Rosario sangra. Más que nunca.
Por Mauricio Maronna
Casi nada. El gobierno nacional apenas envió 575 gendarmes y ninguna autoridad local se quejó.
Rosario sangra. Más que nunca.
Nadie tiene derecho a hacerles vivir a los rosarinos en estas condiciones de muerte, inseguridad, balaceras, robos. Violencia. Rosario debe tener la calidad de vida que se merece. Pareciera ser que quien gobierna y tiene a su cargo la seguridad no sabe qué es Rosario. Rosario no es un pueblo, no es una colonia. Rosario es una ciudad que funciona las 24 horas. Despierten.
Todos debemos hacer un mea culpa. Las autoridades por no ser capaces de estar a la altura. De no hacer lo que prometieron: “Paz y orden”. No lo prometió un periodista, lo prometió el candidato que ganó las elecciones y hoy es el gobernador. “Paz y orden”. No más. Eso piden los rosarinos.
No se escribe esto solamente después de la cruel muerte de Joaquín. No se escribe por primera vez que la ciudad no tiene seguridad. A Rosario la patrullan como si fuera un pueblo. Casi no hay móviles. Pero eso sabe. Ahora le tocó a Joaquín, arquitecto de zona norte. Antes les tocó a casi 200 personas más. No le importó a casi nadie. “Se matan entre ellos”. El rosarino también debe autocriticarse por haber naturalizado la muerte.
Hagan algo
Ahora le tocó a un profesional, de nombre Joaquín. Como antes a Sandro Procopio. Como antes al chico Bertini. Ahora las papas queman. Ahora hay que reaccionar. Ahora se vienen las movilizaciones.
“Tiene a su favor Perotti la inercia de los rosarinos, la naturalización de las muertes, las balaceras, el sicariato. Tal vez porque la inseguridad viene desde hace muchos años, y porque las marchas multitudinarias a favor de la paz y la seguridad en Rosario no tuvieron respuestas, el rosarino contempla la escalada de muertes como si se tratara, apenas, de un dato contable”. Se escribió el domingo pasado. Se repite. Todas las veces que sea necesario. Además, la lista de Perotti (vaya paradoja) fue la más votada en las primarias. Más debería hacer por Rosario el rafaelino.
No es un problema de gendarmes más o gendarmes menos. No hay presencia policial en Rosario, ni de gendarmería. Ni de día ni de noche. Es una ciudad que parece ser considerada como una comuna, una urbe de segunda categoría. Ahora, está en ascenso el robo violento. La muerte de Joaquín pasó una raya, y debe decirse con todas las letras: asesinato para robar. Muerte en ocasión de robo.
Sin que nadie lo vea, sin que aparezca un móvil en la zona. Se mata y no hay ni siquiera prevención. No hay que adjudicarle toda la responsabilidad a Jorge Lagna. Hubo un tiempo muerto (seis meses) en la transición donde no hubo diálogo entre el que se iba (Lifschitz) y el que llegaba (Perotti). No se hablaban los ministros de Seguridad entrante y saliente. Y asumió Saín, un verdadero desastre. La gestión de Saín sólo subió los números del delito.
Para quien crea que el análisis es sesgado, hay que decir que el récord viene desde la gestión de Antonio Bonfatti, en 2013, y que también tuvo sus problemas Miguel Lifschitz, a quien le tocó afrontar la ultima marcha, multitudinaria, imponente, frente a la Gobernación en Rosario. En 2013 (gestión Bonfatti) hubo 264 muertos. El fracaso es transversal, pero ahora, con Perotti, en comparación con la gestión anterior (Lifschitz) se observa una menor capacidad de respuesta.
El envío de 575 gendarmes por parte del ministro Aníbal Fernández resulta impresentable. No son más de 150 en tres turnos diarios. Sin embargo, nadie reclamó por esa insignificancia. El único que generó efectos positivos fue Sergio Berni, cuando era ministro de Seguridad, y mandó muchísimos más gendarmes y se atrevió a hacer algunos movimientos para la tribuna. Bullrich alteró buenas y malos. Hoy, todo es un desastre.
Orden y paz
Se le exige al gobierno provincial lo indispensable, ni más ni menos que orden y paz. Que la calidad de vida de los rosarinos vuelva a ser lo que fue. Que no se tome a la ciudad como un enclave, donde a las 8 de la noche no queda ni un policía visible. Se asiste a un espectáculo triste: los comercios bajan sus persianas desde las 18.30 en el centro porque no tienen seguridad, porque tienen miedo.
Y si no están preparados para gobernar en esta materia, hagan cursos urgentes: la pos pandemia, o como se llame, traerá más crisis económica, más hechos violentos, más inseguridad. Deben prevenir el delito, deben bloquear zonas. deben convocar para actuar en el terreno a los que saben de seguridad pública en la práctica, en las calles, en los hechos. No en la teoría.
No hay otro tema que el de la inseguridad, agigantada por el asesinato de Joaquín Pérez. En medio de una campaña electoral que deberá sintonizar esa frecuencia y poder empezar a responder qué se hace con Rosario, como se la ayuda, cómo se la protege.
Rosario está ardiendo, los rosarinos son combustible. Se la debería proteger con orden y Paz. Paz y orden.
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