Cada vez que iba al parque Urquiza, Hermes Binner se paraba junto al busto del prócer, miraba hacia el Paraná y lanzaba una frase que adoptó casi como un latiguillo: “Este es el gran balcón al río que tiene Rosario”. La anécdota la recuerda con nitidez la presidenta de la Asociación Amigos de ese espacio verde, Nora Pombo, quien junto a otros integrantes de ese espacio y amantes del parque le rendirán hoy un homenaje al ex intendente y ex gobernador fallecido por ser quien impulsó hace 23 años la reforestación del lugar y convirtió “lotes de tierra arrasada en un pulmón a minutos del centro”.
Según narra, fue Binner quien se puso al frente de la transformación del sector, un cambio por el que luchaban incansablemente vecinos y asociaciones ecologistas. Es más, debajo de un lapacho amarillo, una placa que por estos días fue retirada para ser reparada recuerda a la hermana de Nora, Lilia, quien allá por mediados de los años 90 logró reunir unas 3 mil firmas en un fin de semana para presentar en el Concejo un petitorio solicitando la reforestación de ese espacio.
“Todo esto era muy distinto”, recuerda la ahora presidenta de la Asociación. “Vivíamos de espaldas al río. El parque eran lotes de tierra y necesitábamos árboles, verde...”.
Y así comenzó la lucha en el mismo espacio donde un siglo antes se libraron otras batallas; por entonces detrás del sueño de la independencia.
Binner también tenía un sueño que ya había comenzado a esbozar su antecesor, Héctor Caballero: lograr que Rosario dejara de darle la espalda al río. Su gestión avanzó sobre la liberación de terrenos portuarios, previo aval del gobierno nacional, y la fisonomía empezó a cambiar.
La ciudad sumó balcones al río y el parque Urquiza fue tal vez uno de los pioneros. Binner canalizó el empuje de los vecinos y le dio forma a la ansiada reforestación, esa que hoy cumplirá 23 años.
Palos borrachos, álamos, lapachos y ceibos, entre otros, poblaron el espacio y el parque Urquiza comenzó a brillar.
Vandalismo
“Al principio no fue fácil. En una noche, allá por 1997 nos arrancaron 60 árboles”, recuerda Nora, en un ejemplo palmario de que el vandalismo siempre estuvo presente.
De hecho, en el extremo del parque que da sobre calle Alem, el busto del sacerdote Antonio María Gianelli, fundador de la Congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto, que en Rosario tiene un colegio primario y secundario, lleva varios meses decapitado.
Y hace varios días, un joven llegó en bicicleta durante una tormenta y se llevó las tres banderas (nacional, santafesina y de la federación) que estaban en el mástil que se alza en el centro del parque. Las enseñas no volvieron a aparecer.
Ahora, desde la asociación están reclamando mayor control policial en el sector del parque vial situado a metros del Planetario. “Ahí hay poca presencia, de policías y de la GUM, y la verdad que con la pandemia muchos padres van con sus hijos allí y están desprotegidos”, señaló Pombo.
En los últimos días el lugar comenzó a ser patrullado por la policía montada y se sumaron motos y caminantes.
Por lo pronto el homenaje a Binner está en ciernes. Los tiempos de pandemia obligan a pensarlo cumpliendo el distanciamiento social. Su legado también quedó allí, en ese hermoso predio que alguna vez se propuso reforestar.