En pocos días las aulas de todas las facultades de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) volverán a poblarse de estudiantes para dejar atrás el excepcional escenario de vacío que impuso la pandemia. Para recuperar la presencialidad plena, las autoridades de la UNR extremaron las medidas de cuidado en el marco de una campaña de promoción de la salud que implicó la instalación de puestos para testeos y vacunación, y estableció la implementación del pase sanitario a toda la comunidad educativa universitaria. En diálogo con La Capital el rector Franco Bartolacci reflexiona sobre los aprendizajes que trajo consigo la crisis sanitaria, los desafíos futuros, el valor de las disposiciones asumidas y las expectativas sobre el retorno a las aulas en el marco de una pandemia que aún no ha culminado.
—En 2022 los estudiantes ocuparán nuevamente las aulas. ¿Qué expectativas tiene frente a la vuelta a la presencialidad?
—Muchas expectativas. Aún cuando a lo largo de la pandemia mantuvimos siempre nuestra actividad académica, necesitábamos recuperar la presencialidad plena. Esa presencialidad es la esencia de nuestra universidad, lo que distingue la formación de excelencia de la educación pública y es irremplazable en muchas instancias de formación. Esto no quiere decir que borremos de un día para el otro lo bueno construido en materia de virtualidad, y que hoy nos permite tener mejores herramientas para derrumbar fronteras que tradicionalmente fueron un obstáculo para el acceso a la educación superior. Hay un aprendizaje construido en estos años, hay mejor infraestructura tecnológica producto de una fuerte inversión que vamos a sostener, hay mejores recursos y posibilidades para enfrentar el futuro. Este año será también de construcción de un nuevo modelo, un año de transición, un desafío que va más allá de la discusión entre virtualidad y presencialidad. Hay que tener creatividad para combinar inteligentemente lo que tenemos que recuperar de presencialidad con aquello que la virtualidad trajo y nos hace mejores. Pero también debemos promover transformaciones pedagógicas profundas. Hay tres aspectos clave por trabajar y resolver: los tipos de carrera, los planes de estudio y los modos de enseñar. Este año debemos avanzar en esos desafíos, estamos ingresando al Consejo Superior una reforma de la ordenanza de planes de estudio que plantea importantes modificaciones. La universidad que viene será muy distinta a la que conocimos antes de la pandemia. Debe serlo para conservar su relevancia.
—Los docentes van a encontrarse con alumnos que estuvieron en los últimos dos años en contacto solo en modalidad virtual. ¿Cómo se preparan para afrontar las dificultades que puedan presentarse?
—La comunidad docente de la UNR es de excelencia y esta preparada para enfrentar esas dificultades. Además, se han extremado los dispositivos institucionales para contribuir a esa tarea. Los esfuerzos del colectivo docente universitario, como del personal no docente, de las autoridades de cada facultad y escuela de toda la comunidad han sido descomunales en estos dos años. A veces es difícil contar en palabras todas las dificultades que tuvimos que sortear en este tiempo. Producto de ese esfuerzo se sostuvieron los vínculos y se garantizó la continuidad de toda la actividad académica, independientemente de la situación sanitaria que estuviéramos atravesando. Más aún, pudimos atender los desafíos planteados por la pandemia y al mismo tiempo no perder de vista los objetivos institucionales que nos habíamos propuesto. Por ejemplo, en estos dos años tan complejos pusimos en marcha 45 nuevas carreras, dos trayectos de formación media en Puerto San Martín y General Lagos, uno más que empezará este año en El Trébol y aprobamos una nueva escuela en sociales y humanidades que comenzará a funcionar en el 2023. Creamos la Escuela de Oficios que ya tiene 1600 graduados, pusimos en marcha el Programa de Universidad Popular con dos sedes funcionando, inauguramos dos nuevos edificios, uno de ellos destinado a concentrar y promover nuestra producción científica, hoy con otra visibilidad y aporte a los problemas de Rosario y la región, y sostuvimos sin descanso obras en todas las dependencias para garantizar mejores condiciones de trabajo y estudio y recuperar nuestro patrimonio. Este tiempo tan particular ha sido de muchos avances para la UNR. Aún cuando falta muchísimo por hacer, esos avances nos ponen en mejores condiciones para hacer frente a los desafíos futuros.
—Tal vez haya alumnos que en esta vuelta necesiten de un mayor acompañamiento. ¿Qué herramientas se ofrecerá a esos estudiantes?
—A lo largo de este tiempo hemos sumado dispositivos pensados para atender las consecuencias de la pandemia en nuestra comunidad, pero que exceden la situación sanitaria que atravesamos y seguirán vigentes. Para acompañar más y mejor a nuestros ingresantes, conscientes del impacto que la no presencialidad ha tenido en el sistema educativo, pusimos en marcha un curso introductorio general para toda la UNR, independiente y complementario del que deben hacer en cada facultad. Allí trabajamos tres ejes: lectura y escritura en la universidad; lógica para pensar e introducción a la vida universitaria. Al mismo tiempo hicimos más robusto el programa de tutores pares, asignando un tutor o tutora, estudiante avanzado de igual carrera, para que acompañe a cada ingresante, sobre todo en los primeros seis meses de vida universitaria que son los más importantes para la adaptación. También fortalecimos las políticas de bienestar, porque muchas veces el impacto de la pandemia se manifiesta en situaciones económicas que conspiran contra la continuidad de los estudios. Hoy tenemos casi un tipo de beca para atender cada situación problemática que se presenta. Con los dos nuevos comedores inaugurados en estos dos años contamos con un comedor por cada área geográfica en donde hay actividades de la UNR, y además este año sumamos la primera residencia universitaria. Serán más de 200 millones de pesos los que la UNR destinará en 2022 para acompañar y asistir a sus estudiantes. Por otra parte, desde las áreas de Orientación y Académica se multiplicaron las instancias de capacitación orientadas a facilitar la incorporación de herramientas propias de la vida universitaria. Muchas veces ese problema de adaptación conspira contra la continuidad de los estudios, más en este contexto, y es necesario intensificar los dispositivos que acompañen a nuestra comunidad. Desde la Dirección de Salud también estamos trabajando las consecuencias psicológicas que provocó en muchas casos la situación de aislamiento. En suma, no hay una sola medida sino un conjunto de políticas que integralmente buscan acompañar más y mejor a los estudiantes.
—Con el objetivo de recuperar la presencialidad plena la UNR extremó las medidas de cuidado a través de una campaña de salud que incluye la implementación del pase sanitario. ¿Qué actitud asumirá la universidad frente a quienes se nieguen a estas disposiciones?
—La nuestra es una institución educativa, por lo tanto nunca se trato de una medida restrictiva sino de promoción del cuidado de la salud, del cuidado individual y colectivo. Necesitamos recuperar la presencialidad y hacerlo cuidándonos, para que todo lo que hagamos sea más seguro. El programa que implementamos ha servido mucho: hemos aconsejado a nuestra comunidad sobre cómo cuidarse y respetar las pautas establecidas en protocolos, hemos detectado mediante testeos gratuitos casos de Covid que nos han permitido prever situaciones de posibles contagios y se ha avanzado mucho la vacunación en la población universitaria. Y todo esto sin lesionar ningún derecho, sin que nadie estuviera imposibilitado de hacer alguna actividad. De esto se trata, de hacer las cosas bien, de cuidarnos entre todos, de ser responsables para que esa recuperación de la presencialidad plena se de en las mejores condiciones.