Por Leo Graciarena
Los motivos que generaron el doble femicidio de calle Laprida al 1400 parecen haberse quedado encerrados entre las cuatro paredes que rodearon la escena del crimen. Ayer de madrugada Rosa Domínguez Ferroni, la mujer de 80 años que fue retirada agonizante de su departamento, murió en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez. Su hija Sandra Isabel, de 44 años, había sido asesinada en la vivienda con al menos nueve puntazos en su cuerpo.
Por el doble crimen fue detenido Andrés Daniel R., de 44 años, pareja de la menor de las mujeres. Según explicaron fuentes tribunalicias el fiscal de Homicidios Miguel Moreno, a cargo de la investigación, se tomará el plazo máximo de tiempo para imputarlo por el doble femicidio, ya que ordenó una serie de medidas que están en curso. De ser hallado culpable la pena en expectativa es la prisión perpetua.
Cordiales
Laprida al 1400, entre 9 de Julio y Zeballos, centro de Rosario. Una cuadra de tránsito rápido con carril exclusivo en la que la mayoría de los vecinos no conoce a la persona que vive al lado. Un síntoma repetido en los centros de las grandes ciudades.
Rosa y su hija Sandra vivieron más de veinte años en una casa de pasillo en esa cuadra, al lado del templo metodista La Resurrección. Y lograron pasar tan desapercibidas que una inmensa minoría de sus vecinos, tres de doce, las recordaban como "personas cordiales" y "sin mayor trato con sus vecinos".
El lunes a la tarde ambas fueron asesinadas a golpes y puñaladas con un arma blanca. Según pudo saberse sobre el principal sospechoso, pareja de Sandra, durante los últimos cinco años vivió esporádicamente con las víctimas. "Estaba cuatro o cinco días y se iba dos. Una cosa así", explicó escuetamente un vecino.
La tarde del lunes una amiga de Sandra recibió un mensaje que la alteró: "Se pudrió todo", decía. La mujer se preocupó y esperó un tiempo prudencial. Después, según explicaría posteriormente el fiscal, la amiga llamó a otra mujer que realizaba tareas domésticas en la vivienda.
Ambas confluyeron a las puertas de la vivienda de Isabel y su madre. Intentaron ingresar al domicilio y no pudieron. Una de las mujeres llamó al celular a Andrés. Le comentó la situación, cuánto la preocupaba y él respondió que iría hacia la casa en forma urgente.
Finalmente las mujeres ingresaron sobre las 18 se toparon con el peor de los cuadros: Sandra estaba en una habitación molida a golpes asesinada con al menos nueve puntazos en el cuerpo, uno de ellos en el cuello.
En otra habitación Rosa agonizaba golpeada y con un puntazo en la cabeza. En la vivienda se secuestró un cuchillo de cocina que será sometido a pericias.
Entre desconocidos
Según se pudo reconstruir del diálogo escueto con vecinos y consultas con fuentes de la pesquisa Sandra y Andrés mantuvieron una relación los últimos seis años. Ella era licenciada en comunicación social, aunque en la cuadra nadie pudo precisar de qué trabajaba actualmente. En su perfil de Facebook, Andrés se presentaba como diseñador gráfico.
Los dos se movían en sus propios autos que guardaban en una cochera ubicada a pocos metros sobre la misma vereda de su casa. Allí también los recordaban como "cordiales de hola y chau". Ninguno de la docena de vecinos que charlaron con este medio expresó haber visto o sentido sentimiento hostil entre la pareja, aunque nadie dijo que los haya visto "en pareja" sino que solían verlos solos, entrando o saliendo del pasillo.
Fuentes de la investigación indicaron que en principio no había denuncias de violencia de género en la pareja.
"Es muy raro porque estas son las cosas que te demuestran que vivimos entre desconocidos. Yo te puedo hablar de cuatro o cinco clientes con los que tengo contacto cotidiano. Pero no tengo idea de quién vive en el edificio. Me dicen que es una mujer grande y muy gorda que vivía con la hija en una casa de pasillo al lado del gimnasio. Y sólo en ese pasillo hay cuatro departamentos. Contá cuántos edificios hay en la cuadra y cuántos en la manzana. Son muy pocos los que conocen al que vive al lado", indicó un comerciante de la cuadra.
"Ella era una chica muy correcta. Agradable. Hola y chau. A la madre, una mujer grande, hacia mucho tiempo que no se la veía. Y él por ahí estaba, por ahí no", contó otro residente.
Las imágenes del noticiero mostraban a Andrés en secuencias de su vida en las últimas horas. La primera, la noche del lunes, descolocado como quien trata de comprender lo que sucedía a su alrededor. A su lado una amiga de Sandra se llevaba su caniche blanco para que no quedara solo mientras Rosa era sacada en camilla por el pasillo, mientras un paramédico intentaba reanimarla.
Ayer a la mañana las imágenes lo exponían bajando de un patrullero para ser identificado en una oficina de la Unidad Regional II. Tenía escoriaciones en sus nudillos. El fiscal Moreno lo imputará en las próximas horas.