Los dos jóvenes turistas que denunciaron a un grupo de policías del puesto de peaje de General
Lagos por extorsionarlos, privarlos de la libertad durante tres horas y robarles pertenencias
aseguraron que los efectivos que los retuvieron les plantaron pastillas tranquilizantes para
generar la acusación que derivó en un escándalo de repercusión nacional.
Santiago Mercatante, de 32 años, es el turista bonaerense que denunció
haber sido coaccionado por policías de la Patrulla de Caminos a 20 kilómetros de Rosario. El
viernes llegaba a la ciudad con Juan Balmont López, de 31, que trabaja en un hotel de Palma de
Mallorca, de donde es oriundo. Ambos denunciaron haber sufrido una secuencia a manos de policías.
Olvidar ahí. Mercatante aseguró que les plantaron pastillas de psicotrópicos para acusarlos
de su tenencia ilegal. “No estaban en el coche y tampoco vimos cuando las sacaron. Lo que
vimos fue cuando el policía venía con las pastillas en la mano. Entonces nos dijeron que no
hiciéramos escándalo porque íbamos a ir a la cárcel. Nos dicen «por esto un abogado les va a pedir
10 mil pesos». Si nosotros les juntábamos esa plata, nos dejaban ir. Se olvidaba ahí”, dijo
al canal Todo Noticias.
El turista bonaerense, que trabaja para una empresa de productos para
peluquería, reiteró la parte medular de la denuncia: que Balmont López pidió un giro a España desde
su celular ante la extorsión de los policías. “Le dijeron «llamá a tu gente allá y que te
manden plata. En una hora tiene que estar. Que sea rápido»”.
Mercatante dijo que los policías le pidieron las facturas de la
mercadería que tenía en el auto. “Yo no las tenía porque me había olvidado de pedirle a mi
jefe los remitos de la mercadería en trámite. Entonces (los policías) me acusan de que la
mercadería es robada. Dicen que es un delito, que era robada y empiezan a requisar el auto.
Estábamos hablando con un policía cuando otro dice que había encontrado droga, pastillas. Y nos
dicen que ese era un delito por drogas peligrosas”.
Lista de objetos. El denunciante asegura que esto ocurrió al lado del puesto de peaje y que,
para encontes, ya le habían robado “una cámara de fotos, un celular que le había dado (a su
acompañante) para que se manejara acá, una pulserita, el estéreo del auto, los compacts...”
Mercatante afirmó también que, además de los 800 euros que recibieron
por el giro, Balmont Pérez había entregado antes 700 pesos y él mismo otros 250. Aseguró que los
policías le quitaron toda la mercadería laboral que trasladaba.
La jueza de instrucción Raquel Cosgaya liberó el domingo a los ocho
policías detenidos entre el viernes y el sábado. Los indagará esta semana. Ambos turistas deberán
volver a Rosario para una rueda de reconocimiento en Tribunales.
El fiscal de Cámaras José María Peña mencionó que los policías están
comprometidos por un gran acopio de evidencia: el ticket del peaje, el número de la patente del
vehículo policial que en ese momento estaba en servicio, el comprobante del giro cobrado. Y que sin
dificultad podrán añadirse otras, como la comunicación a España requiriendo el giro y la llamada de
Mercatante a su jefe, que derivó en el consejo legal de acudir al consulado español para procurar
tutela antes de la denuncia.
Contra los jefes. Peña instruyó que se inicien además actuaciones por incumplimiento de
deberes de funcionario público contra los jefes. “Si una patrulla falta de su puesto durante
tres horas pueden presumirse dos cosas: o este tipo de acciones de los policías tenía regularidad o
alguien no cumplió con su deber de vigilarlos”.
La fiscal Nº 4, Cristina Rubiolo, destacó la gravedad de que la acción
policial no se hubiera documentado. Sostuvo que si había alguna irregularidad en lo que
transportaban los turistas los policías “en vez de hacer lo que correspondía de acuerdo con
la situación, en todo caso incautar algo o hacer un acta policial, lo que hicieron fue comenzar a
intimidarlos”.
Rubiolo remarcó que la acción denunciada no fue sólo pedir dinero,
“sino amenazar con que iban a cometer un delito federal, con que no iban a salir, con que el
español no iba a poder volver a su país, no iba poder regresar a tiempo, con que esto era muy grave
y pidieron dinero”.
Balmont López dijo haberse sentido secuestrado durante las tres horas
que estuvo retenido. “Una vez que entré al consulado me sentí más tranquilo. Me sentí en
España. Lo que sí queda claro es que mis vacaciones se terminaron”.