Ser el piloto más joven en ganar un Campeonato Mundial de Fórmula Uno es realmente muy difícil. Casi tanto como tener la mayor cantidad de escaladas al Monte Everest. Pero, ¿qué tal aplastar la mayor cantidad de latas de gaseosa con los pies en un minuto?
Guinness World Records celebra su 70º aniversario ofreciendo a la "gente común" una forma de entrar en una de las listas de sus famosos logros mediante algunos posibles títulos no reclamados. Para ello, presenta un cuestionario en línea que ayudará a los lectores con posibles récords de acuerdo con los diferentes tipos de personalidad.
¿Te mantenés calmado y te tomás tu tiempo? ¿O preferís hacer todo rápido? Las respuestas a cinco preguntas como esas conducen a opciones de récords mundiales que se pueden intentar, como la mayor cantidad de huevos apilados en un minuto o la mayor distancia en un lanzamiento de botella.
También hay una lista de 70 títulos no reclamados, como el menor tiempo para preparar un burrito, el maratón más largo tocando la guitarra aérea y la mayor cantidad de anchoas consumidas en un minuto. Están ordenados por categorías: velocidad, poder, precisión, pasión, paciencia, una para menores de 16 años y otra con un amigo o mascota (como la mayor cantidad de objetos atrapados por un gato en un minuto).
“Estoy completamente de acuerdo en que todos somos increíbles a nuestra manera, solo es cuestión de descubrir qué es eso y celebrarlo”, afirmó Craig Glenday, editor en jefe, quien añadió: “Quiero ver chicos en el mismo libro que Usain Bolt”.
El récord del libro de los récords
Publicado por primera vez en 1955, el anuario fue concebido inicialmente para resolver discusiones en pubs y terminó por convertirse en un fenómeno internacional, vendiendo 155 millones de copias en más de 40 idiomas. La publicación en sí está catalogada como el libro con derechos de autor más vendido del mundo.
Comenzó cuando Sir Hugh Beaver, entonces director general de la cervecería Guinness, fue invitado a cazar pájaros en Irlanda. Él y sus compañeros pronto comenzaron a discutir sobre cuál era el ave de caza más rápida de Europa. No había una manera rápida de resolver la disputa, por lo que Beaver ideó un folleto que pudiera venderse en los pubs junto con barriles de cerveza Guinness. Pidió a los gemelos Norris y Ross McWhirter, que eran investigadores de hechos, que compilaran algo que fuera diferente de las enciclopedias de la época, que eran áridas y muy académicas.
Glenday está a cargo de los libros desde el 50 aniversario y democratizó el registro de récords, abriendo entradas para categorías como la mayor cantidad de suéteres usados y el eructo más estruendoso. Cree que esforzarse por alcanzar metas es algo innato en los humanos. “Cuanto más abierto y libre sea para que todos lo intenten, creo que más nos beneficiamos colectivamente. No es como si hubiera un pedazo de torta que se va a comer y se terminó. Podemos seguir añadiendo y añadiendo”, sostuvo.
Una de las críticas que recibe Glenday es que pone en un mismo lugar, por ejemplo, al poseedor del récord mundial de salto de altura masculino que a la persona que tardó menos tiempo en empujar una naranja por una milla usando solo su nariz. El editor del libro Guinness no está de acuerdo: ambos demandan concentración, entrenamiento y dedicación. “Para mí, es la misma disciplina, la misma mentalidad. Es solo que la sociedad ha sido programada para pensar que una cosa es más impresionante que la otra”, asegura.