Un joven de 19 años fue asesinado de dos balazos en la cabeza en el barrio Las Delicias, en la zona sudoeste de la ciudad. Tras el incidente, los investigadores policiales desecharon como motivación del crimen un acto de venganza y presumían que el violento suceso fue desenlace de un intento de robo, aunque aclararon que al muchacho fallecido no le robaron nada.
El dramático ataque ocurrió cerca de las 22 del sábado. A esa hora, Brian Jesús Caamaño, de 19 años, circulaba por Batlle y Ordóñez al 3200 en una moto Honda Guerrero de 110 centímetros cúbicos cuando recibió dos tiros que le atravesaron la cabeza y le perforaron el cráneo.
En una moto nueva. La calle donde ocurrió el homicidio, con zanjas a cielo abierto, está bordeada desde Ovidio Lagos hasta Avellaneda por empresas metalúrgicas. Precisamente, el cuerpo sin vida del muchacho fallecido fue encontrado frente al playón de Electrolux, una fábrica de electrodomésticos situada en Batlle y Ordóñez al 3200.
Caamaño se movilizaba en su vehículo cero kilómetro por esa calle en dirección este-oeste cuando a unos 400 metros del club de rugby Duendes fue alcanzado por dos proyectiles disparados desde un revólver calibre 38.
Hasta anoche los efectivos de la sección Homicidios y la comisaría 33ª sólo contaban con una información preliminar y no habían podido reconstruir cómo se desató el incidente por la ausencia de testigos. "No se lo puede vincular (al hecho) con el delito ni con una venganza. Presumimos que fue un intento de robo. El muchacho tenía el DNI y toda la documentación de la moto en regla", explicó el comisario Roberto Sánchez, jefe de la seccional 33ª.
El juez a cargo del caso, Juan Andrés Donnola, señaló que la policía detectó un trazo de sangre a cien metros del lugar donde quedó el cuerpo y que en esa zona está activa una cámara de seguridad cuyas imágenes serán analizadas.
El joven trabajaba en un emprendimiento gastronómico familiar y vivía en la zona sur de la ciudad. "Los padres están destruidos", señaló el portavoz policial.
Todo intacto. Caamaño estaba vestido con un vaquero y debajo del jean tenía puesta una calza deportiva. Una remera, una campera y unas zapatillas deportivas completaban las prendas de vestir.
También llevaba una mochila y en su interior había una camiseta de Newell's. Hasta anoche, los pesquisas no habían determinado hacía dónde se dirigía el muchacho cuando recibió los balazos fatales. Tampoco lo sabían los familiares, que se comprometieron con la policía a averiguarlo.
Ayer a la mañana, los efectivos de la policía científica recorrieron la zona del homicidio y detectaron huellas con manchas de sangre en un trayecto de unos 77 metros por Battle y Ordóñez desde Ovidio Lagos. "Por esos rastros, creemos que le tiraron desde atrás", señaló el comisario Sánchez.
En la escena del crimen, los policías no hallaron restos de proyectiles, pero determinaron a partir de la autopsia que los balazos partieron desde un revólver calibre 38. "Las balas quedaron alojadas en el cráneo", explicó Sánchez.
En la investigación del caso interviene además del juez Donnola la fiscal Nº5 Nora Marull. Hasta anoche, los investigadores no tenían pistas que conduzcan al o los autores del violento suceso.