La tensión entre Moscú y Kiev continuó ayer con la decisión rusa de trasladar a Moscú a los 24 marinos ucranianos apresados por guardacostas rusos en el mar Negro, mientras Ucrania restringió el acceso a su territorio de "ciudadanos extranjeros y, en primer lugar, varones rusos de entre 16 y 60 años de edad". "Todos los marinos ucranianos fueron trasladados a Moscú. No queda ninguno en el centro de detención preventiva de Simferopol", la capital de Crimea", informó la Defensora del Pueblo de la península ucraniana anexionada por Rusia, Liudmila Lubina.
Un tribunal ruso dictó esta semana prisión preventiva contra los 24 marineros, tripulantes de los tres barcos de la armada ucraniana apresados por Rusia tras acusarlos de violar sus aguas territoriales. El incidente naval, en el que los guardacostas rusos abrieron fuego y embistieron a uno de las barcos ucranianos, tensó la ya áspera relación entre ambas naciones y llevó al gobierno de Kiev a declarar el estado de guerra por un mes en varias regiones del país.
Una de las primeras medidas ucranianas, enmarcadas en el estado de guerra, es la restricción de entrada a territorio ucraniano de "ciudadanos extranjeros y, en primer lugar, varones rusos de entre 16 y 60 años de edad", dijo el jefe del Servicio Estatal de Fronteras de Ucrania, Petro Tsiguikal en una reunión con el presidente, Petro Poroshenko. La portavoz de la Cancillería rusa, Maria Zajarova, aseguró que Moscú "no tiene por ahora planes" de responder a la medida.
La medida es traumática para miles de familias en las que tras la disolución de la Unión Soviética varios miembros tienen distintos pasaportes. Esta mezcla se da en todas las regiones de Ucrania, no sólo en las más rusófonas del este. El presidente ucraniano no detalló cuánto durará esta medida, con la que pretende evitar "que Rusia forme ejércitos privados en Ucrania", como los que todavía combaten a Kiev en el este. En realidad, la mayoría de esos mercenarios, algunos de ellos miembros del ejército ruso, entraron por la permeable frontera que estos territorios sublevados comparten con Rusia.
Las tensiones entre Rusia y Ucrania se dispararon luego de la destitución del presidente pro ruso Viktor Yanukovich por una revuelta popular apoyada por Occidente a fines de 2013. A la crisis siguió la anexión rusa de Crimea, y luego separatistas rusoparlantes tomaron control de dos provincia del este de Ucrania fronterizas con Rusia en las que proclamaron "repúblicas populares" independientes.
Ucrania y Occidente acusan a Rusia de apoyar a los separatistas con armas, tropas y dinero, pero el Kremlin lo niega. Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Canadá condenaron la anexión de Crimea e impusieron a Rusia las sanciones más duras contra el país desde la caída de la Unión Soviética. Rusia respondió con sanciones contra funcionarios y ciudadanos de Estados Unidos y Canadá.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, informó ayer que la Unión Europea está preparando una prolongación de las sanciones económicas contra Rusia por el conflicto en Ucrania, que expiran en enero. "Estoy seguro de que la UE prolongará en diciembre las sanciones contra Rusia", dijo Tusk. "Europa está unida cuando se trata de apoyar la soberanía ucraniana e integridad territorial", agregó Tusk.
El conflicto es una de las tantas cuestiones colaterales que sobrevuelan la cumbre del G-20 en Buenos Aires. El presidente estadounidense, Donald Trump, canceló el lunes de manera abrupta una reunión con su par ruso, Vladimir Putin, al margen de la cumbre para protestar contra Rusia por el incidente naval y mostrar su apoyo a Ucrania. En línea con otros líderes europeos que también se solidarizaron con Ucrania, la canciller alemana, Angela Merkel, afirmó que planea presionar a Putin durante el G-20 a devolver los barcos y los marineros ucranianos capturados.