"Hay enfermedades que son un desafío a la inteligencia, pero hay otras que son un desafío a la sabiduría", dice Oscar Bottasso. Y en el segundo grupo incluye a la tuberculosis.
"Hay enfermedades que son un desafío a la inteligencia, pero hay otras que son un desafío a la sabiduría", dice Oscar Bottasso. Y en el segundo grupo incluye a la tuberculosis.
Bottasso es investigador, director del Instituto de Inmunología Clínica y Experimental de Rosario dependiente de la Universidad Nacional de Rosario y Conicet. Durante muchos años atendió a pacientes con tuberculosis, lepra y otras enfermedades complejas por el impacto físico y la carga emocional que implican para el paciente. En una charla con Más habló de los estudios que lleva adelante con su equipo y sobre todo del reto que proponen ciertas patologías.
"Creo que habría que preguntarse dónde está parado el paciente tuberculoso. Ese es el nudo de la cuestión. En una sociedad donde hay estándares de grandes éxitos, está claro que estas personas se quedan afuera. No son, precisamente, los tipos exitosos", reflexiona Bottasso.
La exclusión, la marginalidad, el estar "del otro lado". Eso de lo que habla Bottasso es central al momento de pensar estrategias para ponerle un freno a la tuberculosis. "La llave de la seguridad sería que todos cumplan con el tratamiento, y eso es verdaderamente muy difícil... Recuerdo cuando era médico en el Carrasco. Tenía un paciente que cada tanto dejaba de venir. Entonces un día me fui hasta la casa a decirle «usted no está viniendo y tiene que terminar el tratamiento». Vivía en una villa (que no son como las que hay hoy porque eran mejores lugares y menos peligrosos). El señor estaba por salir a cirujear... me miró y me dijo: «Sabe, doctor, yo tengo problemas más serios que ir a buscar el medicamento...». Y ahí uno pega la vuelta y se da cuenta de que no aprendió cómo encarar esas situaciones. Yo le proponía algo a mediano, a largo plazo, y él tenía que pasar ese día... Si uno no entiende cómo la gente lo comprende, cómo lo siente, el tratamiento no sirve".
¿Y cuándo o cómo funciona? "Hay casi un pacto. Algo que se pauta entre el médico que va a acompañar y el tipo que va a venir. Tuve la suerte de trabajar muchos años con grandes maestros, con esos médicos que eran verdaderos señores con un valor humano tremendo. Había un médico con el que me formé que me sorprendía por la charla que le daba al paciente. Él le daba mucha charla. Y ahí estaba el secreto. Hay enfermedades que son un desafío a la inteligencia, pero hay otras que son un desafío a la sabiduría. Que son más que una cuestión a resolver en el laboratorio, que requieren de alguien que además de ser inteligente pueda sopesar cosas. En eso, creo que hemos ido para atrás. Hemos reemplazado con adelantos tecnológicos —de los que no reniego— la relación entre dos seres humanos que no se puede sustituir y que, además, es asimétrica. Uno de los dos es muy débil. Una persona que está enferma tiene quebrado su eje psicológico, sus valores están quebrados, todo aquello en lo que creyó está puesto en juicio. Y eso lleva mucho tiempo entenderlo".
En el instituto que dirige Bottasso trabajan en inmunología. "Ante cualquier enfermedad uno tiene que defenderse. Eso se llama respuesta. En esa respuesta defensiva hay mecanismos que son inmunológicos y otros mecanismos —muy vinculados— que tienen que ver con la respuesta conductual y fisiológica al ataque. A ver... estás engripando y sentís que te duelen los huesos y necesitás irte a la cama, y hacés muy bien si descansás porque tu organismo tiene que usar una enorme cantidad de energía para defenderse de lo que lo está agrediendo. Entonces, inteligentemente, te dice que te quedes quietito. No te dice que tomes un analgésico y sigas trabajando, eso es lo que está mal, porque montar todo un ataque inmunológico para defenderte de algo es como caminar de acá hasta Casilda. Eso es lo que estudiamos nosotros, ese mecanismo, y lo estudiamos en tuberculosis, en Chagas, a veces en animales de laboratorio y a veces en pacientes".
"Lo que hemos visto es que en realidad esa respuesta (tan bien armada para defenderte) se vuelve crónica si el patógeno que tenés enfrente se las arregla como para evadirte, porque uno sigue montando la respuesta. Entonces, el mismo mecanismo puesto para defenderte, si no consigue eliminarla, favorece a la enfermedad".
La respuesta crónica provoca daños y manifestaciones clínicas. "Cuando aparece el patógeno hay que tratar de pegarle con lo que mejor se pueda, y cuanto antes", dice Bottasso.
"La tuberculosis está muy presente, entre nosotros. No es una situación del pasado. ¿Cómo erradicarla? Pienso que hemos erradicado la viruela, con una vacuna altamente eficaz; que le pegamos con toda a la polio, al tétanos, a la difteria. Pero a la tuberculosis, al Chagas, a la malaria... esos microbios tienen muchos mecanismos de evasión. A lo sumo lo que podemos es convivir con estos patógenos civilizadamente. Meterlos en caja. Okey, ustedes están, pero no hagan tanto desastre. La erradicación no me parece posible".