Un joven fue condenado a seis años de prisión en un juicio abreviado como culpable de participar del sangriento homicidio de Juan Carlos Leiva, un hombre de 50 años asesinado de al menos 19 puñaladas en marzo de 2014 en barrio Ludueña. La víctima era hermano de crianza de Mercedes Delgado, la militante social que murió baleada en enero 2013 al quedar en medio de un tiroteo (ver página 40). En abril pasado otro hombre fue condenado como coautor del hecho.
Crueldad brutal. El sábado 15 de marzo de 2014, un hecho de extrema violencia sacudió el corazón del populoso barrio Ludueña, en la zona oeste de Rosario. La madrugada de ese día Leiva tomaba unos vinos con amigos a metros de su casa, en inmediaciones de Gorriti y Garzón. Un sobrino que estaba con él en un momento decidió ir a un quiosco, pero volvió con una herida en el cuello.
Leiva fue a ver qué había pasado en ese negocio, en Gandhi y Magallanes, y allí se trenzó en una discusión que marcó su irremediable destino. Según la hipótesis del fiscal Damián Cimino (reemplazado por Marisol Fabbro), Leiva llegó desarmado al lugar, hasta que un tal Leonardo lo retuvo por los brazos mientras otro identificado como Sergio le asestaba una veintena de puñaladas.
El fiscal planteó que al hombre lo siguieron hiriendo cuando estaba en el piso, sin chance de defenderse, en "estado de ebriedad" y en desventaja por su edad. Y que el ataque fue con "crueldad y brutalidad".
El vecino sufrió cortes en el cuero cabelludo, mandíbula, brazo izquierdo, hombro derecho, costado izquierdo del pecho, parietal izquierdo, axilas y espalda. Las heridas en tórax le provocaron una severa hemorragia que le causó la muerte.
Manchas. Horas después del hecho y en medio de un clima de indignación vecinal, la policía logró detener a Leonardo Osvaldo Florez, de 24 años, en una vivienda de Einstein al 6000. "Estaba durmiendo con las manos todavía manchas de sangré", señaló un testigo sobre uno de los sospechoso del crimen.
A las 48 horas Florez fue imputado como coautor de homicidio doblemente agravado por ensañamiento y alevosía, y se ordenó que quedara en prisión preventiva a la espera del juicio.
La situación procesal de Florez se dilató hasta llegar casi al límite de los plazos establecidos para la prisión preventiva, que permite dos años prorrogables a uno más si la investigación del caso se califica como compleja. Como a la carpeta judicial se sumaron evidencias que inclinaron la balanza a su favor y quedó demostrado que tuvo un rol secundario, la defensa encabezada por el abogado Nazareno Bravo acordó una condena en juicio abreviado.
En principio Florez reconoció su responsabilidad. Aunque la carga probatoria en su contra alcanzó para endilgarle la figura de partícipe secundario de homicidio simple. "Pasaron por lo menos cuatro fiscales en la causa, y eso implica que se vuelva a revisar el hecho. Así se llegó casi al límite de la prisión preventiva, es un inconveniente del sistema", advirtió Bravo.
Luego de que el fiscal Rafael Coria y la defensa expusieran los alcances del acuerdo y el imputado expresara su conformidad, la jueza Raquel Cosgaya lo declaró admisible y dictó la sentencia condenatoria contra Florez, que deberá pasar seis años en prisión efectiva.
El autor. El principal acusado de matar a Leiva permaneció prófugo hasta julio de 2014, cuando fue detenido en la localidad chaqueña de Las Breñas. Se trata de Sergio Víctor Chazarreta, quien en abril de este año fue condenado por el crimen de Leiva en un juicio abreviado a la pena de ocho años de prisión, pero bajo una calificación menor a la original.
El acuerdo se homologó por el delito de homicidio simple y lesiones leves. Sin embargo la pena total fue de nueve años y siete meses de cárcel, porque se unificaron dos condenas previas que tenía en Chaco en 2013. Una de un mes de prisión por hurto simple y la otra a un año y medio de prisión condicional por portación de arma.
"Sergio le empezó a dar facazos al viejito mientras estaba tirado en el suelo. Le dicen Chaque y tiene la cara cortada por el medio", dijo uno de los testigos directos del hecho y que comprometió al principal acusado y al cómplice.