Mindfulness es un término que se ha arraigado en mucha gente en su lenguaje cotidiano. Sin embargo su significado es más profundo que la forma en que lo usamos en nuestra cultura multitarea.
Mindfulness es un término que se ha arraigado en mucha gente en su lenguaje cotidiano. Sin embargo su significado es más profundo que la forma en que lo usamos en nuestra cultura multitarea.
Obviamente se volvió popular porque nos invita a tomar conciencia y cambiar pacientemente cualquiera de los comportamientos cotidianos que nos lleven a estresarnos. La práctica de mindfulness ayuda a miles de personas a vivir de forma más intencionada y a desarrollar las habilidades necesarias para gestionar el dolor crónico, las enfermedades, la depresión, los problemas para dormir y la ansiedad.
También se convirtió en el foco de un enfoque de la alimentación que cumple los criterios necesarios para cambiar cómo nos alimentamos.
Mindful Eating o comer conscientemente (es decir, prestar atención a nuestra comida, a propósito, momento a momento, sin juzgar) es un enfoque que se centra en la conciencia sensitiva de la comida. El objetivo es promover una experiencia de comida más agradable y la comprensión del entorno alimentario: qué comemos, por qué comemos lo que comemos, cuánto comemos y cómo comemos. Tiene poco que ver con controlar calorías, carbohidratos, grasas o proteínas.
Comer con atención plena se centra en apreciar la experiencia de la comida, no en perder peso (ya que no es una dieta) aunque es muy probable que quienes adoptan este estilo de alimentación adelgacen.
La intención es ayudar a las personas a saborear el momento y la comida y fomentar su presencia total en la experiencia gastronómica. La idea es que las personas tengan sus propias vivencias y estén en el presente mientras las tienen.
Puede parecer obvio pero ésta es la diferencia entre comer “sin pensar” (a veces denominada alimentación distraída o sin sentido, que se asocia con ansiedad) y es lo opuesto a la alimentación consciente.
Ejemplos de alimentación sin sentido son comer mientras se maneja, mientras se trabaja o mirando una pantalla. Aunque socializar con amigos y familiares durante una comida puede mejorar la experiencia gastronómica, hablar por teléfono o atender una llamada de trabajo mientras se come puede restarle valor.
En dichos escenarios, uno no está completamente concentrado ni disfrutando de la experiencia.
El interés por la alimentación consciente ha crecido como estrategia para comer con menos distracciones y mejorar las conductas alimentarias. El enfoque en las experiencias sensuales de la vista, el oído, el olfato, el tacto y el gusto genera la plena conciencia de la comida en el momento. En el centro
está la necesidad de prestar atención. Nos anima a apreciar la comida en lugar de restringirla y pasar hambre, teniendo una mente de principiante y apreciando pacientemente cada momento con plena conciencia.
Ideas para comer conscientemente:
_ Honremos la comida y reconozcamos dónde se cultivó o quién la preparó.
_ Expresemos gratitud.
_ Si trabajamos desde casa y descubrimos que el tiempo de “oficina” se mezcla con todas las horas del día, programemos horarios para únicamente comer: un descanso para almorzar o cenar lejos de las pantallas.
_ Si nos encontramos parados mirando la heladera, hagamos una pausa y preguntémosnos: ¿Tengo realmente hambre o simplemente estoy aburrido o estresado?. Si tenemos hambre, comamos. Si la fuente es el aburrimiento o el estrés, redirijamos la atención a una actividad que disfrutemos, llamemos a un amigo o simplemente dediquemos un tiempo a meditar.
_ Saboreemos bocados pequeños y mastiquemos bien . Estas prácticas pueden ayudar a mejorar la digestión.
_ Comamos despacio para evitar comer en exceso. Si comemos lentamente, es más probable que reconozcamos cuándo nos sentimos satisfechos o cuándo podemos dejar de comer.
Por último, la alimentación consciente no pretende reemplazar los tratamientos tradicionales para afecciones clínicas graves, como los trastornos alimentarios (por ej. bulimia y la anorexia nerviosa) y aunque la atención plena en la comida puede ser un componente eficaz de un plan de tratamiento, no debe utilizarse como tratamiento único.