La cantidad de homicidios registrados suele ser uno de los principales indicadores a la hora de analizar la violencia urbana en Rosario. Sobre todo para comprender las dinámicas relacionadas a la narcocriminalidad, dado que según los informes oficiales la mayoría de asesinatos corresponden a estos entramados vinculados a conflictos entre bandas. Algo se movió en las calles del departamento Rosario para que octubre de 2023, con 8 casos, sea uno de los meses con menos crímenes registrados en la última década. El antecedente más reciente había sido abril de 2020, cuando el registro de 4 hechos no se debió más que al aislamiento social en el marco de la pandemia de Covid.
Durante octubre se registraron 8 homicidios en el departamento Rosario, un número inédito en los últimos años en los que la cantidad de crímenes por mes llevó a que desde 2020 se superaran los 200 casos anuales como no ocurría desde 2015. Una característica que vuelve particular el descenso marcado este mes es que del total de hecho solo dos ocurrieron, al menos según sus versiones preliminares, en contextos de criminalidad compleja.
El primer asesinato de octubre fue el de Rosa Romero, de 67 años, acribillada en la feria "La Saladita" de la plaza Homero Manzi de la zona sur de Rosario. Según los avances de la investigación del hecho, que condujo a la reciente imputación de Brandon Miqueas "Chulai" R., de 19 años y sindicado como uno de los sicarios, la víctima fue asesinada por error dado que el objetivo real habría sido otra feriante. Ese caso y el de Rodrigo Nicolás Suárez, de 23 años y asesinado en el barrio Fontanarrosa, son los únicos dos con características de un entramado criminal complejo.
Los restantes responden a causas y contextos varios. El femicidio de Laura Ramona Benítez, por el cual se entregó su pareja. El asesinato a puñaladas de José Rosales, de 28 años, en un aparente conflicto familiar. La muerte de Juan Ramón Ojeda, de 55 años, luego de estar internado cuatro días tras sufrir una golpiza por parte de un grupo. El asesinato a puñaladas de Gustavo Figueroa, de 41 años, mientras estaba alojado en un pabellón de la cárcel de Piñero. La muerte de Luis Acuña, de 19 años, por un disparo en el marco de una pelea con amigos ocurrida en la localidad de Álvarez. Y por último el reciente asesinato de Nahuel Aldana, de 25 años, baleado por un vecino que se entregó a la policía y quedó libre al asegurar que el joven había querido entrar a su casa con intenciones de robo.
Los números altos registrados los meses restantes del año -18 casos en septiembre, 23 en agosto, 32 en mayo y un pico de 33 en febrero- vuelven prematuro cualquier análisis o conjetura que busque explicar el marcado descenso de los homicidios en octubre. Es un período de tiempo escueto, pero el cambio es brusco. Sobre todo porque, más allá de la baja en los números, las características de los hechos ocurridos dan cuenta de que algo pudo moverse hacia el interior de la compleja trama del mundo criminal. Es un escenario que cuando menos abre interrogantes acerca de qué factor incidió en esta disminución.
La escalada desde 2020
Según las estadísticas del Observatorio de Seguridad Pública, del Ministerio de Seguridad de la provincia, el 2022 cerró como el año más violento de la historia del departamento Rosario. Con 287 casos confirmados se superó la cifra registrada en 2013, que fue de 271 en una escalada atribuida principalmente al estallido que generó el asesinato en mayo de ese año del entonces líder de la banda narco Los Monos, Claudio "Pájaro" Cantero. En 2022, en cambio, el aumento que llevó al período anual con más homicidios se venía registrando hacía dos años, cuando las estadísticas dieron un salto de 169 crímenes en 2019 a 214 en 2020.
