El “efecto” Burgos sacudió la modorra futbolística en la que se había convertido el equipo leproso en los últimos tiempos. Y si bien ante Unión el viernes la producción rojinegra estuvo lejos del brillo y de un ambicioso despliegue ofensivo, hay que reconocer que al menos hubo un plan de juego concreto que se intentó respetar a rajatabla. La premisa fue el orden, mantener las líneas compactas, morder y achicar espacios en los duelos disputados en cada sector de la cancha y por sobre todas las cosas dejar de ser un equipo con el mentón frágil que ante el primer soplido se caía por toda la cuenta. Y en parte se logró. Newell’s llegaba al estreno del Mono con un punto en cinco partidos, diez goles en contra y apenas 3 a favor. Por ello Burgos en la entrevista exclusiva que mantuvo con Ovación tras el debut, confió que “el balance es bueno por haber establecido una base y ahora hay que solidificarla y volver a jugar finales. La primera es contra Atlético Tucumán y cada partido va a ser siempre la primera. Siempre jugaremos primeras finales. Hay que luchar en eso para llamar la atención de todos, no sólo de los jugadores, de todo Newell’s”. El mensaje renovador del Mono se puso en movimiento, si bien hay muchísimo por mejorar en especial en la generación ofensiva y el desequilibrio en el área de enfrente. Pero el “efecto” Burgos comenzó a germinar en el mundo Newell’s, tanto dentro como afuera de la cancha.