En Saavedra al 6300 los vecinos no podían entender el triste y violento final de Juan Roberto Quiza, de 45 años, ex residente del barrio en el que siguen viviendo sus hijos. En ese lugar a Quiza lo reconocen por el apodo de “Moncholo”. “Era un buen hombre. Una pena que se lo comió el escabio. Fresco, un tipazo. Chupado, un problema. Acá sólo quedaron los hijos, el más chico de 11 años. El ahora estaba viviendo en la Lagunita, la ex pareja esta internada por problemas de adicción. El puede que haya arrancado con otra novia. La verdad estamos todos sorprendidos con lo que le paso”, explicó una residente de la zona en la que supo vivir Moncholo.
El viernes alrededor de las 19, cuando caminaba por Doctor Riva al 5700, en la esquina de la escuela 1381 “Renacer en la Esperanza” y la nocturna 79, fue fulminado con una decena de balazos calibre 40. Su cuerpo quedó tirado a metros del cruce de Doctor Riva y Aguzzi. Y a un par de metros del cadáver, buena parte de la decena de vainas calibre 40. Nuevo homicidio con tinte mafioso en una ciudad sin paz.
“Este barrio es un desastre. Pero no es de ahora. Viene desde hace años. Hay meses que afloja. Otros que se hace insoportable. El ruido a balazos es algo cotidiano. Fue una casualidad que a la hora que pasó esto (el asesinato de Quiza, alrededor de las 19) en la calle había poca gente. Los pibes de la nocturna de la escuela habían salido antes o no había habido clases. Pero sino suele ser un hervidero la calle”, explicó una residente de la zona. “Se escucharon como 15 balazos todos juntos. Varios impactaron en la casa de mi hija. Uno de ellos entró al domicilio, ella estaba con su hijo chiquito. Estaba mi hijo con la novia, le pudo haber pegado a cualquiera. Y nosotros no tenemos nada que ver con ninguna bronca. Cuando salimos vimos al hombre tirado en medio de la calle”, indicó una vecina de la esquina.
Doctor Riva al 5700 _a unos 700 metros del comienzo de los monoblocks de Rouillón y Seguí_ está dentro del genérico Triángulo y Moderno, aunque hay una decena de barriadas contenidas en el paño de territorio que se reconoce con ese nombre. En Doctor Riva y Aguzzi hay una serie de viviendas con el mismo diseño y confección en la que durante décadas se fueron instalando vecinos de otras vecindades que fueron trasladados. Algunos de ellos, al hablar de esta esquina, que supieron vivir en las inmediaciones de 27 de Febrero y Belgrano, cerca del Terminal Puerto Rosario. Es un territorio que, como buena parte de la periferia rosarina, está atravesada por la narcocriminalidad. En particular una de las gavillas que suele disputar la zona puesta bajo la lupa de la banda de la “Gorda Laura”, quien fue detenida por la Justicia Federal en octubre de 2020. Su base de operaciones supo estar en Doctor Riva al 5500.
15 detonaciones
Según se pudo reconstruir este viernes alrededor de las 19, Moncholo Quiza caminaba por las cercanías de la escuela Renacer en la Esperanza. Llevaba puesta una gorrita con visera color roja. En sus bolsillos llevaba 540 pesos, una cajita de cigarrillos color azul marca Liverpool con un sólo pitillo, un juego de llaves y un boleto de la quiniela. En poco más de un parpadeo se escucharon fuertes detonaciones. Algunos de los vecinos aseguran que se escucharon alrededor de 15.
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Cuando los más osados de los vecinos asomaron las narices se toparon con el cuerpo de Moncholo, en medio de la calle, dando su última exhalación. El cuerpo quedó de cúbito ventral. Tenía ocho impactos. Aunque los vecinos intentaron socorrerlo, su causa ya estaba juzgada. Lo taparon con una manta que acercó un residente de la cuadra. Otro cinco proyectiles impactaron contra la casa de la esquina, que tiene ingreso sobre Aguzzi. Un plomo ganó el interior e impactó contra una pared.
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Al menos cinco de los quince disparos que los vecinos dijeron escuchar impactaron contra la fachada de una casa de Doctor Riva y Aguzzi.
Foto: Virginia Benedetto.
“Nadie lo conocía. Tampoco se acercaron familiares”, explicó una vecina. En la escena quedaron diez vainas calibre 40 Smith & Wesson. La placa de “último momento” no demoró en ganarse un lugar en los noticieros de la tele con la rubrica de otro asesinato en la ciudad. “Este zona se esta poniendo invivible. La casa de la esquina (en diagonal a la vivienda que recibió impactos) está deshabitada desde hace más o menos un mes. Ya la balearon al menos dos veces. La zona está cada vez más brava”, explicó una residente. El cuerpo de Quiza quedó tirado a unos 15 metros de la casa señalada.
La investigación quedó en manos de la fiscal Georgina Pairola, quien comisionó a los efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) para que trabajaran en territorio a la búsqueda de testimonio de potenciales testigos del asesinato y a la búsqueda de cámaras de videovigilancia públicas o privadas, que a simple vista no se advertían.