El domingo, a las 15.10 al segundo clásico por la Copa Santa Fe entre Central y Newell´s en el Gigante de Arroyito lo dirigirá un réferi bombero. Posta, no es broma. Jorge Baliño, de 36 años y desde el año pasado uno de los diez árbitros de carácter internacional que tiene la Argentina, es bombero en Chillar, una localidad ubicada a una hora y media de sus pagos: Tandil. Para Ovación, ubicarlo ayer telefónicamente no fue fácil. La comunicación "fallaba", pero durante el intento reiterado, la frase del whassApp de Baliño alentaba, casi con ironía, a no bajar los brazos Se trata de un lema del dramaturgo irlandés Samuel Beckett apropiada como tatuaje por el tenista suizo Stan Wawrinka (ver aparte).
En esta nota contará por qué eligió esas palabras, cómo cree que será este clásico local (el número 262 de la historia) y cómo hace para apagar incendios dentro y fuera de la cancha. Y algo más: develará cómo se llama su mamá, la mujer de su vida, que más recuerdan las hinchadas futboleras.
—¿Dirigió alguna vez un Newell´s-Central?
—Este será mi primer clásico rosarino. Todos los que estamos dentro del mundo del fútbol de primera sabemos que este partido se vive muy intensamente. Es una ciudad que lo juega de una manera especial, en la que las cargadas se sostienen hasta el próximo partido, seguro y mucho más allá también. Espero este partido con ganas y lo tomo con mucha seriedad mucha seriedad, aunque no jueguen los titulares. Lo jugarán muchos chicos con ganar de mostrarse y deseos de jugar como titulares de primera. Todo el respeto a ellos.
—El domingo pasado el juez Silvio Trucco tuvo que suspender el clásico (que finalizó 0 a 0) por 20 minutos durante el entretiempo y 4 minutos más durante el segundo, por disturbios en la popular rojinegra. ¿Eso le genera algún tipo de inquietud?
—Lo vi por la tele. No creo que se repita ese hecho aislado ahora en la cancha de Central. Inquietud, no, uno está preparado para tomar decisiones ante problemas de este tipo y quiere que el partido dure siempre 90 minutos. Cuando se agotan todas las instancias, se llega a un punto en que hay que dejar que actúe el Tribunal de Disciplina.
—¿Suspendió muchos partidos en los 11 años que arbitra para AFA?
—Dos, por problemas entre la gente y la policía: un encuentro entre Talleres y Atlético de Tucumán, en el año 2009, y uno entre Gimnasia y Esgrima y Nueva Chicago, en 2013. Ya no se aguantaba más y había que poner un límite.
—¿Cómo se entrena un árbitro internacional?
—Como un jugador profesional. Nosotros corremos unos 10 kilómetros por partido. Ahora estamos de pretemporada con trabajo anaeróbico.
—¿Cómo lo trataron las hinchadas rosarinas?
—Siempre bien.
—Pero, ¿también se acordaron de su mamá?
—Y sí, es inevitable. Se llama Susana. Una vez me acompañó a la cancha y lo padeció en carne propia la pobre.