Un hombre es lo que está a la vista, pero también sus secretos. El asesinato del segundo comandante de Gendarmería Nacional Gustavo Alberto Elorrieta parece estar ligado a una mezcla de pasiones desatadas a partir de problemas familiares, con múltiples aristas, y secretos personales tirados sobre una hoguera desatada en medio de una discusión. El informe preliminar de la autopsia confirmó que el cuerpo encontrado en el fondo de un aljibe, dentro del casco de una estancia abandonado hace 50 años en la zona rural de Roldán, era el del uniformado cuyo rastro se perdió el 10 de julio último. Ese hombre había llegado al Gran Rosario a mediados de 2013 trasladado desde la provincia de Entre Ríos. Tenía 42 años y fue asesinado con golpes en la cabeza, presuntamente asestados con un martillo. Por el hecho el martes serán imputados por haber participado del homicidio la esposa del gendarme, Mercedes F., de 47 años; Alex Miguel Jesús G., de 18 años y allegado al hijo de la víctima; y Mario Luis F., de 26 años. En tanto, uno de los dos hijos del hombre asesinado, de 17 años, fue puesto a disposición de la Justicia de Menores en turno.
El domingo 10 de julio a las 23.30 Gustavo Elorrieta le envió un mensaje de texto a una empleada de Gendarmería con quien mantenía una relación sentimental. Le dijo que había llegado bien a Roldán, donde el hombre iba a visitar a su familia compuesta por su esposa y dos hijos: un muchacho de 17 años y una niña de 11. Elorrieta había viajado en su Volkswagen Bora gris y su plan incluía pernoctar en la casa familiar de Larrea al 1200, entre Echagüe y Chaco, a escasos 200 metros de la sede de la Guardia Urbana de Roldán. Según los escasos vecinos que residen en esa cuadra, Elorrieta y su familia se afincaron en el barrio Villa Flores de Roldán hace “cuatro o cinco años”. El mojón de referencia para ubicarse geográficamente respecto a dónde está la casa de la familia es el club San Lorenzo, sobre la ruta nacional 9 que allí se llama Catamarca.
“Como podes ver, en esta cuadra no abundan los vecinos. Uno pasa, saluda: «Hola, ¿cómo te va?», y seguís. Del vecino que vive al lado no sabes ni el nombre”, explicó uno de los cuatro residentes de la cuadra. “No puedo decirte mucho porque la verdad no tengo idea de cómo eran. Parecían una familia común y silvestre, en la que el hombre era gendarme y por ahí se iba a trabajar varios días fuera de la ciudad”, comentó.
La casa de la familia Elorrieta tiene unos 20 metros de frente por unos 30 de fondo y la mañana de este sábado allí podían observarse animales de granja y un auto estacionado en una cochera al aire libre. Una vivienda que no desentona con el ambiente tranquilo de la semiruralidad que se vive en Villa Flores. “Yo hace 20 años que me vine de Rosario para vivir en Roldán y la verdad, que me maten un vecino, por más que no sea en un contexto de inseguridad o violencia callejera, no es la mejor noticia que pueda afrontar”, agregó otra vecina.
Un gendarme correntino
Elorrieta era oriundo de la localidad de Monte Caseros, en Corrientes. Llegó al Gran Rosario alrededor de 2013 trasladado desde la provincia de Entre Ríos. Trabajó en el área de Inteligencia y desde 2018 estuvo tres años en la Sección Antinarcóticos que la fuerza federal tiene en Pérez. Sobre fines de 2021 fue convocado a realizar un curso de Estado Mayor en la sede de Gendarmería en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que comenzó en febrero de este año. Sus camaradas de armas hablaron de Elorrieta con admiración. “No se da una idea lo que era su foja de servicios. Un oficial intachable”, explicó un hombre que fue su compañero. Desde que se fue para realizar el curso, Elorrieta no visitó mucho a su familia. Sólo hizo viajes relámpagos. Dos de ellos en junio pasado. Uno por el cumpleaños de su hija y otro por el Día del Padre, de paso en un viaje para saludar a su papá en la provincia de Corrientes.
Un allegado a la familia contó que sobre fines de 2021 el hijo de 17 años, usando la notebook de su padre, descubrió un secreto que Elorrieta llevaba bajo siete llaves y que lo ligaría a una doble vida que el gendarme tenía en Entre Ríos, donde tendría otra pareja y una hija de 9 años. Eso hizo estallar la relación del muchacho con su padre. “Pasó de amarlo a odiarlo con todas sus fuerzas”, explicó el allegado. Eso repercutió en la vida del pibe, quien habría intentado terminar con su vida más de una vez.
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Con este telón de fondo, Elorrieta se embarcó en un viaje de vacaciones de invierno que comenzó a desandar la tarde del domingo 10 de julio pasado en su VW Bora gris. Según confió el fiscal Gastón Ávila en la rueda de prensa montada el viernes a la noche a metros del casco de una estancia abandonada donde el cuerpo de Elorrieta apareció en el fondo de un aljibe, el celular del gendarme dejó de estar operativo alrededor de las 23.30 de ese mismo 10 de julio tras saludar a su pareja de Buenos Aires. Un mensaje que impactó en una de las antenas de telefonía móvil de Roldán y que es un indicio de que el hombre fue asesinado poco después de haber llegado a esa ciudad.
