Ese 3 de octubre, además, se cumplieron 791 años de la muerte de San Francisco de Asis, el monje que les escribió a los pájaros y a los árboles su "Canto de las criaturas" y que comenzó a escribir la página de la defensa del ambiente como requisito total para garantizar la salud y el bienestar del planeta, la "casa común".
Sobre esa herencia teórica y espiritual construyó el Papa Francisco el Laudato Si, la encíclica verde sobre "el cuidado de la casa común" publicada en mayo de 2015 que renovó el corpus doctrinario de una de las instituciones más poderosas de Occidente y que sirvió para oxigenar la pelea contra el cambio climático planteando la necesidad de nuevos modos de producción que garanticen la sustentabilidad de la Tierra.
"Hoy el Laudato Si ejerce un liderazgo que va más allá de la Iglesia porque es moral. Se trata de tomar conciencia de la realidad con compromiso y educación porque precisamos un cambio de mentalidad y de la política". Así se expresó monseñor Eduardo Martín, arzobispo de Rosario, en la apertura de un seminario internacional sobre "Sociedad y cambio climático" organizado en Rosario hace algunas semanas.
La realidad argentina no quedó afuera del radar de la encíclica, que toma nota de los severos daños ecológicos que ocasiona el actual modelo de agronegocios y denuncia la catarata de problemas derivados de la práctica de monocultivo de la soja en la pampa agrícola: deforestación, pérdida de biodiversidad, aplicación indiscriminada de agroquímicos y afectación de las economías regionales tradicionales.
"La expansión de la frontera de estos cultivos arrasa con el complejo entramado de los ecosistemas, disminuye la diversidad productiva y afecta el presente y el futuro de las economías regionales", advierte el documento papal.
Nuevo dogma
"La conversión ecológica fue una gran novedad porque introdujo nuevos temas en el magisterio de la Iglesia: la justicia con la Tierra es parte del magisterio fundamental. El concepto de ecología integral está a la altura de los otros preceptos básicos de la Iglesia".
Monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, de la academia pontificia de las ciencias, explicó que en el Laudato Si el Papa Francisco "utilizó la razón que viene de la ciencia a través de una descripción de la situación del planeta, no de la creación".
También insistió con la idea de que el cambio climático es provocado por la acción humana y señaló que si esa conducta no cambia "todo empeorará". "Argentina está ante esa posibilidad, esperemos tener gobiernos iluminados para que avancen hacia eso".
El religioso detalló que después de la publicación de la encíclica el cambio climático es una verdad del magisterio, "una verdad tomada de la ciencia". "El sector que produce el cambio climático estropea el planeta. Si no cambiamos suicidamos al planeta" enfatizó, para recordar que son los más pobres quienes resultan más afectados por este fenómeno a pesar de ser los menos responsables.
Al igual que Jeffrey Sachs ubicó al debate sobre la crisis ambiental en un plano moral, no científico, al considerar que el tema "se entiende perfectamente". "Si no hay voluntad de cambiar es porque hay intereses en juego, por eso hay que obligar a esos actores a cambiar a través de la presión moral".
Fray Luis Scozzina, quien también participó de la jornada, aclaró que el escrito religioso busca ante todo entrar en diálogo no sólo con los católicos, ya que habla de un "nuevo diálogo para construir el futuro del planeta".
"La encíclica realza que hace falta un cambio en el modelo de desarrollo, si no todos serán parches" explicó Scozzina, quien retomó la categoría del "cuidado" de Leonardo Boff como aquello que nos hace humanos.
"No se puede hacer sin cuidar. La noción de cuidado es clave en el Laudato Si, porque la persona humana está en peligro y por eso precisamos una ecología humana".
Clima y pobreza.
Uno de los ejes que sustenta el Laudato Si es la íntima relación que establece entre la fragilidad del planeta y los pobres del mundo. "La pobreza no es un tema colateral del problema ecológico, es parte íntima del mismo".
Por ello este nuevo clima es presentado como un problema global con serios correlatos sociales, ambientales, económicos, distribucionales y políticos. "Es el nuevo reto para la Humanidad en nuestro tiempo".
Según la encíclica de Francisco "esto se ve potenciado por el patrón de desarrollo basado en los combustibles fósiles", al tiempo que destaca que "también ha incidido el aumento en la práctica de cambio de usos del suelo, principalmente la deforestación para agricultura".
El Laudato Si indica también que los recursos de la tierra "están siendo depredados a causa de formas inmediatistas de entender la economía y la actividad comercial y productiva".
Es así que la inequidad planetaria y la opción preferencial por los pobres ocupa una parte importante del Laudato Si. "No pretende derogar ni la propiedad privada ni el mercado, pero exige en cambio el imperativo moral del contrapeso de la justicia social y del principio de la subordinación de la propiedad privada al destino universal de los bienes", interpretó Sanchez Sorondo.
