"Falleció en Rosario. Su esposo, sus hijos, sus hijas políticas, sus nietxs y sobrinxes nietxs, primxs y demás deudos dedican este recuerdo a su memoria...". Palabras más palabras menos, y con la "x" en reemplazo de las expresiones que dan cuenta de la identidad de género, se publicó así el domingo pasado y por primera vez en 153 años de existencia del diario La Capital un aviso fúnebre. Se lo escribió con lenguaje inclusivo o no sexista. La decisión se tomó a pedido de la familia y se aceptó a tono con las discusiones en perspectiva de género que tienen lugar en el presente.
"Es muy elogiable que el diario haya tomado la decisión de respetar la voluntad y palabra de la audiencia que decide manifestar así su dolor y cariño a la persona fallecida", consideró la profesora y secretaria de género y sexualidades de la Facultad de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Mariángeles Camusso.
Los avisos fúnebres siempre tuvieron un lenguaje propio. De hecho las expresiones religiosas q.e.p.d (que en paz descanse) o el c.a.s.r.c y b.p (con auxilio de la santa religión y bendición papal) o el Z''L (Zijronó LiBerajá o "de bendito recuerdo", en hebreo) son fórmulas casi de rigor. Y luego se agregan o no los símbolos como cruces o estrellas de David, y dedicatorias propias de cada familia en relación a lo que quiere valorarse, recordar o conmemorar de cada fallecido.
Pero los obituarios (en relación a la palabra "óbito" que refiere a la muerte de las personas o al cuerpo del fallecido) también tuvieron siempre importancia periodística para los medios gráficos porque dan cuenta de muchos datos de la escena social y política en la que se dio ese fallecimiento. Se distingue desde un fúnebre y a pesar de las pocas palabras, a qué clase social pertenecía la persona, cuál era su actividad y su entorno, y tal vez por eso siempre fueron muy leídos.
También han sido publicados para reflejar las muertes colectivas. El caso más cercano fue el publicado el domingo 24 de mayo por el diario norteamericano The New York Times en torno a la pandemia, cuando el país del norte recién se acercaba a los cien mil decesos (ahora se registran más de 9,4 millones de estadounidenses infectados con covid-19 desde el inicio de la pandemia y más de 233.000 han muerto, según datos de la Universidad Johns Hopkins).
Ese domingo los fúnebres ocuparon el lugar de las noticias y de las fotos y a manera de homenaje se pudo leer un largo y solemne listado de personas que perdieron la vida debido al coronavirus.
El polémico lenguaje sexista
"El lenguaje de una sociedad está en construcción permanente", sostienen los especialistas, por lo que todos los días se agregan palabras desde distintos ámbitos y franjas etáreas. De hecho las comunidades tecnológicas hace tiempo aportaron términos sajones como el de mail, en lugar de mensaje, los jóvenes millennials (generación que engloba a las personas nacidas entre 1980 y 2003 y usa por ejemplo el término ATR, como expresión de júbilo) han sumado muchos más, En los espacios policiales apareció el de motochorro y mercados como el gastronómico agregaron food truck (que reemplazó al tradicional carrito), delivery (se escribe en lugar de reparto) o take away (como sucedáneo de comida para llevar).
Pero curiosamente el lenguaje que viene a cuestionar al androcentrismo (práctica, consciente o no, de otorgar al varón y a su punto de vista una posición central en el mundo) y a incluir a más personas, sea cual fuera su condición sexual, genera mucha polémica. Es común oír decir que eso es "innecesario", "una moda", algo "frívolo", "una imposición" o directamente una "estupidez".
"Aparecen las críticas y las resistencias de los públicos por lo que implica simbólicamente el uso del lenguaje en momentos en que los vínculos están en transformación. Hay que tener en claro que aunque la prensa no se abra institucionalmente, ya hay muchos sectores de la población y de los medios que han incorporado el lenguaje a sus expresiones cotidianas y reclaman ese uso para sentirse representados. Por eso es muy bueno que el diario haya atendido el pedido", señaló Camusso.
El arroba (@) fue la primera estrategia que se usó para escribir el lenguaje inclusivo, aún más amplio que el sexista, que sólo refiere a mujer y varón pero no a las personas no binarias (que no se identifican completamente ni como varones ni como mujeres). Luego ante la posibilidad de confundirse con las nominaciones de los mails se cambió el @ por la x y la e. De todos modos esta última acepción, más favorable para ciegos o los softwares de quienes leen en audiotextos, también llega a confundir la expresión con un error de tipiado y por eso la prensa gráfica, en general, adopta la x para el lenguaje inclusivo.