Hay canciones que acortan todas las distancias. Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale lo demostraron en la noche del domingo, en el segundo streaming de la dupla, que titularon “Actuar para vivir. Otras canciones”. La idea fue hacer un repertorio que no repita ningún tema del show del primer streaming realizado el 25 de julio, lo que significaba un atractivo extra para sus fans y un desafío para el dúo que está a punto de cumplir 30 años de actividad. La sensibilidad y calidad interpretativa de ambos sumadas al poder de temas grabados a fuego en el inconsciente colectivo lograron que la falta de público fuera apenas una anécdota. Y sí, Baglietto y Vitale, lo hicieron de nuevo.
El escenario se montó en la casona de San Telmo de Lito. La puesta fue cuidada, con veladores de colores vivos, un fonógrafo, un globo terráqueo, cuadros familiares, premios y una iluminación que aportaba tanta calidez como las de los cuatro protagonistas: Juan, en voz, guitarras y percusión; Lito, en teclados y coros; y dos de sus hijos, Julián Baglietto en batería y coros; y Jano Vitale, en guitarra eléctrica y bajo.
“Que no somos iguales, dice la gente” se escuchaba en la previa del show, tomado de un ensayo con la voz de Baglietto y el piano de Vitale. Era una cita de la letra de “Vámonos”, de José Alfredo Giménez. Y pareció que la frase ratificaba lo que se vería minutos después: Baglietto y Vitale no son iguales a nadie, porque pocos pueden mixturar un repertorio que incluya folclore, tango, música de Latinoamérica y Centroamérica más autores de La Trova Rosarina y darles un sonido y una estética propia.
El show arrancó con “Actuar para vivir”, con una pausa intencional en la parte de “se escucha el último aplauso”; al que siguió “La vida es una moneda”, ambos de Fito Páez, para continuar con “Historia de Mate Cocido”, de Adrián Abonizio. De su trabajo “Postales del Nuevo Mundo” hicieron “Parado”; “Qué he sacado con quererte” y la ranchera “Vámonos”. Ya por entonces la alquimia entre los dos Baglietto y los dos Vitale se percibía mejor que nunca.
“Me llegan mensajes de Cañada, ah, no, de Canadá”, dijo un Baglietto sorprendido por el texto de un fan desde el exterior. Lo positivo dentro de lo negativo de tocar sin público es hasta dónde llega un show por streaming. Es que no sólo hubo mensajes desde Usuahia, Mendoza, Rosario y Buenos Aires, sino que también los vio gente desde España, México, Bolivia y Brasil.
El set de tango fue una joyita, con logrados momentos de interpretación en “Los mareados”, “Tarde” y “La última curda”. En la recta final sobresalió “Solo”, de Fandermole; “Ese amigo del alma”, temazo instrumental de Lito Vitale, y un cierre más rockero con “Piedra y camino” y “Mirta, de regreso”.
La despedida fue con “Tratando de crecer”, con la banda a pleno y, ya en formato de dúo, “Gricel”, en plano intimista. Faltó el fuego de la gente, pero Baglietto y Vitale pusieron su llama propia. Y la brasa de la música sigue encendida.