Los dirigentes del fútbol argentino tendrán que comenzar a familiarizarse con el nombre Marcelo. No sólo por Tinelli. También por Achile, el titular de Defensores de Belgrano. Un hombre muy allegado al gobierno nacional y que se proyecta para gravitar en la conducción de la AFA con mayor determinación en un futuro. Y en ese contexto Claudio Tapia no la tiene fácil. Es que el avance hacia el poder del deporte más popular avanza desde las diferentes vertientes gubernamentales.
Por un lado del propio presidente Alberto Fernández, quien sustentado en la opinión de su amigo Luis Segura (de bajo perfil por las causas que enfrenta), tiene una mirada crítica a la gestión del Chiqui, a tal punto que en la inauguración del estadio de Santiago del Estero evitó estar con el mandamás afista.
Por otro llega el avance de Máximo Kirchner, quien fortaleció vínculos con Tinelli, tiene en Ricardo Nissen, el presidente de la Inspección General de Justicia (IGJ), a un actor determinante, ya que será quien deba resolver la denuncia de Nueva Chicago que solicitó dejar nula la asamblea del 19 de mayo de 2020 en la que se reeligió a Tapia desde octubre 2021 hasta 2025 como presidente de la AFA.
Tapia hace un tiempo que comenzó a perder respaldo desde algunos clubes del ascenso. Hay un descontento que crece. Porque tras eliminar la Superliga para evitar el doble comando, la creación de la Liga Profesional no hizo más que mantenerlo y con el agravante de haberle dado la conducción a Tinelli. Se especula que la IGJ podría declarar nula la asamblea y eso derivaría en una nueva elección de autoridades de la AFA, lo que desataría una batalla judicial.
Por las cuestiones económicas, la supuesta manipulación de los arbitrajes y el avance del fútbol del interior con Pablo Toviggino como gestor, se ha esmerilado la unidad monolítica del ascenso que llevó a Tapia al poder, por lo que su reelección no sólo intentarán de invalidarla sino también evitarla en otro acto eleccionario, siempre y cuando la justicia considere que debe convocarse a un nuevo comicio.
Las dificultades que mostró Tapia en la negociación con las empresas televisivas que tienen los derechos de emisión de la Liga Profesional para conseguir la cesión de cuatro partidos a la TV Pública fue minando la relación con el gobierno del presidente Fernández, ya que promediando la competencia aún no se plasmó el pedido. Además de que desde la Casa Rosada observan una poca predisposición por parte del Chiqui a gestionar los deseos gubernamentales.
Mientras Tapia trata de hacer equilibrio, y ya sin el apoyo de su ex suegro Hugo Moyano, el presidente de River Plate, Rodolfo D'Onofrio, avisó que le gustaría conducir a la AFA, mientras que en esa carrera se van sumando otros directivos, quienes fiel a su costumbre, cuando huelen un derrocamiento venden sus lealtades al mejor postor.