Hay múltiples señales de que Primer Comando de la Capital (PCC), la mafia criminal brasileña más poderosa del Cono Sur, ha hecho pie no sólo en Argentina sino también en la provincia de Santa Fe y en Rosario. El 7 de noviembre de 2017 apareció flotando envuelto en una frazada en el Paraná frente a una guardería náutica de Granadero Baigorria el cuerpo de Wagner Amantino Maciel, apodado “Juninho” o “Junior”, quien para los investigadores locales era miembro de esa organización. En marzo pasado una investigación de un juzgado federal de Salta expuso la actividad de Gustavo “Calavera” Pelozo, un “narcogerente” con sólidos nexos con vendedores de drogas en Rosario y un jefe que tiene contactos al menos con uno de los alfiles del PCC. Y desde noviembre de 2020 el misionero Néstor Fabián “Negro” Rojas, creador del Primer Comando de Frontera (PCF) —algo así como una especie de filial del PCC— está preso en el mismo pabellón que Ariel Máximo “Guille” Cantero.
El Primer Comando de la Capital se gestó sobre las cenizas de la matanza de Carandirú, la cárcel paulista de Carandirú donde la tarde del 2 de octubre de 1992 la policía militar mató en 20 minutos a 111 presidiarios alojados en el pabellón 9 donde había 2500 presos. El PCC es una organización de presos con un estatuto, nacida en San Pablo sobre la necesidad de los privados de la libertad en cárceles superpobladas y en manos de la corrupción penitenciaria bajo la proclama: “Paz, justicia y libertad”.
Los miembros del PCC se consideran “hermanos” entre sí y llevan tatuados el número de orden de su bautismo: matar a un objetivo marcado por la conducción. En los 30 años que siguieron a su fundación el PCC se consolidó como la mayor organización criminal brasileña, presente en todos los Estados, con fuertes conexiones internacionales y el control de puntos estratégicos del narcotráfico mundial como la ciudad paraguaya Pedro Juan Caballero y su melliza brasileña Ponta Porá.
Poder secreto
Desde hace un mes en la señal de streaming HBO Max puede verse “PCC: Poder Secreto”, una serie documental dirigida por Joel Zito Araújo basada en el libro “Irmaos: Uma Historia do PCC”, de Gabriel Feltran. En cuatro capítulos de 45 minutos, ex agentes penitenciarios, ex miembros de la facción, distintas autoridades, sociólogos y criminólogos cómo se gestó la banda y cómo se transformó en la máxima referencia del crimen organizado del Cono Sur, con una banda de sonido en la que suenan bandas de hip hop —el lenguaje que mejor parece interpretar lo que sucede en las calles— como Racionais MCs, 509-E, Evandro Babá y MC Orelha.
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La serie comienza con imágenes del asesinato de Jorge Rafaat Toumani, empresario sindicado como “O Rei do tráfico” en la frontera paraguayo brasileña. La tarde del 15 de junio de 2016 Rafaat manejaba su camioneta Hummer blindada escoltado por unos 30 guardaespaldas cuando un vehículo les cortó el paso en una esquina del barrio San Gerardo de Pedro Juan Caballero, a una cuadra de la jefatura de policía del departamento Amambay.
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Wagner Amantino Maciel, alías "Juninho" o "Junior", apareció asesinado en el río frente a Granadero Baigorria en noviembre de 2007.
En segundos dispararon contra Rafaat ráfagas con calibre 50 y de fusiles calibres 7.62 (FAL) y 5.56. La víctima recibió 16 impactos de bala y con ese crimen el PCC le ganó la batalla a los señores de la droga en la frontera paraguayo-brasileña.
Asimismo, la investigación sobre el asesinato del fiscal de la Unidad de Crimen Organizado de Paraguay, Marcelo Pecci, el pasado 10 de mayo durante su luna de miel en la isla de Barú, en el caribe colombiano, presentó como instigadores al PCC, que estaba en la mira del acusador. El contrato por la ejecución del fiscal fue de 530 mil dólares.