El auto chocado
El martes 12 de julio el VW Bora gris patente FIV 917 de Elorrieta apareció chocado en un camino rural, a unos 700 metros del lugar donde 17 días más tarde aparecería su cadáver. El vehículo tenía manchas de sangre en el baúl y en su interior. Pero no había ningún ocupante. Adentro del auto se encontró el DNI del hijo mayor de Elorrieta y no hubo denuncia policial sobre el accidente.
El 25 de julio, es decir el lunes pasado, Elorrieta debía regresar de su licencia y presentarse a retomar el curso que hacía en Buenos Aires. Como no lo hizo, desde la sede de Gendarmería realizaron una denuncia por averiguación de paradero. Hasta ese día judicialmente no se sabía que Elorrieta estaba desaparecido. Atando cabos, el caso comenzó a ser investigado por los fiscales Gastón Ávila y Adrián Spelta, quienes comisionaron a la Dirección de Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) para que trabajaran sobre el territorio. Una de las dudas que se presentó en la pesquisa fue cómo nadie de la familia del gendarme en Roldán había realizado la denuncia por su paradero.
En ese marco, el miércoles pasado los fiscales ordenaron que se realizara un allanamiento en la casa de la familia ubicada en Larrea al 1200. Al llegar los efectivos de AIC no encontraron resistencia de los moradores. Allí se secuestraron media docena de celulares y una computadora y se identificó a cinco personas, entre ellos la esposa y los dos hijos de Elorrieta. No hubo detenciones, pero en el lugar encontraron documentación del hombre que permanecía desaparecido. Un día más tarde Stella Maris, una de las hermanas de Elorrieta, habló con La Capital e hizo pública la ausencia de su familiar. Relató que como Gustavo no se había presentado a prestar servicios la llamaron para preguntarle si tenía alguna información. Y como al tramitar la licencia Elorrieta había fijado domicilio en su finca de Roldán realizaron la denuncia en el Ministerio Público de la Acusación (MPA) de Rosario.
El jueves los fiscales Ávila y Spelta ordenaron que en la casa de barrio Villa Las Flores se realizara una prueba con Luminol, una sustancia química que toma un brillo azul o verde cuando entra en contacto con sangre, ciertos metales u otros agentes oxidantes, lo que ocurre más allá de que haya sido higienizada la zona. La sustancia tuvo efecto positivo en el baño, el dormitorio matrimonial, un pasillo y la entrada a la vivienda. También se hisopó una pala de punta y una remera manchada con sangre. Luego se realizó la misma medida en el baúl del VW Bora gris de Elorrieta que había sido chocado y abandonado en un camino cercano al cementerio municipal de Roldán y en una lona que había en el auto. Esas pruebas también dieron resultado positivo. Además, en el baúl del vehículo había una maza con un cabo de madera que tenía manchas compatibles con sangre, guantes de látex y distintos trozos de prendas con manchas hemáticas, entre otros elementos.
El tramo final
El viernes a los investigadores de homicidios se le sumó la Sección Perros del MPA y comenzaron a trabajar sobre un campo ubicado a unos 3,5 kilómetros de la casa de calle Larrea. Así el cerco se fue achicando y llegaron a las inmediaciones de un monte, ubicado sobre calle Dorrego y la intersección imaginaria con Camino de los Gauchos. Un lugar que oculta los restos del casco de una vieja estancia, abandonado hace unos 50 años según los vecinos de la zona. El lugar está ubicado a unas 20 cuadras de la última calle del casco urbano de Roldán y una cantidad similar de la ruta A-012.
Para el momento en el cual el cuerpo de Elorrieta apareció en el interior de un aljibe de 10 metros de profundidad, tapado con una lona, ramas y maderas, los fiscales ya habían dado la orden para que cuatro personas domiciliadas en Roldán fueron detenidas. En calle Larrea fueron apresados la esposa del gendarme, Mercedes F., de nacionalidad paraguaya, y el hijo de 17 años de la pareja, quien quedó a disposición de la jueza de Menores 1ª, María del Carmen Musa. En Pueyrredón al 600 de la misma ciudad fue apresado e incomunicado Mario Luis F., de 26 años. Allí se secuestraron 48 proyectiles calibre 9 milímetros, siete cartuchos calibre 12, tres cartuchos calibre 16, un proyectil de FAL (7.62 milímetros) y otro de calibre 45. En tanto, en una casa de Corrientes al 1400 fue capturado Alex Miguel Jesús G., de 18 años.
“Los tres adultos serán imputados el martes próximo por su participación en el crimen de Elorrieta. Esto es a partir de indicios que fueron surgiendo de las distintas medidas que se fueron realizando en la casa y el auto del gendarme”, indicó el viernes por la noche el fiscal Spelta a metros del aljibe donde aún estaba el cuerpo de Elorrieta. Los fiscales entienden que una sola persona no podría haber cargado el cuerpo de un hombre que rondaba el 1.80 metro de altura y poco más de 100 kilos de peso. Fueron los Bomberos Zapadores de Roldán quienes, tras trabajar varias horas, lograron rescatar el cuerpo de la víctima. Habrá que aguardar hasta el martes para conocer oficialmente cuál fue el entramado que terminó en el asesinato del segundo comandante de Gendarmería y que mantiene presos a su esposa, su hijo mayor y otros dos muchachos. Y cuales fueron los roles de cada uno en el hecho investigado.