No hay más que dolor entre los allegados de Candelaria Agostina Enrique, la nena de 5 años que murió luego de ser herida en la cabeza por una bala perdida en los festejos de Navidad. Era la única hija de un matrimonio joven y hacía dos días había terminado el jardín de infantes. Desde la institución, que durante el año lamentó el asesinato de otra alumna, la despidieron con tristeza en las redes sociales. Investigan las fiscalías de homicidios culposos y dolosos.
Pasada la medianoche del sábado, ya habiendo recibido la Navidad, Candelaria y sus familiares salieron a festejar a la vereda de Iriondo al 3900, barrio Alvear. Entre los ruidos de la pirotecnia nadie advirtió el sonido particular de un arma de fuego, por eso cuando un tío vio a Candelaria en el suelo lo primero que pensó fue que la nena se había tropezado. Pero cuando atinó a levantarla vio que estaba bañada en sangre. La llevaron de urgencia al Sanatorio de la Mujer, donde detectaron que era una herida de bala en la cabeza y que había ingresado con muerte cerebral. Su fallecimiento se confirmó la noche del domingo. El hecho se investiga como resultado de una bala perdida que alguien disparó en medio de los festejos.
Podría decirse que la muerte de Candelaria es inexplicable. Pero todo puede pasar en una ciudad que cerrará 2022 habiendo superado la cifra máxima de homicidios registrados en un año. Sobre todo cuando, del total de 279 crímenes, 30 víctimas eran menores de edad que murieron a balazos. Hay vidas de niños y adolescentes que están en riesgo en sectores de la ciudad donde se ha naturalizado el uso de armas de fuego, sea en contextos de violencia urbana o en casos como este en el que, al parecer según versiones preliminares, alguien disparó hacia arriba sin importarle las consecuencias.
La consecuencia fue un balazo que ingresó por la frente de una nena de 5 años que acababa de recibir la Navidad. Según contó a La Capital su abuela, Candelaria estaba con sus primos jugando en el pasillo de la casa familiar de Iriondo al 3900 cuando fue herida. De inmediato, sus familiares la llevaron al Sanatorio de la Mujer, donde los médicos confirmaron que la víctima tenía muerte cerebral. El director médico de ese centro de salud, Eduardo Ontivero, explicó que el cuadro era "gravísimo" y que no fue posible realizarle una cirugía. Sobre la noche del domingo se confirmó el fallecimiento y sus padres decidieron donar los órganos.
La investigación del caso en un principio quedó a cargo de la fiscal de Homicidios Culposos Mariana Prunotto, pero luego se puso en conocimiento del hecho a la Unidad de Homicidios Dolosos. El gabinete criminalístico de la Agencia de Investigación Criminal realizó un relevamiento de la zona del hecho para esclarecer lo sucedido. Al tratarse, al menos según la versión preliminar, de un caso de bala perdida, no hay precisiones acerca de la dirección desde la que se efectuó el disparo.
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El tío de Candelaria que encontró a la nena herida contó en diálogo con LT8 que en la calle había muchas personas festejando, pero que no se vio a alguien manipulando un arma de fuego. "No vimos a nadie disparar, estaba lleno de gente, todos los vecinos afuera", relató el hombre. "Destruyeron una familia, 5 años tenía la criatura", lamentó.
Despedida
El jueves 22 de diciembre Candelaria tuvo su último día en el Jardín de Infantes Sapo Pepe, ubicado en Alsina al 3900, a cinco cuadras de su casa. Cuando el domingo por la mañana trascendió la noticia de que la nena estaba internada, desde la institución difundieron un pedido de cadena de oración. Ya en la mañana del lunes, luego de que se confirmara el fallecimiento, compartieron un mensaje en las redes sociales. Lo acompañaron con varias fotos, entre ellas una que le habían tomado a la nena en una sesión fotográfica con motivo navideño en la que participaron todos los alumnos del jardín.
"La conocimos desde muy pequeñita, festejó sus cumpleaños de tres, de cuatro y de cinco en el jardín, la vimos crecer", contó Ana Paula, quien fue su maestra durante 2021. "Sus papás son dos laburantes que trabajaban por y para su hija", agregó la mujer. Por ese motivo, contó, solían llevar a Candelaria al mediodía, donde almorzaba con las maestras. "Después ingresaban sus compañeros y seguían hasta las 17", agregó.
"Hoy nos toca despedirte, nuestra dulce Cande. Hay muchas preguntas en nuestra cabeza y no podemos responder el por qué. Simplemente recordar todos los momentos compartidos, el verte crecer desde tan pequeñita hasta que cumpliste tus 5 añitos", publicaron desde la cuenta del jardín Sapo Pepe.
"Nunca nos vamos a olvidar tu sonrisa, tu mirada tan especial, tu alegría cada vez que entrabas al jardín y tu saludo a mamá y papá con felicidad. Tu inocencia, tu solidaridad, tu bondad, tu paciencia, tu amor, tu cariños tus "seño te amo", tus abrazos tan fuertes, tus carcajadas", agregaron.
En mayo pasado el mismo Jardín de Infantes había lamentado el asesinato de otra de sus alumnas: Ámbar Auriazul Morera. La nena, que tenía 6 años, fue acribillada junto a sus padres, que también murieron, en un ataque ocurrido en Garibaldi entre Necochea y Chacabuco, barrio Tablada.
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Gabriela Aymará Altamirano, de 25 años; Tomás Rodrigo Morera, de 27, y sus hijos Ámbar Auriazul y otro menor de 4 años, llegaron a esa zona de barrio Tablada a visitar a la abuela de los nenes. Apenas alcanzaron a bajar del auto cuando, desde un vehículo en movimiento, partió una ráfaga de disparos. Solo pudo sobrevivir el más pequeño de los hijos del matrimonio, quien logró ingresar a la casa de su abuela.
Según la investigación de ese caso el ataque no estaba dirigido a las víctimas, sino a otra pareja que a su vez fue imputada por falso testimonio. Para la Fiscalía "ocultaron y negaron intencionalmente datos de relevancia en cuanto a la mecánica y móvil del hecho".