Comparaciones
Si bien la violencia sacude a Rosario, está lejos de ser la peor de América del Sur. El departamento Amambay, del que Pedro Juan Caballero es la capital, es de los más violentos de Sudamérica. Con una población aproximada de 123 mil habitantes, la tasa de homicidios en 2020 era allí de 79 cada 100 mil habitantes.
Rosario, una de las ciudades más violentas del país, registró 243 homicidios en todo el departamento durante 2021, el cuarto registro más alto de la década, que se traducen en una tasa de 18,73 cada 100 mil habitantes según datos del Observatorio de Seguridad de Santa Fe. Si bien las cifras están muy alejadas de las registradas en esa ciudad paraguaya, hay otros síntomas que preocupan. El PCC creció en un contexto se sobrepoblación carcelaria. Santa Fe registró la tasa de encarcelamiento más alta de la última década y la capacidad en las prisiones de la provincia está desbordada en unos 1.600 detenidos, más que todas las plazas de la cárcel de Piñero.
Presencias
La primera presencia del PCC en Rosario se evidenció cuando la mañana del martes 7 de noviembre de 2017 efectivos de Prefectura “pescaron” un cuerpo flotando en el río frente a una guardería náutica de Granadero Baigorria. El cadáver era de “Juninho” Maciel, quien antes de ser arrojado al Paraná envuelto como matambre en una frazada había sido molido a golpes hasta matarlo.
Muy poco se avanzó en la investigación de ese crimen luego de que su concubina María Helena Carrara Maciel y su hermano Aureo Maciel, dueño de un reconocido restaurante de Borrazópolis —un municipio de unos 8 mil habitantes del estado de Paraná— reconocieran el cuerpo y contrataran una funeraria para llevárselo.
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Leonardo Pelozo, integrante de una organización trasnacional de venta de droga que tenía en Ybarlucea una base de operaciones.
La segunda ligazón de la organización brasileña con Rosario podría establecerse en noviembre de 2020, cuando se hizo público que Néstor “Negro” Rojas, quien se definió como “el nuevo Hannibal Lecter” y es el creador de una suerte de filial del PCC, compartía lugar de detención en la cárcel de Marcos Paz con el líder de Los Monos Guille Cantero.
“Guille no se va a meter en eso ni a palos. No lo veo para nada transando lazos extremos con el PCC. Por ahí alguna cuestión ligada al negocio de las drogas. Pero por fuera de eso, no lo veo para nada”, dijo un calificado investigador de la banda surgida en La Granada.
Transnacionales
La tercera referencia surgió en marzo pasado cuando la Justicia federal salteña ordenó la detención de Calavera Pelozo, miembro de una banda trasnacional que movía cocaína boliviana y marihuana paraguaya por vía aérea hacia las provincias de Santa Fe y Córdoba, para posteriormente transportarla por tierra y distribuirla a distintos grupos criminales. Calavera trabajaba para un jefe narco, hoy prófugo, identificado como Jorge Adalid Granier Ruiz quien tiene contactos con uno de los alfiles del PCC y es uno de los abastecedores de Esteban Lindor Alvarado. Una de las bases de operaciones de la organización estaba en Ybarlucea.
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De acuerdo a una extensa investigación de la Policía Federal de Brasil, la DEA y el Servicio Nacional de Investigación Criminal de la Policía de Mozambique (Sernic), el 13 de abril pasado se logró la captura de Gilberto Aparecido “Fuminho” Dos Santos, uno de los principales referentes del PCC y hombre de confianza de su líder Marcos Williams “Marcola” Herbas Camacho, preso en Porto Velho en el Estado de Rondinha.
Durante 21 años Fuminho se manejó con nombres falsos. Como Dos Santos ingresó a Argentina al menos dos veces. El 28 de abril de 2016 llegó desde Perú y el 20 de junio del mismo año salió con destino a Bolivia. Y el 27 de diciembre de 2017 entró desde Bolivia para emigrar hacia Alemania el 19 de marzo de 2018. En ambas ocasiones suministró como domicilio válido en la Ciudad de Buenos Aires el mismo que había declarado Granier Ruiz.