Germán S. y Pablo M., los dos jóvenes que en los primeros minutos del sábado pasado corrían una picada por avenida Del Rosario y en la intersección con Ayacucho protagonizaron un violento choque que destruyó una familia y mató a un padre y su hijo, habían compartido minutos antes una cena con amigos.
La historia se conoció este martes por la tarde durante la audiencia imputativa a Pablo M., donde se fijó que permanecerá detenido hasta que llegue el juicio, ya que los fiscales temen que se fugue. Germán S., en tanto, continúa internado y será imputado una vez que tenga el alta.
A propósito de esto, la familia de las víctima pide la misma pena para los dos conductores, a quienes catalogan de "asesinos".
En la audiencia de esta tarde, que se desarrolló en el Centro de Justicia Penal, declararon amigos de Germán S. y Pablo M. Los jóvenes contaron que se habían reunido a cenar en un complejo de canchas de paddle de la zona sur y que cuando cerró el lugar, Pablo M. los invitó a su casa a jugar a la PlayStation.
Salieron todos juntos. Los testigos iban en un tercer coche. Los otros dos autos, en los que iban Pablo M. y Germán S., les sacaron 200 metros de distancia en pocos segundos. Pablo M. conducía un Citroën C4 blanco y Germán S. un Renault Sandero. La alcoholemia y narcolemia de M. fueron negativas.
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De acuerdo a la reconstrucción de las cámaras, ambos vehículos frenaron en la esquina de Castro Barros y avenida Del Rosario, hicieron señas de luces para “abrir la cancha” y arrancaron al mismo tiempo a gran velocidad en dirección este a oeste, lo que configuraría una “prueba de velocidad y destreza”.
El análisis en el lugar del hecho indica que ninguno accionó los frenos y desobedecieran el semáforo rojo intermitente antes del impacto. También que Pizorno, el hombre que murió junto a su hijo, cruzó con su auto, un Citroën C3, en intermitente amarillo y tuvo precaución de ir a baja velocidad y hacer parpadear las luces al llegar a la esquina. Un testigo del hecho dijo que los autos de Pablo M. y Germán S. venían acelerando, "como flotando o volando", con los motores a todo rugir y a la par.
La teoría de los acusadores, sostenida por un estudio técnico sobre el Citroën C4 de Pablo M. y el testimonio de la única sobreviviente, es que el imputado rozó el automóvil de Pizorno, que realizó un giro y luego fue impactado por el Sandero de Germán S., provocando la muerte de padre e hijo y lesiones a Díaz. La estrategia de la defensa fue poner en duda este hecho.
Quedó preso hasta la sentencia
El juez de Garantías definió que Pablo M., el joven que conducía un vehículo que quedó involucrado en la picada fatal deberá purgar presión preventiva por el plazo de ley. El fiscal destacó además que hay peligro de fuga por la magnitud de la pena y la alta probabilidad de la condena.
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El siniestro se produjo el sábado pasado en avenida del Rosario y Ayacucho, y murieron David Pizorno (43) y su hijo Valentino (8). La única sobreviviente fue su pareja Cintia, que se recupera de las heridas sufridas en el sanatorio Los Alerces.
Ahora se abre un compás en el marco del cual el magistrado deberá definir la imputación del delito, que los fiscales pidieron que sea homicidio simple con dolo eventual en calidad de co-autor pero podría mutar a la de homicidio culposo temerario.
Los fiscales sostienen que Pablo M. (35) y Germán S. (36) venían corriendo picadas. Las imágenes muestran que los dos autos transitaron a gran velocidad por avenida del Rosario desde Castro Barros hasta Ayacucho a 132 kilómetros por hora, es decir cuatro cuadras antes.
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