El escritor Juan Sasturain, reciente ganador de un Martín Fierro por su
ciclo televisivo Ver para leer, recupera a uno de sus personajes más célebres en la novela Pagaría
por no verte, una historia que en la línea del policial clásico traza un retrato de Buenos Aires
bajo los últimos estertores de la dictadura militar.
Son tiempos en los que el escritor parece haber quedado en segundo plano:
Sasturain disfruta por estos días de una discreta fama como figura televisiva tras los elogios y
premios que viene cosechando Ver para leer, que se emite por Telefé los domingos a las 23 y que
parece haber fusionado con éxito el género literario con los códigos tácitos del rating.
"Cuando me convocaron para hacer un programa sobre libros, los primero que pensé
es que iba a estar sentado cómodamente en un sillón comentando obras que había leído. Nunca me
imaginé que iba a tener que actuar, que iba a hablar apenas diez segundos de libros, que tendría
esa estética", evocó Sasturain.
"Hoy siento que aprendí, que estoy en un buen programa de televisión cuya virtud
no es que hable de libros sino que sea lo suficientemente atractivo como para mantenerse en
pantalla y ser «negocio» para un canal comercial. La otra gran virtud es haber llegado a un tipo de
público que habitualmente no lee", analizó.
Al margen de las alegrías que le dispensa su ciclo, Sasturain está consagrado a
la presentación de su nueva novela, en la que Echenique —el solitario detective que nació
como folletín a principios de los 80— vuelve a las andadas con una misión que salpica su
historia personal.
Se trata de la invitación a una fiesta que lo sumerge en la investigación del
asesinato del socio de un antiguo amigo, Manuel "Pajarito" Saldívar. El que aparece muerto es Mauro
Peratta, un personaje vinculado a altos mandos militares y eclesiásticos cuya muerte parecían
desear muchos, desde un guardaespaldas despechado porque su mujer lo engañaba con él hasta la hija
de Saldívar, que se disputa con el muerto la sucesión de la empresa e incluso el propio amigo de
Echenique, enterado de que su socio planeaba estafarlo.
"En este caso Echenique se enfrenta a cuestiones personales, casi íntimas. Hay
cosas que tienen que ver con su pasado y lo trastocan, lo obligan a resignificar experiencias
anteriores —destacó Sasturain—. Aun así, la novela se puede leer perfectamente sin
necesidad de haber leído las anteriores".
Escrita durante los últimos cuatro veranos que transcurrió en el balneario
bonaerense de Reta, la novela tuvo como disparador un título: "la frase «los espías no tosen», que
se refiere al investigador que debe observar a alguien al que está unido por un lazo afectivo y que
no quiere quedar en ese lugar", relató.
"Si vas a ser un buen espía, no tenés que toser. Si no, sos un mal espía, pero
por ahí sos un amigo, si tosés. Esa relación de ambigüedad sentimental que sostiene Echenique con
Diana atraviesa la historia hasta el final, cuando el protagonista debe optar por su corazón",
agregó Sasturain.