Con exposiciones de autos antiguos, animaciones, disfraces, una gran torta y un show de milonga, el Mercado Retro La Huella festejó sus 20 años de existencia en Rivadavia al 2300. Un hito que siembra futuro tras una génesis que lo vio nacer en plena crisis de 2001, como un emergente social que en la actualidad sigue haciendo historia.
Su origen fue consecuencia directa de la crisis económica y el diciembre negro de 2001, que provocó la salida anticipada del ex presidente Fernando De la Rúa. Se trató fue una alternativa para desocupados y emprendedores que buscaron tener ingresos a través de la venta de antigüedades.
Allí había un “salvavidas” para mayores de 45 años sin trabajo. En su momento, los stands se proporcionaron gratis y cada titular tenía que representar a un grupo familiar o de vecinos que pudieran aportar objetos de no menos de 25 años de antigüedad.
Hoy, Retro La Huella está integrado en la actualidad por 74 familias que trabajan en 64 puestos. En cada uno de ellos, se comercializan antigüedades, artículos coleccionables y objetos vintage de uso cotidiano.
Los rubros que participan de este mercado son vajillas y utensilios domésticos, bijouterie, indumentaria, blanco, libros, afiches y revistas, elementos decorativos, pequeños muebles, juguetes, fotografías y otros objetos.
“El Retro es un emergente virtuoso de la crisis de 2001. En aquel momento la sociedad estaba fragmentada en todos los sentidos. Fue una convocatoria a los vecinos. La economía estaba destruida, sin esperanza, y entre todos formamos nuestro histórico Mercado Retro, una feria insignia. Después de ella vinieron todos las demás”, expresó Dante Taparelli, secretario municipal de Cultura y Educación.
Como ya habían señalado los “pioneros” del Retro a La Capital hace días atrás, las personas que llevan artículos para vender dejaron de trabajar o tienen un familiar directo que falleció, por lo que buscan desprenderse de sus posesiones donando o vendiendo los elementos.
Un panorama distinto al post 2001, cuando los primeros puestos se apostaron en el ingreso de la estación Rosario Norte y en Callao entre Güemes y Aristóbulo del Valle, con personas que iban a vender cosas antiguas que daban vueltas por sus casas desde hacía años.
“Me pone contento que hayan transcurrido 20 años de esta iniciativa y que estemos en vías de mejorarla y ampliarla”, añadió Taparelli.
Por su parte la directora general de Gestión Territorial del municipio, Valeria Aguiar consideró que “la feria es hoy un espacio de trabajo, de encuentro, salud, cultura y un gran atractivo para los turistas que vienen por primera vez y también para quienes ya la conocen y vuelven a disfrutarla”.
Génesis y legado cultural
Originariamente los puestos fueron adjudicados a personas desocupadas pero en sus 20 años se trazó una línea recta en la recuperación de la memoria de la ciudad a través del reencuentro con los objetos de su pasado próximo.
Ayer, hubo festejos a lo grande, tras las dos primeras décadas de existencia. La fila de autos vintage de la Asociación Civil de Vehículos Especiales Rosario (Acver), estacionados sobre Aristóbulo del Valle atrajo a curiosos y gente del mundo tuerca.
Y al caer el sol, sobre el parque, un caballete con un fino mantel dejó ver una enorme torta en homenaje a “La Retro” a 20 años. Hubo sombreros, moños y cotillón para su aniversario.
Y luego, llegaron las “enfermeras” con objetos antiguos para ponerle más color y alegría. Sobre el círculo de patinaje, llegó el tiempo del tango y la milonga para mirar y hacerse unos pasitos. Todo ello, con un sol otoñal que bañó de una temperatura agradable, la tarde del domingo.