El festejo inédito en el gol. Su imagen avanzando desde el medio, rodeado de paraguayos y con Lo Celso fundido. Sus declaraciones ya después de la medianoche. Las del entrenador paraguayo. Todo, todo gira en torno a Lionel Messi. La selección depende de él, porque no hay funcionamiento. Y otra vez, como en Rusia, se llega a la última fecha del grupo sin haber ganado y con la imperiosa necesidad de hacerlo el domingo ante Qatar para clasificar a los cuartos de final de la Copa América. El sufrimiento como marca registrada, en esta época de recambio que hasta se explicaría con más lógica.
A ver. El fracaso en el Mundial 2018 descalabró la mira de la nueva conducción de la AFA y fue tal su desconcierto que debió aceptar que un técnico sin ninguna experiencia en manejo de grupos tomara el timón del barco mayor. Claro. Lionel Scaloni no tuvo la culpa. Los numerosos técnicos argentinos con mucho mayor prestigio no aceptaron dirigir a la selección, o no fueron seducidos o buscados convenientemente, y el ex jugador de Newell’s y de Pujato vio la puerta abierta y entró. Pero en la primera prueba en serio, por los puntos de una competencia oficial, no está dando la talla. Eso sí, no buscó atajos, explicó sus decisiones y en cierta manera Messi lo bancó luego.
Scaloni fue consciente de que el mejor momento argentino ante Paraguay fue ese comienzo del complemento, cuando juntó a Lautaro Martínez, Sergio Agüero y el propio Leo. Pero después sacó al de Inter con la explicación de las dudas físicas por el golpe recibido en el primer tiempo, pero también por la descompensación que le generó al equipo. Después del penal que Armani atajó, decidió cambiarlo porque entendió que su equipo podía seguir sufriendo. Y había una meta clave: no perder, aunque tenía que ganar. Messi entonces dijo que con el trío en cancha “ese fue el mejor momento. Fue cuando logramos empatar y estábamos llegando un poquito más, porque metíamos más gente en el área; ellos habían hecho cambios para defenderse”. Pero también reconoció que “justo vino la jugada del penal y habíamos quedado descompensados en el medio”.
El capitán habló pese a tener que hacerlo en otra instancia dolorosa. Asumió su rol. Está bien que lo haga, sin excusas además. Así, afirma que “sería una locura que no podamos pasar la zona de grupos”. Además, afirma que “tenemos que seguir buscando el equipo y mejorar”, pero es consciente de que “ya no hay tiempo, es un partido y depende de nosotros. Tenemos que pasar por lo menos”.
Messi es el eje. Que lo diga sino Eduardo Berizzo, que se encargó de remarcar que fue el mejor partido de Paraguay desde que asumió, que perdieron dos puntos y que la fórmula de esa aseveración se debió a que “no dejamos que Messi corra. Interpretamos bien cómo rodearlo, cerramos caminos y lo neutralizamos”.
También cuando todos los ojos se posaron sobre él en la ejecución del penal y el fantasma del que le atajaron ante Islandia sobrevoló inevitablemente. Y después de hacerlo también. Porque en vez de apuntar al cielo recordando a su abuela como lo hace siempre, encontró una cámara que lo enfocaba e hizo un corazón con las manos al mejor estilo Di María, tras lo cual tiró un beso. Y como todo en él tiene importancia, hubo que esperar a que su esposa Antonella posteara un “Te amo” en su cuenta de Instagram para saber a quién iba dirigido su mensaje.
Así de importante es Leo y lo sigue siendo. Como en lo más importante, en lo que atañe al juego. Por eso las redes sociales se inundaron de una imagen de TV en que se lo ve rodeado de siete paraguayos, con Lo Celso fundido fuera ya de acción luego de haber corrido como loco a los 93’ para evitar una contra de Oscar Romero. Y que sirvió para graficar la disociación del resto con Messi, ya que sin el ex Central para acompañarlo, el resto estaba lejos de su influencia.
Ante Nigeria, en el último partido del grupo, Messi hizo un golazo que encendió la ilusión y que sobre el final Marcos Rojo debió ratificarla. Ahora viene Qatar, un rival que más allá de la fuerza que le hizo a Colombia y Paraguay, no debería ser un escollo insalvable para que Argentina clasifique. Por supuesto, otra vez estará en el centro de todo.
Llegó ayer a Porto Alegre buscando que haya futuro
La selección argentina entrenó ayer en Belo Horizonte por la mañana, almorzó en esa ciudad y durmió la siesta, y por la tarde emprendió el viaje a Porto Alegre, donde pasado mañana irá por el triunfo sobre Qatar que le permita estar en la definición de la Copa América. La única novedad es que Lautaro Martínez pudo hacer trabajos de gimnasio, por lo que se presume estará a disposición de Lionel Scaloni. Los futbolistas que no fueron titulares o actuaron poco hicieron tareas con pelota y ahí estuvo Marcos Acuña, ya recuperado de una dolencia muscular que lo marginó de los dos primeros partidos. En cambio, los que estuvieron desde el vamos ante los paraguayos sólo hicieron tareas regenerativas de gimnasia y en ellas estuvo Martínez. El delantero de Inter, además, se sometió a una sesión de kinesiología en Cidade do Galo, el predio de Atlético Mineiro, para tratar el golpe en el glúteo izquierdo que sufrió en el primer tiempo.