Algo me dice que Central no se va a ir al descenso. ¿Futurología? No. ¿Un vaticinio divino del más allá? Tampoco. Pero confío en el trabajo de Diego Cocca. Si algo necesita este Central es gente laburante que se ponga el overol, que tenga la convicción de armar un equipo que sienta la camiseta, que dejen hasta la última gota de sudor en la cancha y que use la inteligencia para enfriar un partido caliente y para ponerle pilas a un match desenchufado. Pero ¿y el talento? ¿Y la calidad para crear juego y vulnerar la valla adversaria? Porque está claro que sin eso la cosecha de puntos no aumenta. Bien, este equipo -sin grandes estrellas, es verdad- está trabajando en lo físico, en lo táctico y hasta me animaría a decir en lo estratégico, un plan para para ser competitivos y, por qué no, pelear arriba. Y Cocca es el responsable de esta actitud. Se vio en la final de la Supercopa, en la que es cierto que le faltó audacia al equipo, ligó para no ser vapuleado en los 20 minutos finales pero no ligó en la definición por penales o estaríamos hablando de otra historia. En los amistosos se observó a un equipo ordenado de atrás para adelante, con un arquero y una defensa que son garantía; un mediocampo batallador -aunque con pocas ideas-, un Lovera al que quizá le llegó el momento de pegar el salto y una delantera que es un gran interrogante. Cocca no vino a regalar el prestigio ganado en Defensa y Justicia primero y en Racing después. Su buen nombre está a prueba y no creo que tenga ganas de tirar por la borda sus fichas en el casino del fútbol. Esto es un juego y es indudable que, como en la ruleta, a veces una bola cae para un lado y cantás victoria o cae en el otro y salís llorando. Hay 34 partidos por delante y Cocca sumó más del 50 por ciento de los puntos en muchos de los equipos que dirigió. Sólo resta confiar en un plantel que trabaja día a día para dejar bien alto la historia de estos colores. Nosotros alentaremos desde afuera para que ellos brillen desde adentro. Y después, claro, roguemos que la pelotita entre más en el otro arco que en el nuestro.