algún que otro momento fantaseamos con la idea de hacerlo en un bar, abierto al público, trasladando esta dinámica como propuesta de evento. Pero nunca encontramos un lugar que reuniera las condiciones para hacerlo. Nos queda siempre la ilusión de poder hacerlo", confiesa Rocío.
En 2020, de todas formas, la juntada de los Oscar llegó a su máximo esplendor. Fueron tantos los asistentes, entre núcleo duro y amigos de amigos que se fueron sumando, que por primera vez el encuentro tuvo que hacerse fuera de una casa particular. “Fue bizarro, terminamos en el instituto de inglés de la madre de una de las chicas”, contó Rocío entre risas. La escena, más que bizarra, se recuerda con una magia un poco cinematográfica. Un patio repleto de mesas armadas con pupitres, bandejas de comida a la canasta, bebidas que circulaban y una pantalla gigante con la transmisión en vivo de TNT. Comentarios a los gritos, chicanas, abucheos, festejos. Cada asistente haciendo el cálculo mental de aciertos, especulando con sus chances de llevarse el botín, que en esa oportunidad tenía dimensiones inéditas.
Ese fue el año en que la coreana “Parasite” arrasó con los premios y desbarató los prodes al convertirse en el primer filme en la historia en ganar Mejor Película y Mejor Película Extranjera. A pesar de que en esa juntada hubo más competidores que nunca y estuvo llena de resultados inesperados, no fue posible destronar a la campeona única e indiscutida del grupo: “Ceci ganó todas las veces que estuvo. La única vez que ganamos otras personas fue cuando ella no pudo ir”, se ríen los amigos.
image (16).jpg
El histórico prode con el que los participantes compiten en el evento.
Es que el prode de los Oscar encierra un arte sutil. Tiene sus mañas, su sensibilidad, demanda un conocimiento muy específico. Según Rocío y Joaquín, no hace falta haber visto todas las películas con rigurosidad ni “saber de cine”, sino estudiar la temporada de premios y agarrarle el pulso a los criterios de la Academia. No es como en los prodes futboleros, en que hay que conocer a los equipos, su historia y su presente. Acá hay que conocer al árbitro. Esa historia y ese presente. En este sentido, algunas cosas cambiaron. Por ejemplo, desde la campaña #OscarsSoWhite de 2016, en que se acusó a la Academia de racismo por casi no haber nominado personas que no fueran blancas, existe una mayor conciencia en los votantes y por tanto una tendencia cada vez mayor en premiar historias de personas negras, latinas, o asiáticas.
Con el estallido de las redes sociales, y las coberturas de los Oscars en vivo, se multiplicaron los prodes online. En este grupo, el prode se sigue imprimiendo en papel y llenando con birome. Hay algo de esa analogía, que no rechaza sino que incorpora lo tecnológico, que remite a un amor cinéfilo por el artilugio. Después de aquella última gran juntada de febrero de 2020, justo antes del estallido pandémico, el Covid impidió que la tradición continuara. Este año finalmente esperan tener alguna suerte de reencuentro, aunque a menor escala. Volver de a poco. Además del virus, la vida misma fue modificando la posibilidad de sostener el compromiso férreo con el ritual. Rocío, por ejemplo, fue mamá y este año no tuvo tiempo de ver ninguna película ni va a poder juntarse. Para compartir el igual de alguna forma, contemplan hacer una transmisión de "Zinemaniac" en vivo por Twitch comentando la ceremonia.
Hay claro, algunas preguntas ineludibles para esta dupla de expertos en Oscar. ¿Cuáles son los candidatos para este año? ¿Qué pasa con “Argentina 1985"? Aunque las estadísticas no favorecen al film nacional, Rocío y Joaquín comparten la ilusión por ganar la tercera, y hacer eco de aquel primer grito de gol inaugural ante el triunfo de “El secreto de sus ojos”. “Creo que tenemos la oportunidad de dar batacazo y ganar la tercera si enloquecen y a la alemana le dan mejor película”, especula Ro con ironía. “Va a estar difícil pero le tengo mucha fe”, dice por su parte Joaquín. En cuanto a favoritos, Rocío asegura que espera que los premios se repartan a grandes rasgos entre dos de las favoritos: “Los Fabelman”, el filme de Steven Spielberg, y “Todo en todas partes al mismo tiempo”, la más nominada con once candidaturas. Joaquín está de acuerdo en el análisis. Apuesta a la dirigida por Dan Kwan y Daniel Scheinert, y enumera sin repetir y sin soplar sus predicciones en todas las categorías. Pero, como si fuera el detrás de escena de una escena memorable, los misterios del prode no se develan.