Periodistas de La Capital y LT8 desmenuzan la previa del clásico entre Central y Newell's, que se juega este sábado a las 16.30, en el Gigante de Arroyito. Todo bajo la lupa. El partido, el posible trámite, los técnicos y las consecuencias.
Periodistas de La Capital y LT8 desmenuzan la previa del clásico entre Central y Newell's, que se juega este sábado a las 16.30, en el Gigante de Arroyito. Todo bajo la lupa. El partido, el posible trámite, los técnicos y las consecuencias.
Por Lucas Vitantonio (Ovación)
En esta oportunidad, tal vez más que nunca, el choque entre Central y Newell’s posa todo el peso de la responsabilidad, de las urgencias y del sueño de la victoria casi exclusivamente en dos personas, en los entrenadores: en Miguel Angel Russo y en Gabriel Heinze.
Miguel y el Gringo no juegan ni patean la pelota, pero por su peso específico serán los grandes protagonistas de la tarde del sábado. Se convertirán en el padre del triunfo o en el responsable de la caída. Tal vez es injusto, pero es así.
Y este razonamiento se basa en un proceso que lamentablemente se acrecentó en los equipos rosarinos en los últimos tiempos, que es falta de grandes referentes, de jugadores emblemáticos en ambos plantes, de líderes de raíz histórica en los clubes, que sean realmente caudillos y actúen como banderas de sus respectivos equipos. Hoy casi no están. En Central se puede mencionar al arquero Jorge Broun. Y en Newell’s a Pablo Pérez o Piri Vangioni, ahora muy relegados.
Por ello, todo lo bueno y lo malo, recaerá en la espalda de los entrenadores actuales. Ya no hay un Maxi Rodríguez en Newell’s o un Marco Ruben en Central. Una foto que supo acompañar a tantos clásicos no tan lejanos. Y así la lista podría seguir hacia atrás llena de figuras ilustres sin reemplazo: el Negro Palma o el Tata Martino.
Así, sin menospreciar a los planteles actuales, plagados de pibes con gran futuro o refuerzos foráneos, los que más pondrán la cara en el clásico serán Russo y Heinze.
Por Juan Fanara (LT8)
Por historia, folklore, por pasión. La ciudad vive al ritmo de canallas y leprosos. Añora el futbol que hoy no tienen los equipos de la ciudad. La actitud de Newell’s no se traduce en eficacia. El orden de Central se desvanece en el partido y las campañas reflejan el desencanto.
Sobra corazón, falta eficacia. Ninguno resiste la derrota y el fútbol y las urgencias no son buenos amigos. La modernidad lleva a los entrenadores de ambos a fortalecer la defensa, agregan un central y liberan los marcadores de punta.
En el pizarrón, con flechitas y un discurso convincente se ganan partidos, en la cancha...
La última fecha un equipo que pelea la permanencia y un rival que no conocía la victoria, lastimaron a los equipos de la ciudad. Perdieron la pelota. Cedieron terreno y pagaron un precio muy alto a una idea brillante en el pizarrón.
Rosario Central debe recuperar la presencia en mitad de cancha y Newell’s Old Boys debe encontrar la fantasía en ataque que perdió. Las carencias tácticas y técnicas abren las puertas a un clásico emotivo, sin lógica ni dueño. Se gana por talento individual y colectivo. Se gana por la acumulación de errores del rival. Hoy se juega al error del rival, y los equipos de la ciudad se asociaron a ese club.
Por ahora la tabla de posiciones y la clasificación a las copas sudamericanas dicen que las alarmas se activaron. Desde los bancos se buscan respuestas y las respuestas no aparecen. En nuestro clásico se miran las cartas y se acomodan los discursos. Llega el clásico. ¿Llegará el fútbol?
Por Elbio Evangeliste (Ovación)
Central tiene mucho por ganar, pero también mucho por perder. Los temores que genera un clásico hacen que muchas veces se privilegie no perder, pero lograr eso significaría continuar por la Copa de la Liga en una marcha lenta. Le serviría más a Russo que al equipo. Es que el DT estiraría una racha que a esta altura es una marca registrada, pero a nivel personal.
Central ya perdió demasiado terreno en este segundo semestre como para ampararse en esa seguidilla de muy buenos resultados que supo conseguir en estos últimos diez años, con muchísimas victorias, algún que otro empate y apenas dos derrotas, pero además del honor, el canalla se juega la posibilidad de mantenerse en carrera por los objetivos planteados en el inicio de la temporada.
Por eso, la osadía debiera estar por
encima del conformismo.
La clasificación a las instancias finales del torneo y sobre todo un lugar en copas internacionales no resisten más rebajes. Hay un proceso de aceleración que este Central de Russo debe dar,
sin lugar ya para la relajación.
Sumar de a tres le servirá para muchas cosas: para llenarse de felicidad, para sortear emociones, para dejar de perder terreno y arrimarse a los de arriba,
para fortalecer el proyecto y para encarar lo que viene con algo más de decisión. En muchos de esos aspectos, lo que tiene por delante es un punto de inflexión.
