Ingenieros japoneses intentaban reparar un cable eléctrico que se conecta con dos reactores de la planta nuclear afectada por el sismo, en un intento por evitar una catastrófica fuga de radiación en el peor accidente nuclear desde el desastre de Chernóbil en 1986.
El peligroso y complejo desafío para alrededor de 300 trabajadores en la central Fukushima, ubicada a 240 kilómetros al norte de Tokio, ha alterado a los mercados financieros mundiales y provocado una evaluación internacional de la seguridad nuclear.
En la planta, los ingenieros intentaban restablecer un cable eléctrico hacia dos de los seis reactores para encender bombas de agua necesarias para enfriar unas varillas de combustible nuclear usado.
Trabajadores también arrojaron agua sobre el reactor número 3, considerado como uno de los que está en situación más crítica.
Si esas técnicas fallan, la última opción sería enterrar la extensa planta, de 40 años de antigJuedad, bajo arena y concreto, el método usado para sellar enormes filtraciones en Chernóbil en 1986.
Japón subió el nivel del incidente a 5 desde 4 en la escala INES de siete peldaños que evalúa la gravedad de los accidentes nucleares. Eso coloca a la situación a la par del accidente de Three Mile Island en Estados Unidos en 1979, aunque algunos expertos dicen que el panorama actual es más serio.
Chernóbil se ubicó en el nivel 7 de la escala.
La agencia de la ONU sobre energía atómica dijo que la situación en Japón no se estaba agravando pero que continuaba como “muy seria”.
La operación para evitar una fuga de radiación masiva ha opacado el aspecto humanitario de la crisis, la peor que vive Japón desde la Segunda Guerra Mundial, causada por un terremoto de magnitud 9 y un tsunami de 10 metros que arrasaron ciudades costeras y dejaron miles de muertos.
Alrededor de 6.500 personas murieron por el sismo y el tsunami y 10.300 permanecen desaparecidas. Se prevé que las cifras aumentarán.
Unas 390.000 personas, incluyendo muchos ancianos que se quedaron sin hogar, enfrentaban temperaturas gélidas en refugios en las áreas costeras del noreste.
Hay escasez de alimentos, agua, medicina y combustible para calefacción.