Cómo tiran la plata los ricos. Norteamérica es el único país del mundo donde un perro de
distinción puede encontrar en viaje el confort necesario. Mientras que en los hoteles de Europa
está reducido a ocupar un rincón en el cuarto de su amo, puede en Estados Unidos, si le conviene,
tomar pieza aparte, habiendo un buen número de hoteles y departamentos para su uso y su gusto. El
hotel Bellerue-Shatford, en Filadelfia, es particularmente recomendado para ir acompañado de un
perro. Se encuentran allí cuartos especiales, amoblados con magnificencia y decorados con tapices
blandos. Las comidas son servidas en mesas bajas, proporcionadas a la estatura del huésped, de
manera que no tenga ni el fastidio de estirar el pescuezo ni el trabajo de bajarlo. La vajilla, de
fina porcelana, está marcada con la cabeza de un perro; un jefe especial dirige la cocina canina y
al lado de cada cuarto hay una pieza toilette donde se encuentran las escobillas, peines, jabones y
perfumes necesarios a un perro elegante, incluido un estuche de manicuro. Inútil es decir que los
clientes de este hotel se hacen notar por su perfecta compostura. El ajuar de una de estas bestias
“comme il faut” comprende un collar, un pectoral, un vestón para el footing, un smoking
para la casa, un capote para el frío, un impermeable de goma para la lluvia y, en fin, para el
verano un pequeño quitasol con un mecanismo ingenioso que lo tiene fijo al collar. El quitasol solo
cuesta 80 francos, pero se estima que para que un perro pueda vestirse correctamente la inversión
no baja de 1.300 francos. (1910)
Nota: Considerando que por entonces en nuestra ciudad miles de inmigrantes se agolpaban como
animales en improvisados conventillos, noticias como ésta, si bien ciertas y precisas, sólo podían
apuntar a aumentar el descontento social.