Pasadas las 18 de este lunes una moto con dos ocupantes pasó por Ghandi y Teniente Agnetta, en pleno corazón de barrio Ludueña, y uno de ellos apuntó contra un pasillo de mitad de cuadra y comenzó a disparar. Minutos antes Gerardo Miqueo, de 50 años, había llegado a su casa luego de su trabajo y estaba haciendo una changa para un vecino. Y Miguel Farías, de 30, estaba parado en la puerta del pasillo. Ambos fueron alcanzados por algunos de los veinte proyectiles que según el vecindario habían sido disparados con una ametralladora y murieron en el lugar.
Miqueo era un vecino muy querido en el barrio al que “mataron con la pala en la mano”, dijo entre llantos una de sus hijas. La explicación que se escuchaba en el barrio tenía que ver con un búnker de un tal “Oso”, mencionado entre llantos, gritos y recriminaciones a la policía: “Ellos pasaban a cobrar todos los días y un gordo que entró al búnker se llevó la plata”, dijo un vecino enardecido.
En medio de una escena conmocionada los vecinos describían a Miqueo como “un gran hombre, muy trabajador. Hacía changas de albañilería y con la mujer y los hijos hacían pollos que vendían en el barrio. Era un hombre intachable, donde podía te daba una mano”, contaban los vecinos, tristes e indignados.
“La policía sabía de este búnker. El Oso lo instaló hace un año, lo manejan sus familiares. Todos lo sabemos. Cuando mataron a los dos llegó un pelado de la policía, entró al pasillo y al búnker y se llevo un montón de plata”, dijo alguien que vive en el barrio desde hace mucho.
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En el cruce de Teniente Agnetta y Ghandi cuelgan varias imágenes de las ramas de un árbol: dos son de San La Muerte y otra del Gauchito Gil. “Estamos cansados, no se puede vivir así, entre narcos y tiros. La semana pasada ya habían baleado este pasillo y hace unos días mataron a otro chico a dos cuadras. Las bandas se pelean y a los vecinos nos matan”, dijo otra vecina.
Respecto de Farías, este lunes circulaban dos versiones: una lo situaba parado allí, sin hacer demasiado y la otra que de alguna manera estaba relacionado con el búnker. Al cierre de esta edición no había versiones oficiales de los investigadores al mando de la fiscal Georgina Pairola.
“Policías narcos”
En ese marco, un grupo de choque de la policía provincial estaba pertrechado ante una conmoción creciente por la cual en dos oportunidades dispararon balas de dispersión. Lo que motivó la presencia de estos efectivos fue que los vecinos comenzaron a insultar a los policías de la seccional 12ª, la que interviene por jurisdicción. “Policías narcos, sólo sirven para cobrar la protección”, “El gordo ese que se ríe es el que viene a cobrarles”, eran algunos de los gritos que se escuchaban. Incluso un familiar de Miqueo les dijo sin miramientos: “¿Cuánto me van a cobrar por ver el cadáver de mi hermano tirado en el piso?”.
Si bien el miedo es moneda corriente, este lunes el barrio hablaba del Oso, un hombre que tiene aterrorizadas varias manzanas del barrio. “No podemos hablar porque ahí están sus familiares y acá te matan por nada. Si pasa una moto a las seis de la tarde y dispara, imagínese lo que pasa después de las 20”, dijo una mujer.