Seguro que te pasó más de una vez: hablás sobre algún destino turístico o de un producto con amigos o familiares y a los minutos aparece una publicidad en las redes sociales sobre ese tema: ¿casualidad, o es probable que haya alguna inteligencia artificial rastreando todo lo que hacemos?
Los datos personales son considerados por muchos expertos como el petróleo del presente y del futuro. Pero son mucho menos privados de lo que pensamos.
Google, Instagram o X recopilan información sobre nosotros: las búsquedas que hacemos a través de Chrome, todas las ubicaciones en las que hemos estado o las interacciones que hemos hecho con el asistente de voz.
Por increíble que parezca, realmente las grandes empresas pueden averiguar toda esa información a través de lo que se conoce como huella digital. Y lo hacen con una precisión impresionante.
Por ejemplo, si empezamos a interactuar más con videos relacionados a rutinas de actividad física, el algoritmo aprenderá a enviarnos constantemente publicidades relacionadas con este mismo contenido. Hasta acá, todo legal, pero, ¿es posible que las empresas tecnológicas puedan estar espiando nuestras conversaciones a través del micrófono de nuestro celular? La respuesta va más allá de un sí o un no. Los dispositivos tienen la capacidad de escuchar, pero esto no quiere decir, lógicamente, que alguien esté escuchando constantemente nuestras conversaciones.
De hecho, las grandes empresas tecnológicas niegan estar realizando cualquier tipo de espionaje masivo con el micrófono del teléfono. Nuevamente: no necesitan escucharnos, solo cruzan los datos y lanzan el anzuelo.
También cada vez que nos conectamos a una red wifi, en un aeropuerto o en un bar, compartimos información con miles de personas y ofrecemos todos nuestros datos. Así se consigue dar forma a nuestros hábitos de consumo, nuestras conversaciones y nuestras amistades. Los metadatos de nuestras actividades online, como nuestra ubicación, historial de navegación y actividad en redes sociales, pueden proporcionar información significativa sobre nuestras vidas.
Aunque no existen pruebas concluyentes de que los teléfonos graben o espíen nuestras conversaciones de forma continua, en mi opinión creo que la posibilidad que las empresas tienen de escucharnos está ahí, cerca. Es por eso que cada vez son más los expertos en seguridad que piden elevar las precauciones.
Nos dicen que el sonido que capta el micrófono puede llegar a revelar mucho de nosotros y no siempre es necesario que digamos alguna palabra. Pueden reconocer el ruido ambiente o detectar dónde estamos o qué hacemos en cada momento: si estamos viendo un partido por televisión o si estamos caminando por la calle. De la misma manera les resulta sencillo saber incluso cuándo estamos dormidos o despiertos.
La cuestión, insisto, no es tanto si hay alguien o algo espiando todo lo que decimos o hacemos, sino que pueden recopilar muchos datos sobre nosotros para clasificarnos como consumidores, cuya utilidad desde el punto de vista publicitario es muy fuerte. En este sentido, los sistemas operativos y las aplicaciones están diseñados con controles integrados que ofrecen ciertas garantías de privacidad. Pero como usuarios, debemos saber que incluso, suponiendo que haya barreras de seguridad, siempre existe la posibilidad de que las empresas nos utilicen.
Para limitar la cantidad de información que compartimos con estas empresas podemos:
1. Desinstalar las aplicaciones que no usamos.
2. No instalar aplicaciones sospechosas o que requieran permisos dudosos.
3. Revisar los permisos otorgados a las aplicaciones y darles de baja si consideramos que son innecesarios. Podemos hacerlo en la configuración de privacidad del dispositivo, ya sea en iPhone o en Android. Esto permite controlar a cuáles de nuestros datos acceden.
4. Limitar la cantidad de datos que compartimos: Cada vez que damos información personal, nuestra huella digital crece. Al mismo tiempo crece la probabilidad de que nuestros datos se filtren.
5. Evitar compartir demasiado en redes sociales: Por ejemplo, pensemos dos veces antes de revelar nuestra ubicación en tiempo real, que hacen nuestros hijos o de que banco somos clientes.
Las recomendaciones están dadas. No las dejes pasar.