Casi moribunda, la empresa formuló una “mejora” de propuesta, que además de construirse sobre una entelequia que incluye desde acciones en pago que nunca se entregan y una opción de recompra de esas mismas acciones, que nunca se pagan, termina por desguazar (los principales activos van a sus nuevos cómplices/aliados ACA, Viterra, Molinos) la vieja empresa y darle un “premio” a los viejos accionistas (mediante un “Swap” de acciones sobrevaluadas por un crédito subvaluado).
Pero lo más irrisorio es que repiten a quien quiera escuchar, que es esto o la nada, recordando el viejo chiste “dunga dunga o muerte”.
Tan así es, que salvo las cooperativas (que no pagan impuesto a las ganancias), aceptar la propuesta lleva implícito el riesgo de tener que pagar más en impuestos a las ganancias que el monto que la empresa efectivamente va a pagar.
Ya que el pago sería ficticiamente total, por hacerlo con acciones que –como ya dijimos- nunca se entregan ni se pagan. Claramente dunga, dunga.
Por el contrario, no aceptar, genera una expectativa, que además de ser mejor que el “dunga, dunga” para el acreedor, resulta virtuosa para todo el sector agroindustrial, y para el país en general.
Un cram down, permitiría que prospere la propuesta de los acreedores granarios, que en concreto ofrece pagar el 100% a los acreedores contra entrega de mercadería, además del 100% al Banco Nación, contra entrega de acciones (que si se entregan) de la Vicentin saneada.
Esto en sí mismo es beneficioso para los acreedores, pero además para el país. Menor concentración en el mercado agroexportador, un jugador nacional, y potencialmente un instrumento para generar agregado de valor en los comodities nacionales.
Finalmente, y aún evaluando el supuesto de un fracaso del cram down, la venta de los activos y el pago en la quiebra, seguramente superará -por mucho- a la propuesta, ya que se venderán más activos y a mejor precio (las pseudo ventas que se hacen son a precios de superoferta), para pagar un pasivo que sería casi el mismo.
Por eso, si bien el hombre es el único animal que tropieza con la misma piedra, hoy tenemos la posibilidad de evitarlo.
No volvamos a creer en Vicentín. No seamos Vicentin. Hay opción a la propuesta dunga dunga, y no es la quiebra. Es virtuosa, para el acreedor, pero también para la Argentina.