Sábado 24. Junto al mar. Una señora amiga tropezó en la Peatonal Córdoba. Feo golpe. Las vallas mal puestas, los pozos mal cubiertos y el yeso cubre su brazo, algo duele la clavícula y bastante dolores corporales tiene y tuvo. No sabe cómo va a quedar la articulación.
No había llegado al hospital que ya tenía dos tarjetas, una que le alcanzó la enfermera apenas se instaló para todas las radiografías y otra ya en la ambulancia que la trasladaba. "El juicio es fácil, lo ganamos seguro, señora".
Es habitual y hasta se cree lógico que estos sujetos aparezcan. Pertenecen al ecosistema de una sociedad con alto grado de crueldad y selva.
Caranchos. "Ave de rapiña, de 50 cm de longitud, con cola generalmente pardusca y capuchón más oscuro; se alimenta de animales muertos, insectos, reptiles, etc.; ataca a los corderos y animales enfermos". En internet la información es clara. La simbología social de un ave carroñera buscando su comida en la carne herida es fácil de entender. La sociedad está herida.
No hay, al menos no conozco, estudios del Conicet sobre la vida ciudadana de los caranchos. No creo en todo lo que trae la palabra Conicet. Los últimos años aumentaron el espectro de sus investigaciones y uno no sabe si las mismas vuelven a la sociedad o se disparan hacia el hedonismo de los "trabajos publicados". En todo caso es, esa, una discusión académica en parte y sociopolítica en otra. Autonomía de Universidades y estudios superiores autónomos de la sociedad que los genera, sostiene y justifica, es la verdadera discusión del conocimiento aplicado. Aún los investigadores saben que todo economía tiene su origen y destino.
Una información aparecida junto al mar trae lo suyo. Aporta a la confusión. Un proyecto del doctor en ciencias (área biología) e investigador asistente del Conicet, Germán García, fue seleccionado entre 81 trabajos, para obtener un financiamiento estímulo de cien mil pesos. "El rol de las comunidades locales en la conservación de especies amenazadas: La gaviota de Olrog". La gaviota de Olrog o cangrejera Larus atlanticus, una especie endémica de la costa atlántica del sur de Sudamérica, actualmente listada como cercana a la amenaza debido a su acotada distribución geográfica y reducido número de individuos reproductores.
Confesión. Conozco el refrán: "aprovechate gaviota". Está la "gaviota arrasadora de los surcos" (Tarragó/Gieco, Carito) y Juan Salvador Gaviota. Ignorancia total sobre la gaviota de Olrog.
El Conicet tiene la oportunidad: Ante la mejora del hábitat, las aves carroñeras, pululando sobre hospitales y comisarías, han crecido mas que las palomas (plaga) y los gorriones (recontra plaga). Ah, si el Conicet se animase.
Razones para promocionar la caza indiscriminada del caranchus hospitalicus urbano o urbaniensis se encuentran en cada accidente.
Antecedentes existen. Ejemplos: "Análisis genéticos y comportamentales para maximizar el éxito de las reintroducciones de cardenales amarillos (Gubernatrix cristata) decomisados" de Bettina Mahler, doctora en ciencias biológicas de la Universidad de Buenos Aires. Investigadora adjunta del Conicet.
"Conservación del águila coronada (Buteogallus coronatus) en ambientes semiáridos del centro de Argentina" de José Hernán Sarasola, doctor en biología, departamento de biología vegetal y ecología, Universidad de Sevilla, director Cecara, investigador adjunto Conicet; "Determinando el área de acción efectiva del Guacamayo verde (Ara militaris) en Argentina" de Germán Marateo, licenciado de biología con orientación en zoología. Doctor en ciencias naturales de la UNL.
Se insiste: si la gaviota de Olrog, el águila coronada y el guacamayo los preocupa, el carancho de hospitales bien vale un estudio del Conicet. Lo que cuesta vale.