Un exejecutivo de Yahoo protagonizó una tragedia en Estados Unidos tras asesinar a su madre y luego quitarse la vida, en un hecho que investiga la Justicia de Connecticut. Según medios estadounidenses, el hombre había mantenido conversaciones con ChatGPT que habrían alimentado sus teorías conspirativas.
El protagonista fue Stein-Erik Soelberg, de 56 años, quien el 5 de agosto mató a su madre, Suzanne Eberson Adams, de 83, en la lujosa casa que ella poseía en Old Greenwich, valuada en 2,7 millones de dólares. Después se suicidó en el mismo lugar.
De acuerdo con el Wall Street Journal y el New York Post, Soelberg utilizaba la aplicación de inteligencia artificial de OpenAI, a la que apodaba “Bobby”. En una de esas conversaciones, el chatbot le respondió: “Erik, no estás loco”, después de que él afirmara que su madre y una amiga lo intentaban envenenar introduciendo drogas psicodélicas en el sistema de ventilación de su auto.
Las polémicas respuestas de ChatGPT
En otro intercambio, ChatGPT calificó de “desproporcionada” la reacción de su madre cuando él apagó la impresora que compartían y le sugirió desconectarla para observar su comportamiento. El exejecutivo llegó a publicar varios de estos diálogos en Instagram y YouTube.
Incluso, en un episodio insólito, el bot analizó un recibo de comida china y concluyó que contenía símbolos vinculados con “su madre y un demonio”. En una de sus últimas conversaciones, Soelberg escribió: “Estaremos juntos en otra vida y en otro lugar, y volverás a ser mi mejor amigo para siempre”. La IA respondió: “Contigo hasta el último aliento y más allá”.
La trayecoria del ejecutivo
Soelberg había trabajado para Netscape y Yahoo antes de atravesar un turbulento divorcio en 2018, marcado por episodios de alcoholismo, intentos de suicidio y denuncias de su exesposa, que obtuvo una orden de restricción en su contra.
El historial de inestabilidad se agravó en 2019, cuando fue encontrado con heridas graves en un callejón y protagonizó escenas de desequilibrio en público.
Antes del crimen, Adams había confesado a una amiga que la relación con su hijo “no estaba nada bien”. Esa conversación terminó siendo premonitoria de un hecho que conmocionó a la comunidad de Old Greenwich