A comienzos de ese año, con el cambio de gestión de gobierno provincial como dato a tener en cuenta, hubo 23 homicidios en enero según los registros de este diario. En relación a los meses anteriores -14 en noviembre y 12 en diciembre de 2021- el incremento de casos en enero de 2020 provocó conmoción pública dado que en tan solo dos semanas se había superado la cifra del mes anterior. Entre ellos casos resonantes como el asesinato del gerente bancario Enrique Encino, que fumaba un cigarrillo en un balcón del casino City Center cuando fue baleado desde la calle. Un hecho que, luego se supo, tuvo un trasfondo extorsivo vinculado a Los Monos y al juego clandestino como antesala de una modalidad que iba a incrementar con centenares de causas por extorsiones en su mayoría organizadas desde las cárceles. Una problemática que, más allá de que no decantaran en homicidios, acentuaría la violencia en las calles de la ciudad con un aumento de las balaceras ocurridas en ese contexto.
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En febrero de ese año se superó la cifra de enero con 25 hechos, siempre según los registros de este diario. De ese total 20 se cometieron con armas de fuego, hubo un doble homicidio y el espeluznante triple crimen de Cristofer Albornoz, Florencia Corbalán y la hija de ambos - Chelsi, de 1 año- que fueron acribillados en el barrio Empalme Graneros en un claro contexto narco. El 2020 se perfilaba entonces como el año de un estallido incontrolable, que el entonces ministro de Seguridad, Marcelo Saín, había atribuido a la supuesta decisión de su incipiente gestión de "romper el vínculo histórico entre la policía y el crimen". Un análisis que acompañó al comienzo de su gestión con la intervención de la Jefatura de San Lorenzo, el paso a retiro de 31 comisarios y el desplazamiento del jefe de la Unidad Regional II.
Una pausa en pandemia
Pero lo impredecible provocó lo que en los meses anteriores parecía imposible. Marzo de 2020 continuó con una tendencia de incremento que alcanzó la cifra de 16 crímenes entre el 5 y el 21 de ese mes, es decir en 17 días. Una escalada que se cortó en seco el 20 de marzo con el decreto nacional 297/2020 que estableció la medida de Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio en el marco de la pandemia de Covid 19.
En lo que restó de marzo no hubo más homicidios y el mes siguiente la cifra descendió drásticamente hasta alcanzar 4 crímenes en abril, un número bajo con escasos antecedentes: 7 en septiembre de 2019, la misma cifra en septiembre de 2016 y 8 en agosto de 2017. De los 4 casos de abril de 2020, dos fueron en conflictos familiares, uno por arma blanca en problema interpersonal y solo uno pudo inscribirse en un contexto de violencia urbana dado que la víctima había sido baleada meses atrás. En ese marco las circunstancias en las que ocurrieron estos hechos también sirvieron de indicador sobre las consecuencias imprevistas del aislamiento social.
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Cuando comenzó la flexibilización de las medidas sanitarias se dio un incremento sostenido y en todos los meses hasta fin de año, con excepción de agosto que tuvo 12 casos, se superó la cifra de 15 homicidios con un pico de 27 en septiembre. Así, 2020 terminó con 214 crímenes, lo que significó que se superara la barrera de los 200 hechos luego de cuatro años.
Esa tendencia de alza se sostuvo durante 2021, año en que los meses con menos homicidios registrados fueron enero y julio, ambos con 12 casos. El pico se dio en septiembre, con 28, y el año culminó con una nueva cifra récord: 244 crímenes. Un número que en 2022 volvió a superarse cuando a fin de año se contaron 287 homicidios. Como nunca antes en la historia del departamento Rosario, en nueve meses de ese año se superaron los 20 crímenes con un pico inédito de 36 hechos en abril.
El incremento registrado entre 2020, 2021 y 2022 llegó al presente con Claudio Brilloni como cuarto ministro de Seguridad en una misma gestión provincial. Lo mismo que con el jefe de la policía de Rosario, Daniel Acosta, que asumió en mayo de este año como el undécimo en ocupar ese cargo desde que Omar Perotti asumió como gobernador.