Escritorio o cancha, esa continúa siendo la cuestión. La definición de la Copa Libertadores sigue con los mismos escenarios inciertos y las repetidas discusiones de hace varios días, aunque con palabras que empiezan a ser disparadas con dureza. Las chicanas surgen, los intereses en el medio se multiplican, la Conmebol que ve también otros grandes negocios que surgen en el medio de tanta polémica e incertidumbre. A tal punto que dejó de lado la chance de que se dispute en Paraguay y le apuntó a Doha (Qatar) y con público (pagarían más de 13 millones de dólares, ver aparte), aunque anoche se sumaron las sedes de Miami y Medellín. Hoy se anunciaría el lugar de la final. River y Boca, mientras tanto, siguen dirimiendo sus diferencias, algunos públicamente. "Terminá con esto, dejá de presentar carillas, vení a jugar, juguemos el partido", tiró Rodolfo D'Onofrio, titular del millonario exigiendo que el título de América se defina sobre el campo de juego. Su par xeneize Daniel Angelici se mantiene firme, en silencio y con la postura de resolverlo en las oficinas de una Conmebol que no transmite precisamente sensaciones de justicia. Mientras, hoy el tribunal entregaría su veredicto que, dicen, "sería desfavorable para los de la Ribera y una dura sanción a los millonarios".
Cada uno atiende su juego. Está en la búsqueda de sacar el mejor provecho posible de una situación grotesca, con una Copa totalmente manchada. Los organizadores permanecen con la presión de que se juegue para recuperar el dinero invertido, evitar juicios de sponsors que pagaron para estar en la final y decenas de compromisos económicos. La CD boquense, con el aval del plantel y socios, buscan la revancha de 2015 y eliminar a su eterno enemigo futbolístico en el escritorio. Y presionan con presentaciones y escritos en el tribunal. Los millonarios están que trinan y D'Onofrio dejó la cordura para salir con declaraciones más punzantes: "Terminá con esto, dejá de presentar carillas, vení a jugar. Firmaste y me diste tu palabra. No le hagas caso a lo que te están diciendo que tenés que hacer, te están llevando a hacer algo que no tenés que hacer, no sigas llenando páginas de abogados".
En su monólogo insistió: "Vengan a jugar sin miedo. Mis jugadores lo quieren jugar. Si se pierde, habrá tristeza en el hincha y dolor. Pero no es la final del mundo. Es la final de la Copa que la juegan dos clubes importantes. Hay cosas más trascendentes, como que el 30 por ciento de los argentinos son pobres".
Los partidos siempre deben definirse en una cancha. Tendría que mantenerse el espíritu deportivo que le da vida al deporte más pasional del mundo. El más lindo. Pero en este caso puede ser atendible la posición xeneize, que padeció y pagó caro el gas pimienta en 2015. River insiste en que son situaciones diferentes y es cierto. Aunque también lo que sucedió el sábado fue grave y hasta pudo ser aún peor. La pésima seguridad tiene que ver y altos funcionarios del Estado son responsables de lo sucedido porque los de Núñez pagaron para que nada suceda. Esa ineficacia lleva a que los millonarios sean castigados, como pasó con sus pares hace tres años.
Conmebol estableció el 8 o 9 de diciembre como fecha de disputa cuando aún no hay una resolución final. Presiona como lo hizo el sábado y domingo en el Monumental porque "el show debe seguir". River se desespera porque puede perder la pelea, mientras Boca se mantiene firme en su postura de ir por el camino del reclamo legal.
Alguien ganará la batalla, pero nada será como antes. La final más larga del mundo (hoy se decidiría que sea en Qatar) perdió atractivo. Y aquellos que invirtieron sus ahorros por vivirla con alegría fueron estafados en la pasión.