Por Hernán Cabrera (LT8)
Viviendo probablemente el peor momento de su ciclo, tanto en juego como en resultados, Heinze se apronta a su segundo clásico como DT con la gran posibilidad de lograr una victoria que lo vuelva a insertar en la Copa de la Liga y en la pelea por las copas. Newell’s necesita cortar de manera inmediata la racha que arrastra desde hace cuatro fechas, sin poder conseguir victorias, con dos empates y dos derrotas, estas últimas de manera consecutiva. Hoy está afuera de la clasificación directa a cuartos de final y a 5 puntos de la Sudamericana. Entre los aspectos positivos que tiene la Lepra, se pueden resaltar los buenos rendimientos de Armando Méndez y Brian Aguirre, dos de los que llegan con lo justo desde lo físico, pero que en principio.
Desde lo negativo, uno de los principales puntos que no logra remontar el rojinegro, es el bajo rendimiento general de las individualidades que fueron indispensables para la clasificación a los cuartos de final de la Copa Sudamericana el semestre pasado. El gran interrogante será conocer el sistema táctico que utilizará el Gringo. En los encuentros en condición de visitante, el formato ha sido cercano a una línea de cinco en el fondo, para eso deberá resolver el cuerpo técnico si regresará al equipo uno de los mejores jugadores en el comienzo del torneo, Ian Glavinovich. Será cara o cruz para Heinze, la tranquilidad de un triunfo que lo deje llegar en paz a fin de año, un empate que le dé algo de crédito para el futuro, o una derrota que ponga en peligro su continuidad. Las cartas están echadas.
Por Guillermo Ferretti
El Central de Russo se debate entre fortalezas y debilidades en la antesala del duelo más importante del segundo semestre. Mostrando una clara bipolaridad en lo que va de la temporada, logrando importantes resultados en casa y perdiendo casi todo afuera, los auriazules se encuentran ante la oportunidad de dar “el golpe”. Es que vencer a Newell’s puede significar un espaldarazo que, con 8 partidos por delante, podrían recuperar terreno en las dos tablas donde hoy aparecen relegados. Entre los puntos fuertes se destaca la localía, con 23 partidos seguidos sin caídas en algo más de un año. Eso sí, en el último tiempo el equipo de Russo bajó su eficacia. En esta Copa de la Liga el canalla jugó 3 encuentros en el Gigante, y solo ganó uno. Otra fortaleza tiene que ver con la mística, el “aura” que envuelve a Russo como técnico de clásicos. Hasta acá, dirigió a Central en 10, con 5 triunfos y 5 empates. Y en casi todos impuso condiciones, con huellas indelebles como el del icónico 4 a 0 de 1997, cuando se fue “revoleando su saco”. Entre los factores futbolísticos que hoy potencian al equipo hay que apuntar la gambeta de Campaz. Con 6 goles y 6 asistencias en 31 cotejos de 2023, con 23 años demuestra su muy buen momento. Aporta desequilibrio por izquierda, con goles y asistencias en momentos decisivos. Hoy, Campaz es una de las principales “cartas ganadoras”.
Pero Central también tiene sus flaquezas, como las bajas de Malcorra y Giaccone, piezas vitales en la ofensiva auriazul, con Mallo “tocado” y Bianchi afuera, otra víctima de la racha de lesiones musculares del plantel canalla en este último tiempo. Además, se nota una clara merma de rendimiento que se refleja en la tabla. Es que, más allá del invicto en casa, Central es uno de los más flojos en esta Copa de la Liga, penúltimo en su grupo y hoy fuera de clasificación para jugar la Sudamericana 2024. Potenciar fortalezas y disimular debilidades. Eso le otorgaría a Central buenas chances, algo que los canallas necesitan con urgencia para recobrar confianza.
Por Aníbal Fucaraccio
En el fútbol, la extensión y la vitalidad de los procesos están relacionados con los resultados, con funcionamientos reales (no pretendidos), con objetivos que se van cumpliendo y renovando para aspirar a más y, sobre todo, con las expectativas generadas en las situaciones de inicio.
El arribo de Heinze llenó de ilusión al pueblo rojinegro y esa escala referencial, 10 meses después sigue acarreando deudas y necesidades. El equipo quedó afuera de arranque en la Copa Argentina con una derrota vergonzosa ante Claypole. En Sudamericana no leyó el contexto de oportunidad que se le abrió, no se trajeron refuerzos de calidad y se dejó a Aguirre y Sordo en el banco en duelos decisivos. Y en las ligas hasta ahora nunca pudo estar a la altura de sus ambiciones de protagonismo. No le ganó a Boca ni a River, nunca pudo revalidar de visitante lo que esbozó en ocasiones en el Coloso, y en el clásico anterior ni siquiera pateó al arco. Por ahora todo continúa transitando en un sendero de intenciones y búsquedas. Nada pudo trascender el ámbito discursivo. Y eso fue demorando un salto de calidad que se sigue esperando. Este ciclo necesita un partido (un gran partido) que sea estandarte, bandera, símbolo. Lo precisa con inmediatez. Y el clásico puede ser esa gran chance para volver a creer, ilusionar y enamorar.