En crisis
La encíclica papal aborda un tema que atraviesa todas las agendas internacionales de la actualidad: la ambiental. El cambio climático es la expresión más acabada de la influencia de las acciones humanas sobre el equilibrio del planeta, una tendencia tan acelerada que ha llevado incluso a los geólogos a instaurar una nueva era geológica: la del Antropoceno, en la cual el rasgo predominante es que por primera vez en la historia los humanos "cambian" el devenir natural del planeta Tierra.
"Hoy el ambiente sufre daños inéditos e inimaginables. Incluso traspasamos los límites del planeta y entramos a la era del antropoceno, un nuevo período en el cual la mayor fuerza sobre la Tierra es la acción de los hombres y no la propia naturaleza".
Así lo resumió Jeffrey Sachs, considerado como uno de los principales expertos mundiales en desarrollo económico sostenible, quien destacó la declaración de interdependencia del Laudato que plantea "un solo mundo con un plan en común". "Tenemos los mismos desafíos que necesitan respuestas globales", señaló, para recordar que existe una agenda de Naciones Unidas (la agenda 2030) que intenta ser eso: un plan de acción común para el planeta.
"El desarrollo sustentable significa crecimiento económico con inclusión social y ambiental, un plan integral como pidió el Papa. Si falta alguna de esas tres patas ponemos en riesgo todo" dijo el experto, quien también participó de las jornadas.
Y agregó: "el problema es que la economía de mercado produce riqueza pero no distribución ni respeto por el ambiente, porque funciona sobre la avaricia: sólo busca el lucro, no la igualdad. Es ilógico lo que hacemos, estamos frente a un lucro con avaricia. Es un lucro patológico".
Este escenario plantea no ya un debate científico (Sachs consideró que hoy no se discute si el cambio climático existe o no), si no otro escenario de debate moral para "poner al lucro en su lugar".
Para salir de la crisis ambiental, el especialista propone encarar al menos 5 grandes transformaciones: la primera de ellas es una transición energética que implique menos emisiones de carbono con tecnologías verdes a la cabeza. Tecnologías que son cada vez más baratas y accesibles.
La segunda gran transformación debe ocurrir en las ciudades, grandes consumidoras de energía cada vez más pobladas. "Hay que ir hacia el transporte eléctrico, bioenergía y cero emisiones. Hay que ir hacia eso con planes y políticas públicas claras".
Luego destacó la importancia de avanzar hacia una agricultura sustentable, un ítem en el cual Argentina (uno de los mayores productores de granos y cereales del mundo) aún tiene todo por hacer. También destacó el acceso universal a a los servicios sociales y a la educación como un dato clave para generar sociedades sustentables.
Por último, dijo que hace falta reforzar las sociedades innovadoras: "Argentina no invierte lo suficiente en ciencia y tecnología. Mientras que en América Latina se discute política, en Asia se discute tecnología. Acá es más divertido, pero a los mercados los ganan ellos. Argentina invierte 0,6 por ciento del PBI en ciencia, China 2 por ciento, Estados Unidos 2,5 por ciento y Corea 4 por ciento".
El modelo agropecuario, en la mira
Lejos de refugiarse en un lenguaje difuso o en máximas generalistas, el documento papal explicita los enormes riesgos ambientales que plantea el modelo agroindustrial desarrollado en la zona agrícola argentina durante los últimos años.
Así, a la hora de explicar algunos de los factores que originan el calentamiento global menciona el aumento en la práctica del cambio de usos del suelo "principalmente la deforestación para agricultura".
Vale recordar que según estimaciones oficiales, Santa Fe perdió el 82 por ciento de sus bosques nativos en las últimas décadas por la expansión de su frontera agropecuaria.
El Laudato también advierte que "muchos pájaros e insectos que desaparecen a causa de los agrotóxicos creados por la tecnología son útiles a la misma agricultura".
Hay que destacar que mientras el Inta emitió una comunicación el año pasado para prohibir el término "agrotóxico" en sus documentos oficiales, el Papa eligió esa palabra para referirse a los insumos químicos claves para el actual modelo agropecuario.
"El reemplazo de la flora silvestre por áreas forestadas con árboles o monocultivos puede afectar gravemente a la biodiversidad?también los humedales, que son transformados en terrenos de cultivos, pierden la enorme biodiversidad que acogían", alerta la encíclica con una advertencia que encaja como un guante de seda con las múltiples denuncias que los ambientalistas locales realizan respecto a cultivos extensivos en la zona de Islas.
Finalmente, el Laudato recuerda que la expansión de la frontera de los monocultivos "arrasa con el complejo entramado de los ecosistemas, disminuye la diversidad productiva y afecta el presente y el futuro de las economías regionales".