Carlos Ríos tenía 70 años y hace al menos cinco décadas vivía en un pasillo de Garibaldi al 2900, casi esquina Francia. Los vecinos del lugar lo consideraban “un buen vecino, un hombre con hábitos que no modificaba nunca”, tales como mantener la casa siempre cerrada con candado y a sus dos perros en el living de la humilde vivienda. Cerca de las 17 de este jueves una de sus vecinas se sorprendió al ver la puerta abierta y a uno de los perros dando vueltas entre la vivienda y el pasillo. Llamó a la Policía y cuando los efectivos ingresaron a la casa encontraron al hombre maniatado sobre su cama, semidesnudo, con una funda en la cabeza y en una clara escena de tinte sexual.
Ríos vivía solo en una casa pequeña que años atrás compartió con un hermano y en la cual, según algunos vecinos, “solía recibir muchachos que él decía que eran sus sobrinos del corazón. Era muy reservado y al menos con la gente de la cuadra su relación no era más que de un buen día y buenas tardes”. Por otra parte, la gente más cercana a Carlos expresó que “recibía amigos y hace un tiempo tuvo un problema parecido, apareció maniatado en el pasillo y golpeado”.
Escena de tinte sexual
Las últimas horas de Carlos fueron reconstruidas por los pesquisas. A la mañana fue a hacer mandados, salió por el pasillo que tiene un portón de acceso y volvió con una bolsa de supermercado cerca del mediodía. Momentos después habría ingresado otra persona, según le contaron los vecinos al fiscal Adrián Spelta.
El pasillo siguió su vida habitual y alrededor de las 17 una joven se percató de que la puerta de la casa de Ríos estaba abierta y uno de sus perros afuera. La gente del pasillo se sorprendió y llamó a la policía.
Los agentes encontraron a Carlos en su dormitorio, atado a la cama y con una funda de almohada sobre su cabeza. La casa no estaba revuelta y a primera vista no faltaba nada. Pero nadie puede asegurar que pertenencias tenía Carlos. “Los muebles no estaban tirados ni había señales de que alguien hubiese buscado algo puntual”, aseguró el fiscal.
Una de las certezas de los vecinos de Carlos es que quien entró y salió del pasillo sabía cómo acceder a la vivienda. “El portón está cerrado permanentemente y si alguien hubiese saltado nos daríamos cuenta, por el ruido, pero no se escuchó nada. El que salió lo hizo con la llave de la puerta principal”.
Ni en el lugar ni en la zona hay cámaras visibles, con lo que es muy difícil constatar el movimiento en la cuadra. “Carlos recibió gente esta semana, vimos a personas que no son de la zona, tal vez alguno fue quien estuvo con él esta tarde”, dijo una conocida de la víctima.
Todo el vecindario estaba conmocionado ayer a la tarde. “Carlitos tenía una bicicleta pero se la robaron hace como un año. No sabemos cómo pasó porque un día apareció enyesado”, contó otra vecina.
El fiscal Spelta aseguró que “se notaba en la casa una escena sexual como escenario del crimen. Los vecinos aseguraron que el hombre recibía amigos. Era jubilado y no hemos dado aún con allegados que nos puedan dar algunas pistas. Sí se vio a una persona ingresar y algún vecino lo describió físicamente, sobre esa base vamos a trabajar. Según el médico forense la muerte data de unas dos o tres horas, es decir pasado el mediodía”.
A las 18 llegó la mortera y sacó el cuerpo de Carlos. No hubo llantos ni familiares reclamando justicia. No hubo escenas de dolor, simplemente una mujer se persignó y el cuerpo partió hacia el Instituto Médico Legal para que la autopsia determine la causa final de la muerte.