"Con el encierro me llevo bastante bien. Tantos años de concentraciones, viajes por 20 días o un mes. El fútbol y todo lo que viví siendo muy chico me preparó para otros desafíos”, asegura el futbolista Sebastián Cobelli, ex delantero de Newell´s, quien hoy recorre otros caminos, como el de los realities.
El show televisivo en el que se consagró campeón consistió en mostrar la convivencia de 16 participantes que estuvieron aislados durante casi tres meses y en el que solo el ganador se llevó un premio millonario.
De inmediato le llegó una interesante oferta para Pasaplatos, una serie en la que distintas personalidades del ambiente tienen que cocinar y son juzgados por un jurado conformado por los chefs Pablo Massey y Juan Gaffuri.
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En plena grabación de estos episodios, Cobelli, de 45 años, habló con Revista Sociedad sobre su pasado en Rosario y especialmente en Funes, donde vivió casi toda su infancia y adolescencia.
Predispuesto, sensible y amable, el ex deportista convertido en un influencer (tiene más de 700 mil seguidores) y estrella de la televisión, repasó momentos clave de su infancia _que transcurrió entre Rosario y Funes_, el dolor por la muerte de su padre, su vida actual en Escobar, el amor por su mujer y sus hijos, la relación con la fama y las enseñanzas que le dejaron las últimas experiencias, que fueron tan fuertes que hasta moldearon su personalidad.
Naciste en Rosario, en zona sur, pero muchos te dicen que sos funense...
Es que a los 8 o 9 años nos fuimos con mi familia para Funes. Toda mi adolescencia y juventud la pasé ahí mientras iba y venía a entrenar a Bella Vista (al sudoeste de Rosario, donde está el predio de Newell's).
¿Qué recuerdos tenés más presentes de aquellos años?
Mi carrera deportiva. Tenía apenas 18 años cuando debuté. Tenía una adolescencia avanzada, de alguna manera, pero adolescencia al fin. Si me pongo a pensar los recueros imborrables me llevan a esos momentos. Todo el proceso de llegar a primera división, de entrenar con los más grandes, con las figuras. Lo que fue mi paso por las inferiores y la reserva. La verdad es que lo disfruté, lo viví, tuve tiempo de hacerlo. No fue fugaz mi paso por esas instancias. En reserva estuve bastante para poder adaptarme y jugar, y después pude llegar a Primera División preparado. Y cuando me tocó la oportunidad no la desaproveché. Estoy orgulloso de la carrera que hice. Mis recuerdos me llevan a las concentraciones, a los partidos, a cuando estábamos disfrutando con mis compañeros, con el equipo. Un día clave, inolvidable, fue el del debut, con 18 años, contra San Lorenzo en Cancha de Central.
Como dijiste, tu carrera en el fútbol fue extensa, estuviste viviendo mucho afuera...
La verdad es que fueron años de experiencias muy intensas. Me fui a Italia. Estuve jugando en China, en Grecia, en Colombia, en Chile, en Perú (pasó además por distintos clubes argentinos). Eso de vivir en otros países, ser parte de distintas culturas, me dejó un montón de cosas, entre ellas, una cabeza más abierta, sin dudas.
Todo lo que bancaste, las presiones, la concentraciones, la lejanía, seguramente te prepararon para, por ejemplo, soportar casi tres meses en el Hotel de los Famosos, sin poder salir...
Creo que el fútbol me preparó para otros desafíos que se venían. Yo conocía esa presión de estar todos los días a prueba. Tengo una mente competitiva, sin dudas. Yo te quiero ganar hasta una carrera de changuitos. Pero la verdad es que la experiencia del Hotel me sirvió un montón. Estar sin tecnología, sin relojes. Me hizo ser más tolerante, por ejemplo.
¿Te considerás un todoterreno?
Un poco sí (se ríe). Mirá, antes de ingresar al Hotel de los Famosos, me puse a estudiar. Terminé la carrera de entrenador. Soy entrenador profesional y de Juveniles, certificado, y también hice cursos de electricidad, soy electricista domiciliario. Creo que soy bueno para trabajar con las manos, me gusta lo que es mantenimiento, llevarlo a cabo. Otra cosa que me encanta es la carpintería y la plomería. Así que estaba haciendo distintos cursos y había arrancado con refrigeración, lo que es colocación y service de aires acondicionados, algo que interrumpí para entrar al reality. Esto no quiere decir que vaya a trabajar de todas esas cosas pero me parece útil y necesario saber. Hoy como están las cosas llamás a un plomero y sólo por venir a casa te cobran 10 lucas.
¿Dónde estás viviendo ahora?
En Escobar. Que me recuerda bastante a la infancia en Funes. A esa vida más de pueblo que con Fernanda (Vives) elegimos para criar a nuestros hijos. Nos encantan los espacios amplios, disfrutar de la naturaleza. Pero no voy a negar que extraño a mi familia, que sigue en Funes. A mis hermanos, a mi mamá. Y ni hablar todo lo que me recuerda a mi viejo, que falleció hace ya seis o siete años. Fijate que no retengo bien el tiempo que pasó porque lo tengo muy presente, conmigo, a cada rato.
¿Cómo te llevás con la paternidad? ¿Qué deseás para tus dos hijos?
Que sean felices, que sea libres, eso resume bastante lo que quisiera para los dos. Estamos muy cerca de ellos, tienen 10 y 8 años. En este proceso, en este camino de que hoy Brisa a sus diez añitos ya hace algunos planteos diferentes, viene con muchos temas, cuestiones que habla en el colegio, con las amigas, y hay que estar y estar. Uno le tiene que explicar muchas cosas sabiendo que son niños pero también de una manera seria, adulta. Nos gusta que tengan conocimientos, que sepan cómo cuidarse ante distintas situaciones. El diálogo me parece súper importante. Darles herramientas para que puedan defenderse siempre que lo necesiten.
Y después del Hotel se vino Pasaplatos, ¿cómo te sentís en la cocina?
Esa oportunidad surge porque quedé con una muy buena relación con la productora de contenidos. Es un tema estar frente a un jurado que evalúa tus platos. Tenés que convencerlos a ellos. Cocinar, hacer recetas del modo en el que te lo piden mientras el reloj avanza, porque hay un tiempo determinado. Quizá eso que comentaba, que la experiencia anterior me hizo ser más paciente, ayude también ahora. En definitiva, elegí salir de mi zona de confort con todos estos movimientos, pero la verdad, está muy bueno.