"Con el cambio de gobierno, la continuidad estaba en duda, pero nos acaban de llamar de Nación para reconfirmar que la obra en el Monumento sigue en 2024", soltó un vocero de la empresa contratista Dyscon, a cargo de la restauración y rehabilitación que hizo un impasse en el ritmo de tareas hasta el lunes próximo para darle vacaciones a sus operarios. Lo cierto es que la finalización está prevista para el próximo 20 de junio y se aguarda que la inauguración esté a cargo del propio presidente Javier Milei.
En estos primeros días del año se detectó una virtual paralización en las tareas. Sin embargo, de debe a las licencias que les dieron a los trabajadores y que expiran el próximo 8 de este mes.
"Tuvimos la certeza y confirmación desde el gobierno nacional de que la obra continúa y se la quiere terminar este 20 de junio, Día de la Bandera, con la idea de que el presidente venga a inaugurarla", ahondó un referente de Dyscon al mencionar: "Con el nuevo gobierno se comentó que se paraban todos los proyectos, entendemos que hay algunos sin certeza de continuidad, pero los trabajos en el Monumento siguen adelante tal como nos informó Nación hace instantes".
La refacción, mes a mes
Desde el mes de abril del año pasado el equipo de Dyscon SA lleva adelante las obras de restauración y puesta en valor del Monumento Nacional a la Bandera, tras marchas y contramarchas de los últimos gobiernos, lo que se tradujo en la concreción parcial del proyecto original de rehabilitación integral.
La empresa presentó un racconto de lo hecho en estos casi 9 meses desde que se retomaron los trabajos. Las primeras tareas consistieron en relevar el estado del ala sur del Monumento para realizar luego una prueba de limpieza. En ese entonces, también fueron catalogadas las distintas patologías que encontraron los especialistas en restauración. En la fase inicial, se les aplicó una serie de productos químicos para tratarlas. Se concretó un mapeo mientras que, a lo largo de este tiempo, el Ministerio de Obras Públicas de la Nación visitó en reiteradas ocasiones el Monumento para inspeccionar las obras y seguir el paso a paso de cada uno de los avances.
Luego en mayo se desarmó una de las ánforas ubicadas en el propileo del Monumento para evaluar su estructura y determinar las acciones de restauración. Se produjo un relevamiento y registro fotográfico de las esculturas Océano Atlántico y Río Paraná, y los altorrelieves y bajorrelieves en los laterales del atrio.
Se utilizó una técnica innovadora que les permitió a los técnicos marcar las patologías detectadas y establecer los criterios de intervención. Siguió una limpieza manual con toques artesanales con cepillos, pinceles y bisturíes del sector del altorrelieve llamado El Juramento de la Bandera de los Andes. Allí en la fachada sur, donde había un gran biodeterioro.
Se quitó depósito de líquenes (microorganismos que generan esa especie de pátina negra que se observa en las placas) y se implantó un biocida que eliminó esos microorganismos alojados en los poros del material. Una vez que actuaron las sustancias químicas, se realizó una limpieza al vapor para protegerlo.
Otro desafío fue el sellado de juntas en el sector de escalinatas del propileo, lugar donde había mayor cantidad de filtraciones hacia la Sala de las Banderas. El mismo trabajo se replicó la totalidad de la escalinata, para luego proceder con las tareas de limpieza del cielo raso donde se encuentra la llama votiva.
El propileo fue uno de los sectores en los que más trabajó con la aplicación de biocidas para eliminar los microorganismos. Y tras un hidrolavado en alta potencia se colocó un cloruro que funciona como antihongos.
Un hito fue el apagado momentáneo de la llama eterna para llevar adelante las tareas de hidrolavado del cielo raso. También se hizo la limpieza de las esculturas Las Américas, y luego de varios retoques, se realizó la protección final. El objetivo del equipo fue conservar la pátina original de las cuatro esculturas.
Entre placa y placa del interior del propileo se sellaron juntas y se rellenaron oquedades en las mismas. Estas tareas se replicaron además en la escalinata a pasaje Juramento. Y se desarmó el motor del mástil y se construyó una nueva base. Una vez finalizado ese trabajo, el mástil fue pintado y se reemplazó el cable de la baliza (que se encontraba quemada). Además, se mejoraron los altorrelieves Las Damas Mendocinas Bordan la Bandera de los Andes y El Juramento de la Bandera de los Andes.
En el Patio Cívico, siguieron las tareas de hidrolavado y limpieza. Asimismo, se realizaron trabajos de albañilería en el muro de contención del cantero por Santa Fe. En noviembre pasado fue el turno del salón de exposiciones debajo de la torre del Monumento. Tendrá un nuevo piso de cemento alisado.
De esta forma se ingresa en la recta final de un proyecto adjudicado por unos 900 millones de pesos de inversión originaria, con un plazo de obra de 12 meses. Ejecutado ronda el 30 por ciento. El embellecido Monumento parece culminar una etapa de anuncios truncos y obras fallidas. Una historia que comenzó hace unos 7 años, con una etapa de la era macrista que no llegó a buen puerto y que tuvo tareas acotadas. Fue una licitación que atravesó alta inflación, recálculos y hasta propuestas de los dos oferentes en la compulsa que superaban la base presupuestada.